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Actualizado: 18/04/2024 23:36

Congreso, Partido, Oposición

El Congreso fallido

Los Lineamientos no se cumplen y el PCC se esconde del control popular

En la medida en que nos acercamos al VII Congreso del PCC, los propios militantes de base piden una postergación del Congreso durante tres meses para acceder a los documentos que regirán sus vidas y la de toda la población hasta 2030[1]. Es decir, el Congreso discutirá sus planes para la próxima generación que ahora tiene cinco años. Las generaciones anteriores no merecen atención.

La “democracia secreta” del partido es cuestionada por sus bases, pero también, por los ciudadanos de a pie. Según el órgano oficialista Cubadebate (23/02/2015)[2] se realizaría una consulta popular que ahora se cancela. Solo mil delegados tienen derecho a conocer los documentos que se aprobarán por “unanimidad” con una línea política y económica de ruptura con la realidad precisamente por no contar con ningún consenso político en una población de más de 11 millones de habitantes.

El reclamo popular tiene todo el sentido. El PCC hizo una consulta a la población para aprobar los Lineamientos hace cinco años y la población le dio un “cheque en blanco” a un supuesto gobierno de Raúl Castro más pragmático y organizado que su hermano mayor. El incumplimiento del 79 % de los Lineamientos cinco años después plantea un resultado desastroso: la incompetencia política del gobierno demuestra la imposibilidad de llegar al “socialismo próspero y sustentable” incumpliendo las inmensa mayoría de las metas que él mismo se propone. Si el descontento se midiera en un referéndum, el Gobierno de Raúl Castro sería mayoritariamente desaprobado. En una sociedad democrática perdería el poder.

Los ciudadanos de a pie y los militantes de base del Partido quieren constatar precisamente que en los documentos que se discutirán se posponen sus intereses, sus demandas y sus necesidades, por eso el Buró político del PCC es reticente a mostrarlos antes del Congreso y manipula a la población y a los asistentes al Congreso para arrebatarles por mecanismos extra políticos la unanimidad vacua y ganar otros cinco años más sin control popular.

Los mecanismos extrapolíticos son:

  • El Estado partido controla el empleo estatal y no estatal y quien no muestre anuencia política se convierte en un paria en su propia sociedad.
  • Los CDR, la policía política y el PCC zonal monitorean a los ciudadanos en sus lugares de residencia y trabajo para permitirles o no a los ciudadanos la inclusión/ exclusión social: empleo, educación y calidad de la atención médica. Los niveles de pobreza generalizada y oculta a la opinión pública que el gobierno mantiene, permite también enturbiar la relación entre el disenso y la marginación social.
  • La múltiples formas de represión al disenso: intimidaciones personales y familiares por parte de la policía política que involucra al sindicato, el partido y los CDR, lapidaciones morales, pérdida del empleo, acoso laboral, ataques físicos por supuestos “delincuentes”, son todas las preliminares para empujar al ciudadano a la disidencia abierta con represalias mayores de cárcel, golpizas, vandalismos de sus casas delante de su familia, confiscación de sus bienes, o empujarlos al exilio.

Estos mecanismos extrapolíticos son lo suficientemente disuasivos para mantener la sumisión de la ciudadanía y aprobar líneas políticas que ni siquiera entiende.

Brutalizar a la población para mantener el control político

En Cuba no hay políticos: hay funcionarios clientes que bajan la cerviz frente a los mecanismos de control político, reciben prebendas personales ocultas al escrutinio público —de acuerdo al cargo— roban al erario público en la medida de su poder discrecional y mantienen la más absoluta represión del disenso como línea de supervivencia en el cargo. Por eso las sociedades del “socialismo real” incluyendo Cuba, son las más “apolíticas” de la historia de la humanidad.

Es una política expresa para desarmar a la ciudadanía: carece de información y análisis de la realidad por tener una prensa amordazada, recibe un bombardeo de propaganda que no tiene relación con la realidad nacional y la autonomía económica y política de la sociedad civil y de cada ciudadano está demonizada y maniatada. En este escenario de monopolio de la fuerza y de la información, el PCC brutaliza a la población.

Un ejemplo de brutalización de la ciudadanía, lo tenemos en la Convocatoria al 1ero de mayo aparecida en Granma (01/04/2016), en el que se convoca a la “adoración” del Fidel Castro[3] en su noventa aniversario, un “político” que se declara incompetente en su más reciente escrito[4] y que nos convoca al “sacrificio” perenne mientras ha consumido por más de medio siglo todas “las mieles del poder” del erario público nacional.

Además, la CTC quiere homenajear fechas de “glorias” personales pasadas de la cúpula del poder que no tienen que ver ni con la mesa popular, los salarios, el transporte, la vivienda, el desabasto de agua, la electricidad, el empleo paupérrimo, el acceso a una Internet maniatada, ni con la impunidad con que la autoridad actúa en todas las instituciones contra la población, y contra el disenso. Esta es otra evidencia de la ruptura del PCC con la realidad nacional y de la naturaleza antipolítica del “partido” cubano. La única central sindical permitida no recoge ni una sola demanda de los trabajadores cubanos: los convoca al ejercicio rutinario de la doble moral, so pena de represalias de todo tipo, o es el precio a pagar para tener una mínima libertad para vivir en la obligada ilegalidad económica que impone el gobierno con su política económica.

Cuba es un estado disfuncional propio de los países que recién terminan una guerra: las instituciones no funcionan para los fines por las cuales fueron creadas y los que “dirigen” no atienden las necesidades perentorias de la población. Los funcionarios a todos los niveles desde el central al más simple empleado, tienen tres consignas para volver un calvario la vida nacional: “no hay”, “no está permitido” “no tengo respuesta que darle” No hay ningún cambio en esta línea política y esa es la estructura de la sociedad: el funcionamiento de sus instituciones. Es en este sentido que Cuba tiene un “estado fallido” y no porque no controle su territorio ni la violencia dentro de este, al contrario, es el Estado el que genera toda la violencia contra la ciudadanía por su incompetencia política.

Acostumbrados a no rendir cuentas y a mantener en secreto políticas que se toman de espaldas a los ciudadanos y que sistemáticamente se incumplen, el próximo Congreso se anuncia fallido, con grandes metas para dentro de 15 años como si fuera una novela de ciencia ficción. No ocuparse del presente, es la consigna del expresidente cubano Fidel Castro[5], que permea a toda la nomenclatura en el poder: Los intereses y necesidades de los ciudadanos son insignificantes frente a “la Historia” y los antipolíticos funcionarios cubanos están interesados en seguir apropiándose del erario público sin rendir cuentas y con total opacidad, proponiendo planes inviables como lo demuestra el incumplimiento de los Lineamientos.


© cubaencuentro

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