| Evas, el sexo y otras yerbas |
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| El verano se acaba, la prostitución se ha convertido en un mal endémico y Cuba en la capital del sexo en el Caribe. |
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| por HéCTOR MASEDA |
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El verano, a punto de concluir, ha confirmado un hecho ya irrebatible: La Habana es una fuerte candidata para convertirse en la capital caribeña del turismo sexual, a pesar de las múltiples campañas desinformativas lanzadas por las autoridades en un vano intento de ocultar esta realidad.
El aumento del turismo internacional en esta ciudad trae aparejado el incremento de sexo joven y barato. Para nadie es un secreto que en muchos rincones del planeta disfrutar de la compañía y los favores de una doncella agraciada requiere una sustancial inversión monetaria del cliente, en la mayoría de los casos no inferior a los 100 dólares por noche. Sin embargo, este mismo servicio en Cuba, supone una erogación cuya cuantía es diez veces menor y, en ocasiones, más barata aún.
El teatro de operaciones es diverso: hoteles exclusivos para extranjeros, con categoría de cuatro y cinco estrellas, discotecas, cabarets, clubes nocturnos y puntos céntricos, por sólo mencionar los lugares más concurridos. Todos mantienen sus ofertas en divisas y se encuentran ubicados en áreas importantes de los municipios metropolitanos de la Habana Vieja, Centro Habana, Plaza de la Revolución, Playa y Habana del Este.
Un número apreciable de forasteros frecuenta los sitios de reunión gay. Tomemos como ejemplo la cafetería de la FIAT, en el Malecón; los parques Central y Fuente de la India, la populosa esquina de 23 y G, el boulevard de Obispo, los comercios al aire libre de Monte y Cienfuegos, próximos al Capitolio Nacional. Estos lugares gozan de prestigio como centros de comercio sexual.
En cualquier caso, pasada la medianoche, los vínculos previos y las relaciones ulteriores se multiplican en las referidas zonas hasta que el nuevo amanecer los sorprende y hace que las criaturas nocturnas, cansadas del placer vivido, se retiren a descansar hasta la próxima jornada.
La administración de Castro se esfuerza por negar esta verdad que, día a día y sin grandes esfuerzos, gana en extensión e influencias. De este modo quedan desterrados los valores cívicos que aún existen en la tan afectada sociedad cubana.
"Detenciones masivas en los centros de recreación, hoteles, parques y cafeterías —indica una fuente confiable que prefirió no ser identificada—, fueron el resultado de operativos policiales contra las muchachas dedicadas a la más antigua de las profesiones. Villa Delicias es uno de los centros de reclusión utilizados por el régimen donde se internan a estas desgraciadas víctimas durante cinco años, quienes además son obligadas a trabajar en la agricultura diariamente sin la alimentación adecuada. El Estado mantiene en secreto el número de chicas que tiene sometidas a este régimen. Tampoco informa las cifras de las que en el país ejercen ese oficio".
Es alarmante la edad promedio de las adolescentes que buscan en este comercio desenfrenado y cruel, el sustento diario de ellas y sus familias.
"Niñas entre los 12 y 15 años —señala un padre— inundan las principales avenidas y centros turísticos de la capital. Algunas de ellas, como es el caso de Marisleydis, de 18 años y vecina mía, dejan en sus hogares a los niños pequeños. La edad promedio de las jóvenes que se dedican a estos menesteres oscila entre los 16 y 17 años. Y lo peor es que no encontramos los padres la forma de detener esa pérdida de valores morales".
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