Actualizado: 28/03/2024 20:04
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China, Cambios, Raúl Castro

¿Qué busca Raúl Castro en China y Vietnam?

En la Isla muchas personas tienen la esperanza de que los chinos y los vietnamitas, exitosos en sus cambios económicos, convenzan a quien o quienes frenan las reformas cubanas

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Reticente viajero, Raúl Castro, se lanzó hacia China y Vietnam el 1 de julio para procurar un mayor salvavidas económico como anticipo a la sesión de la Asamblea Nacional del Poder Popular convocada para el día 23 y el emblemático acto por el aniversario del Asalto al Cuartel Moncada el 26. La extemporánea Reflexión de Fidel Castro, el 1 de junio, contra Deng Xiaoping, 15 años después de su muerte, pudo haber sido una provocación para interferir en la molesta influencia de los cambios para establecer el “socialismo-capitalista” o socialismo de mercado, durante la programada pero aún no publicitada visita. No contó con la paciencia china, cuyos dirigentes, conocedores de esa característica suya, priorizaron los objetivos superiores que vienen tejiendo desde hace años. El actual Presidente cubano había visitado China en 1997 y 2005, antes de su toma de posesión.

Cuba tiene ante todo valor simbólico. Las relaciones diplomáticas se establecieron el 28 de septiembre de 1960, cuando la joven revolución cubana reconoció a la aislada China comunista. Poco se habló después desde la Habana de aquel estrepitoso inicio con la gran exposición en el Museo Nacional de Bellas Artes y la venta en las tiendas de bellos biombos de madera tallada, lámparas tradicionales y adornos de piedra, nada funcionales para mitigar la escasez de productos esenciales de la primera gran crisis, augurio de nuestro eterno Período Especial en Tiempos de Paz. También entonces Fidel Castro tronó contra Mao Tse Tung al alinearse junto a la Unión Soviética, proveedora per secula seculorum, al menos eso parecía entonces en ese mundo de ideas que a veces se ha llamado su utopía, cuando construiríamos el comunismo al unísono con el socialismo, singular aporte del castrismo.

Paradójicamente en Cuba, donde la originalidad se enarbola como esencia de la cubanidad, muchísimas personas tienen la esperanza de que los chinos y los vietnamitas, exitosos en sus cambios económicos, convenzan a quien o quienes frenan las reformas cubanas, aunque aquí se recele por defender la unicidad. Durante demasiados años el orgullo nacional se ha mancillado por la onerosa dependencia del imperio ruso y el llanero venezolano. Si de ellos no quedan huellas culturales, ni siquiera el arroz frito chino o la ensalada de fruta bomba (papaya) verde vietnamita pueden elaborarse, pues faltan o son muy caros los ingredientes para las más elementales comidas de pobres.

Sin embargo, el impulso para saltar hacia lo ignoto, sobre las fauces del cocodrilo voraz acechante, lo podría dar la imposibilidad de encontrar nuevos benefactores, que sostengan los caprichos y la incompetencia. Los petrodólares son cada día más escasos para continuar dilapidando en Caracas; la Cumbre Río+20, mostró la soledad de Raúl Castro, únicamente con los personajes más sórdidos y sus pares deL ALBA; sutiles valladares surgieron por los compromisos contraídos al lograr los “éxitos” de integrarse a los mecanismos regionales y supuestamente desafiar a Estados Unidos con la CELAC y durante la Cumbre de las Américas; la crisis económica internacional afecta a todos, de manera que las relaciones se basan en los beneficios económicos y comerciales de las empresas, y si el Estado es fiador, por supuesto demanda seguridades de retorno.

El Presidente cubano ha sido visitado en La Habana por los altos dirigentes chinos, entre ellos sobresalió, en junio del pasado año, el vicepresidente Xi Jinping, quien se espera ocupe los más elevados cargos en los próximos meses. También ha enviado sus emisarios, más recientemente el vicepresidente Marino Murillo, en febrero de este año. En esas oportunidades, se han suscrito muchos acuerdos económicos y comerciales, que comprenden asistencia en agricultura, transportes, turismo, biotecnológica, desarrollo energético, telecomunicaciones (mayor control a Internet) y créditos estatales. China es el segundo socio comercial después de Venezuela, con un intercambio que creció de 670,4 millones en 2004 a 1,9 mil millones de dólares en 2010, según los anuarios estadísticos de Cuba.

En cuanto a Vietnam, Nguyen Phu Trong, secretario general del Partido Comunista, fue agasajado en abril pasado. El comercio ascendió a 269 millones de dólares en 2010 y ese pais es el principal suminstrador de arroz, que en ocasiones ha donado en pequeñas cantidades.

Los dirigentes cubanos tienen que decidir si mantienen el poder sobre un país ruinoso, donde apenas se produce azúcar, la malanga es una vianda exótica, el anón y la chirimoya son frutas en extinción, y se hacen ingentes esfuerzos por recuperar la producción de frijoles, pero la moringa nos sobrealimentará; envejecido como ellos mismos y hasta amenazado por enfermedades como el cólera, desterrada desde hacía más de siglo y medio, en la “gran potencia sanitaria”, para vergüenza propia y de sus hijos, o si dejan hacer “a lo cubano, a los cubanos” para salvar lo que queda de patria.


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