Actualizado: 25/04/2024 19:17
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Política

Habla Eliécer Ávila

El estudiante de la UCI que interpeló a Alarcón, en exclusiva con CUBAENCUENTRO.com: «Administran nuestra riqueza, toman las decisiones por nosotros»

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Por suerte, cuando en diferentes espacios han tratado de introducir criterios desfavorables a mi persona, siempre han sido rechazados por los estudiantes, incluso, por otros profesores, fundamentalmente jóvenes con ideas coincidentes con las de este ingenuo que expresó sus criterios en el lugar equivocado.

A propósito, ¿qué opinión tienes de las respuestas dadas por el presidente del Parlamento a las interrogantes de ustedes?

Respeto su opinión y la de cualquier otro ciudadano. Muchos me han dicho que no dijo nada en concreto. A mí no me parece así, sólo que él ve las cosas desde otra perspectiva. Yo no tengo la oportunidad que él tiene de acceder a muchísima información de primera mano, contar con asesores o reunirme con los más entendidos. Pero él y muchos otros no tienen la oportunidad que yo tengo de estar diariamente en la calle, con la gente; así es que es discutible el hecho de quién está más actualizado.

En mi opinión, observar con atención la vida cotidiana, es la mejor escuela política. De cualquier forma respeto sus argumentos y jamás permitiría que alguien pretendiera usarme para ridiculizarlo, ni a él ni a nadie.

Tengo entendido que tú le escribiste…

Los cuatro que intervinimos aquel día lo hicimos, por si se había sentido mal. Si la dirección de la UCI le hizo llegar nuestras cartas, vería que en mi caso lo invitaba a proseguir el debate revolucionario, con más tiempo, y sin publicidad alguna.

¿Recibiste alguna respuesta?

No.

Luego de tantos monólogos, ¿cuál fue tu objetivo al interpelar la presidente del Parlamento y cuál es tu postura en este momento?

Es cierto lo de los monólogos. Eso trae consigo que la gente no se sienta interesada por las ideas que sólo son informadas, o en el mejor de los casos explicadas. Creo que se impone el debate, que cada cual sienta que aporta a la construcción de la realidad.

En todas las universidades existen y son conocidos los estudiantes decididos, emprendedores, realistas; constituyen verdaderos líderes de pensamiento y acción, pero casi nunca resultan electos para ir a los congresos, no porque sus compañeros no los quieran, sino porque se busca y se encuentra la manera de que queden fuera de las boletas, que se confeccionan sólo con la aprobación de diferentes "factores" a los que debes agradar.

Pero hace muchos años que los espacios en que un grupo de jóvenes debían intercambiar criterios, en presencia de un dirigente de primer nivel, se han convertido en lugares más formales que reales. Las consignas conocidas de antemano y las frases hechas son ejemplo de que en esos congresos no están todos los que debían estar. Conociendo esto, las oportunidades que la vida le pone a uno delante hay que aprovecharlas.

Y en esta oportunidad, te empleaste a fondo.

Sí, pero no para ganar protagonismo, sino para trasmitir la esencia del pensamiento de mis compañeros, de mis vecinos, de la gente en general. Esa es mi postura: mantener una actitud consecuente.

En el VII Congreso de la Federación de Estudiantes Universitarios, un alto dirigente de ella dijo que la FEU debe convertirse cada día más en una FEU del pueblo. Creo que debió decir que la FEU debía volver a ser de pueblo, porque desde su creación lo fue, y el pueblo siempre vio en ella la esperanza, la vanguardia, la revolución en su expresión más viva. Así que si alguien pretendió robársela al pueblo en algún momento, es tiempo de devolverla. Hay que empezar poniéndose la camisa al codo y hundir las manos en la masa para levantarla con la levadura de nuestro sudor, como decía Martí.

¿Cuánta vocación sientes por el arte de la política?

Su pregunta me recuerda las palabras de mi papá, cuando me enseñaba a manejar el tractor. Según él, mover el timón, acelerar o frenar puede hacerlo cualquiera, pero dominar el arte de manejar es mucho más complejo y bello. Y en la política suele ocurrir como en la carretera: a menudo los que manejan un camión grande se creen dueños de la vía, no respetan el derecho ajeno, porque saben que si se meten con ellos, el que lo haga saldrá muy mal parado. Y algo así, como con algunos choferes de grandes camiones, ocurre con algunos políticos. En cuanto a vocación política, siento inclinación por aquella que está al servicio del pueblo y ningún aprecio por la que hace del pueblo su servidor.

En su concepto de revolución, entre otras consideraciones éticas, Fidel Castro dice que "revolución es cambiar todo lo que debe ser cambiado", pero, ¿cuánto apego a ese concepto consideras que hay en quienes lo repiten constantemente sin bajarse de sus automóviles, mientras casi toda Cuba va a pie, en bicicletas destartaladas o en camiones de ganado?

En mi opinión, un presidente, un ministro o cualquier otro dirigente, debe ser un ciudadano más a los efectos legales y reales. Pero en Cuba favorecemos el endiosamiento de los máximos dirigentes, de manera que con el tiempo sólo es verdad lo que sale de sus bocas, haciendo que sus ideas, a veces erróneas, se ejecuten sin ser sometidas a ningún análisis práctico y menos crítico.

En las altas esferas del gobierno tenemos hombres que nunca han vivido un solo día como ciudadanos cubanos de a pie; nunca han vivido la experiencia reveladora de hacer una prolongada cola para comprar un picadillo de soya, a veces maloliente, ni han viajado durante horas en uno de esos camiones que usted menciona; tampoco se han acostado con hambre, en fin, la lista de las cosas que no conocen o que no constituyen problemas en sus vidas es infinita.

Pero hablan de sacrificios y actos de heroísmo…

Algunos de ellos se sacrificaron unos años, otros unos meses, otros nunca; pero el tiempo que han vivido en condiciones completamente diferentes a las del pueblo es infinitamente mayor. Quizás eso los ha alejado de nuestra realidad, quizás por eso saben tanto del panorama internacional y de los conflictos mundiales. Están mucho más cerca de eso que de la realidad cubana.

Según las estadísticas, en Cuba no hay pobreza, y para muchos la realidad son sus estadísticas.

La pobreza y el hambre sí existen aquí, y el que diga que no, que venga conmigo. Cámara en mano lo invito a visitar algunos lugares, algunas familias; son barrios, territorios, que lógicamente nunca serán visitados por esos dirigentes que usted menciona; a ellos no les gusta ver cosas desagradables, ellos necesitan salud para sus ojos.

Tengo entendido que Cuba tiene cooperantes médicos y de educación en más de noventa países.

Deben sentirse muy seguros los ciudadanos de los países latinoamericanos y del resto del mundo al conocer del desvelo de los dirigentes cubanos por solucionar sus problemas. Quizás, tendremos los cubanos que esperar que los dirigentes de esos países comiencen a preocuparse por los nuestros.


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Eliécer Ávila (dcha.), estudiante de la Universidad de Ciencias Informáticas, durante la entrevista en Puerto Padre, Las Tunas.

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