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Actualizado: 18/04/2024 23:36

«Terror in Havana - Fear en Washington»

Los Castro vivos no fueron temerarios al poner en práctica el plan del Castro muerto. Tienen a Trump cogido por el cuello, ya que las armas sónicas fueron desarrolladas con tecnología rusa

Los ataques terroristas contra diplomáticos americanos en La Habana obedecieron a un plan de Fidel Castro, quien encargó su ejecución post-mortem al coronel Alejandro Castro Espín. Detrás de la fachada de la Comisión de Defensa y Seguridad, este hijo de Raúl Castro ejerce dos jefaturas encubiertas: del Gobierno, al almorzar cada domingo con su padre, como reveló Juan Juan Almeida [1], y de los Escuadrones de la Muerte, como puso al desnudo Guillermo Fariñas al descubrir y denunciar el plan para asesinarlo que Castro Espín elaboró y el exespía René González debió llevar a cabo [2], pero fracasó al interceder el Parlamento Europeo.

Aquellos ataques encajan perfectamente en la definición legal de terrorismo vigente en USA desde 1983: “Violencia premeditada y con motivos políticos perpetrada contra objetivos civiles por grupos subnacionales o agentes clandestinos, generalmente con la intención de influenciar a un público determinado” [3].

Violencia premeditada

Atacar a los americanos con armas sónicas sólo puede derivarse de planificación cuidadosa y frío cálculo. Ambas señas son propias de la personalidad de Fidel Castro, quien lo mismo manda a matar al indefenso presidente Kennedy, sin dejar rastro, que a matar a Oswaldo Payá dejando vivo a un testigo de valentía sobrecogedora.

Ataques tan insólitos como inéditos suponen también larga y paciente gestión de investigación y desarrollo. Los primeros pasos se dieron en el presidio político histórico. Así lo acreditó Luis Zúñiga, quien confirmó también la pérdida temporal de la memoria como uno de los efectos más agudos del empleo castrista del sonido. Después de su excarcelación en 1988, Zúñiga se pasó casi tres décadas sin acordarse de que había sido torturado con “sonidos estridentes” como de “radio de onda corta cuando no está sintonizado” [4].

Entretanto Fidel Castro perfeccionó los instrumentos de tortura para convertirlos en armas de asalto y dejó atrás al complejo industrial-militar yanqui, que hace rato viene experimentando con medios de guerra acústica y nada más que ha conseguido unos cacharros empleados por la policía para dispersar manifestaciones [5].

Con motivos políticos

Dejar sordos a ciertos americanos dentro de la Isla se suma a la larga serie histórica de ataques de Cuba contra funcionarios de once administraciones americanas por todo el mundo, incluso dentro del territorio de EEUU, pero es apenas la punta del iceberg.

El arma sónica es parte del plan maestro que, según cable de AFP, Castro anunció al descaro en Teherán: “El régimen norteamericano es débil y nosotros lo vemos de cerca, Puedo asegurarles que no tenemos miedo a ese país. Los pueblos y los gobiernos de Cuba y de Irán pueden poner de rodillas a Estados Unidos” [6].

Ese plan tiene como como eslogan secreto “Te lo prometió Fidel y Alejandro te lo cumplió”, pero va más allá de contrarrestar “el riesgo de un infarto al escuchar estas palabras del presidente de Estados Unidos [Obama]: Es hora ya de olvidarnos del pasado [para ver] qué podemos hacer juntos como amigos, como familia, como vecinos, juntos” [7].

Fidel Castro tenía que dejar claro que el pasado no se olvida y en consecuencia veintipico americanos tenían que quedarse sordos, sobre todo oficiales de la CIA disfrazados de diplomáticos [8]. La contrainteligencia castrista había detectado ya que estaban dando oreja a las estaciones de inteligencia de señales (SIGNINT) chinas en Bejucal y Santiago de Cuba. Dejarlos hacer entorpecería más adelante a la base de espionaje electrónico en Lourdes, que los rusos están a punto de reactivar. Y estos tres puntos tienen que suministrar intel a Kim Jong-un e interferir los sistemas de defensa anti-misil de USA para que cohetes intercontinentales norcoreanos, fabricados con ayuda de Irán, lleguen sin problemas a territorio americano y USA tenga que ponerse de rodillas.

Contra objetivos civiles

Han sido víctimas de esta cobarde agresión terrorista no solo diplomáticos americanos y sus familiares, sino también turistas americanos en los hoteles Capri y Nacional. El daño colateral a uno o dos canadienses trajo su causa de haberse empleado un arma sónica que Fidel Castro mandó a preparar contra Ted Cruz, por si acaso salía presidente, y aún conservaba el dato de su lugar de nacimiento (Hospital General de Foothills, en Calgary, provincia de Alberta, Canadá). Sin embargo, la víctima primordial es, como acertadamente ha precisado un analista, la familia cubana, que tendrá que continuar dividida por culpa de Alejandro Castro Espín.

Por grupos subnacionales o agentes clandestinos

Ahí radica el quid del ataque. Alejandro Castro Espín es el líder del subgrupo antipatriótico que a toda costa busca mantener divida la familia y la nación cubanas. Se cae de la mata que los agentes que empuñaron las armas sónicas son clandestinos y aunque sean del G-2, o quizás por eso mismo, están ligados al servicio de inteligencia ruso (SVR), que reporta directamente a Putin. La Casa Blanca no puede tomar entonces duras represalias, porque la SVR se encargaría de cortar, con pruebas fehacientes, el hilito del que está colgando el impeachment de Trump por colusión con Putin que despojó a Hilaria Clinton de su segura victoria electoral.

Con intención de influenciar a un público determinado

Al premeditar su plan políticamente motivado de agresión terrorista contra civiles perpetrada por agentes suyos, Fidel Castro tuvo la intención de influenciar sobre la izquierda mundial, sobre todo la izquierda latinoamericana, que ahora ve cómo Cuba deja sordos a diplomáticos y turistas estadounidenses sin más consecuencias que la contracción mutua de las embajadas. Esto ni siquiera afecta la labor de espionaje castrista dentro de USA que, como el propio Fidel Castro aclaró hace tiempo, se concentra en la misión cubana ante Naciones Unidas [9].

El Castro muerto dejó bien planificadas estas acciones terroristas para demostrar al mundo que no especulaba al soltar: “No necesitamos que el imperio nos regale nada”. Que se queden sordos los agentes de la CIA junto con los diplomáticos y turistas que se interpusieron en el camino del sonido. Que se rompan las relaciones si Washington quiere. Cuba seguirá de frente y luchando contra el imperio. Al empeorar las relaciones con USA, Cuba se recicla como faro de América, amén de quitarse de arriba la afluencia de turistas americanos, quienes como los cubanos residentes en el exterior actúan como embajadores de la libertad y la democracia.

Buchipluma namá

Washington se aterrorizó tanto con las armas sónicas que redujo su presencia diplomática en Cuba a personal de emergencia, para evitar más lesionados, y no compartió información con las autoridades cubanas para asegurar que no cayeran en manos de “gente mala”. Así lo dijo Heather Nauert, vocera del Departamento de Estado [10], para dejar claro que la agresión vino de Cuba, pero enseguida puso el pañito caliente de que Washington suele “guardarse mucha información” cuando tiene investigación abierta. De esto último tiene plena constancia la opinión pública, al filo de las diligencias sobre la colusión Trump-Putin, la intromisión del Kremlin en las redes informáticas de USA y otras investigaciones en curso.

Washington negó a las autoridades cubanas el acceso a los cuerpos del delito y el intercambio con expertos tras darse cuenta de que, mientras Raúl Castro posaba de perplejo ante el encargado de negocios Jeffrey DeLaurentis y dejaba entrar a los agentes especiales de USA con sus equipos para investigar en el terreno, su hijo Alejandro Castro Espín filtraba información a troche y moche a la prensa estadounidense.

Tras avisar el 7 de febrero a Raúl qué estaba pasando, Washington se vio obligado a levantar la paloma con la expulsión —el 9 de agosto— de dos diplomáticos cubanos, para evitar que La Habana se embullara demasiado con la cobardía de la administración Trump y empezara a repartir armas sónicas entre gobiernos hostiles a USA que todavía tienen embajada americana e incluso entre los grupos de solidaridad con Castro que operan por todo el mundo. De ahí que el Departamento de Estado enfatizara que Cuba no cuidaba bien al personal diplomático de USA, en vez de condenar los ataques sónicos como acciones terroristas.

Desde la fase de planificación, los tres Castro —Fidel, Raúl y Alejandro— sabían que la duodécima administración americana sería como las once anteriores. No se atrevería a emprender las acciones militares de cajón que corresponden como represalia contra ataques terroristas. Y así tenemos hoy que mientras un patriota de la estirpe de Maceo, como Antúnez, y otros muchos de la estirpe de Martí piden cerrar las embajadas [11], la administración Trump sólo atina a reducir el personal, tuitear que bad things están pasando en La Habana y tachar en la ONU al régimen castrista de “desestabilizador” sin actuar hasta las últimas consecuencias, como bien ha predicado Fariñas.

Qué va gallo, qué va

El senador Marco Rubio hizo el ridículo en “Face the Nation” (CBS) al declarar: “Es ridículo pensar que el Gobierno cubano no sabe nada de los ataques acústicos” [12]. Alejandro Castro Espín quedaría entonces acorralado: si no mandó a sus comandos a atacar con armas sónicas a los americanos, como es evidente, dejó que terceros procedieran a la agresión terrorista.

La declaración de guerra de Estados Unidos contra el terrorismo [13] sienta el deber de perseguir “a las naciones que proporcionen ayuda o refugio al terrorismo. Todas las naciones en todas las regiones deben tomar ahora una decisión: o están con nosotros o están con los terroristas”. Aquí se aflojan las patas. Rubio llega nada más que a vocear el cierre de las embajadas. No se atreve a pedir acciones militares, para las cuales hay muchos cubanos de afuera dispuestos, como puede apreciarse en los foros de Internet.

Hasta la Fundación [Nacional Americana] por los Derechos Humanos en Cuba (FHRC) ha exigido, como bien corresponde a su misión social, “remover inmediatamente de sus cargos por ineptos al coronel Alejandro Castro Espín, al ministro del Interior y al jefe de la Dirección de Seguridad de las Representaciones Diplomáticas”. Así se refleja fundacionalmente la disposición del Dr. Juan Antonio Blanco y del resto de la junta directiva de la FHRC, a desembarcar en Cuba para remover a ese trío, pues todos sabemos que sólo así podría cumplirse tal exigencia.

Coda

Los Castro vivos no fueron temerarios al poner en práctica el plan del Castro muerto. Tienen a Trump cogido por el cuello, ya que las armas sónicas fueron desarrolladas con tecnología rusa. Y saben bien que cada vez que un inquilino de la Casa Blanca se ha tirado contra la sangrienta dictadura castrista, han terminado admitiendo, como declaró Everett Howard Hunt, que “we didn’t have the cojones (sic) to follow through” [14].

Notas

[1] “Comisión de Defensa y Seguridad Nacional, corporación de Alejandro Castro”, Martí Noticias, 16 de noviembre de 2015.

[2] “Guillermo Fariñas responsabiliza a falsos opositores con su muerte”, FANTU, 27 de julio de 2016.

[3] Código Federal, Título 22, Sección 2656f(d).

[4] “Denuncian que el gobierno cubano utilizó ‘ataques acústicos’ como métodos de tortura en el pasado”, El Nuevo Herald, 24 de agosto de 2017.

[5] Vid.: Daria Vaisman, “The Acoustics of War”, Cabinet, Número 5, Invierno 2001/02.

[6] Reproducido en Cubanet, 10 de mayo de 2001.

[7] “El hermano Obama”, Granma, 28 de marzo de 2016.

[8] “US intelligence agents most severely affected by Cuba sonic attacks”, The New York Post, 2 de octubre de 2017.

[9] Al clausurar el II Festival Internacional del Habano, el 4 de marzo de 2000, Castro subrayó que había dado “órdenes terminantes de no realizar inteligencia en nuestra sección de intereses” para sostener la arbitrariedad con que Washington había expulsado al vice-cónsul cubano José Imperatori por espionaje.

[10] “EEUU se defiende por no compartir con Cuba información sobre ataques sónicos”, El Nuevo Herald, 4 de octubre de 2017.

[11] “Exilio cubano pide a Trump que cierre la Embajada en La Habana”, Diario las Américas, 26 de septiembre de 2017.

[12] En Diario de Cuba, 1ro de octubre de 2017.

[13] Discurso de Bushito en el Capitolio, 21 de septiembre de 2001.

[14] “Plotter of Bay of Pigs, Watergate conspirator: ‘File and forget’ Castro”, The Miami Herald, 28 de marzo de 2001. Hunt actuó como enlace de la CIA con el gobierno en el exilio que sería establecido provisionalmente en Cuba tras la victoria de Girón, pero ni siquiera pudo tocar tierra por la traición del presidente Kennedy.

© cubaencuentro

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