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Blogueros, Internet, Represión

¿Qué pasaría si los blogueros oficialistas cubanos defendieran al socialismo?

Si Elaine quisiera defender el socialismo, tendría que argumentar en su blog a favor de una genuina socialización del poder, que es finalmente la esencia del socialismo

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No figura en mis preferencias analizar los textos de los pregoneros oficialistas cubanos que pululan en la blogosfera, pues francamente siento que, como decía Marx, se colocan por debajo de la crítica. Siempre sucede con los extremistas de todas las aceras: son necios hasta el hastío. Y no hay manera de criticar la necedad. Menos aún cuando los necios se muestran orgullosos de su condición.

Pero ahora resulta que navegando llego a un blog llamado “la isla desconocida” (¡pobre Saramago!) y me encuentro con un artículo enervante a cargo de un conmilitón de la blogosfera gubernamental cubana denominado Enrique Ubieta. Es un escritor tedioso, fanfarrón, cuyo pésimo castellano golpea con insistencia arrítmica todas las teclas del sentido común. Nunca lo leo y solo llegué allí siguiendo otro rastro, casi de casualidad. Y si me detuve en su blog fue porque encontré algo interesante que obviamente no tiene que ver con Ubieta.

La historia es como sigue: hace unos días CE publicó una entrevista en dos partes realizada por Luis Manuel García al profesor Ted Henken. Un buen regalo por parte de ambos. Ted no es solamente un acucioso investigador —ahora inmerso en el apasionante tema de la blogosfera cubana— sino también un activista intelectual, y desde su cátedra neoyorkina ha promovido encuentros y debates apasionantes sobre la Isla, que han incluido a personas de posiciones diversas. Y su blog refleja esta loable inclinación. Las declaraciones de Henken en su entrevista dan cuenta de su interés académico por la diversidad, y ofrece un paseo —al menos para mi, inédito— por el embrollado laberinto de este mundo que cada vez más es parte inseparable de nuestras vidas cotidianas y de la actividad pública mundial.

Ted Henken ha sido tan exitoso que el Gobierno cubano lo expulsó y le advirtió que no le iba a permitir nuevas visitas a la Isla. Yo lo felicito. De ahí probablemente el ataque de Ubieta a Ted, como buscando una trinchera donde demostrar su combatividad de condotiero insustancial. La respuesta de Ubieta es lo mismo de siempre. Tras insultar a Ted de muchas maneras —le dice maniobrero divisionista, auspiciador de blogs contrarrevolucionarios, ensalzador de pandillas— nos confiesa que él vive la misma vida de los “cubanos de a pie”. Lo cual me apena, porque indica que a pesar de sus desvelos, este eterno mozalbete no ha sido aún incluido en la nomina de los libelistas que reciben sus mesadas/CUC. Y que ya se le acabó el dinero restante de sus viáticos cuando recorrió España de la mano de los comités estalinistas de amigos de Cuba jurando que Zapata era un delincuente común con tendencias esquizofrénicas.

La novedad estaba en un comentario, de una joven llamada Elaine que posee un blog propio, e inobjetablemente más inteligente que Ubieta, lo cual no requiere esfuerzos adicionales. Les recomiendo el comentario. Elaine defiende tibiamente a Ted y luego pasa a criticar un hecho ciertamente inconveniente: que algunas embajadas ofrezcan lugar y servicios a los blogueros opositores para trabajar. No es una situación deseable, pero al final se inscribe dentro del morbo que genera la situación en Cuba, donde hay un estado que niega el acceso de la gente a Internet, no permite la oposición organizada y resulta tan débil y frágil que tiene que mantener en permanente hostigamiento a un grupo de disidentes para garantizar su propia estabilidad. Los blogueros no oficiales tienen que buscar quien les permita acceder a Internet, y, o lo hacen pagando en los hoteles por una hora de servicio lento y perezoso (como el ingenio de Ubieta) o lo buscan en las instituciones que les dan el servicio gratis: según Elaine/Ubieta, algunas embajadas en La Habana. Si la oposición fuera legal esto no fuera un problema, o al menos no fuera un problema diferente a los vínculos que mantienen las embajadas cubanas con sectores afines de la izquierda en todo el mundo.

La pregunta clave es, según Elaine, si esas embajadas (Oficina de Intereses incluida) le permitirían tiempo de máquina “para escribir mis posts, e incluso otros, donde apoye al socialismo en Cuba”. Una pregunta interesante, para la cual no tengo respuesta.

Pero vale la pena tratar de responderla haciendo un ejercicio. Si Elaine quisiera defender el socialismo, tendría que argumentar en su blog a favor de una genuina socialización del poder, que es finalmente la esencia del socialismo. Tendría que abogar por un sistema con formas diferentes de propiedad, donde exista un vigoroso sector de economía asociativa, y donde las propiedades privada y estatal se beneficien con formas de participación, cogestión o autogestión que hagan transparente la actividad empresarial en beneficio del bien común y de una relación amistosa con el medio ambiente. También de un sistema social equitativo, que premie sustancialmente el mérito y donde el Estado asuma como deberes los derechos de las personas comunes. Pero que no distribuya miseria, sino efectivamente riqueza. De un sistema político de democracia pluralista, elecciones y prensa libres y pleno respeto a los derechos civiles y políticos de los ciudadanos. Un sistema democrático participativo donde la gente tenga derecho no solo a opinar, sino a exigir ser tomada en cuenta. Debe, finalmente, abogar por un sistema alternativo que, según Marx, tendría que ser “…una asociación en que el libre desenvolvimiento de cada uno será la condición del libre desenvolvimiento de todos”.

Y si Elaine quiere defender así el socialismo para Cuba, no tiene otra opción que denunciar el estado de cosas existente en la Isla: una economía decadente que arrastra a la bancarrota a los servicios sociales básicos, una clase política parasitaria en cuyo seno ya se incuba la burguesía emergente del futuro capitalismo cubano y un régimen político autoritario que priva a la gente de casi todos sus derechos políticos y civiles. Debe denunciar que los cubanos no pueden viajar libremente, ni regresar a su país como lo hacen los ciudadanos de cualquier otro lugar. Debe atacar con dureza a quienes privan de libertad a los que piensan diferente, tal y como lo hizo una comunista polaca/alemana respecto a los bolcheviques antes de ser asesinada, justamente por ser comunista. Debe oponerse con vigor al colectivismo ramplón que disuelve las individualidades en un concepto de “pueblo” que luego es absorbido por un partido —uno solo—, y el partido por una élite octogenaria y corrupta. Debe, como mínimo, preguntarse por qué la gente se va de Cuba y por qué la población no crece en la Isla.

Y si Elaine hace eso realmente, es decir, si aboga por un sistema socialista en Cuba, creo que no va a tener más remedio que tocar a la puerta de la embajada de Holanda para que la dejen usar Internet.


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