Actualizado: 25/04/2024 19:17
cubaencuentro.com cuba encuentro
| Cuba

Sociedad

Otro año perdido

Raúl Castro cumple un año al frente del gobierno 'interino' sin mejorar la interminable relatoría de angustias ciudadanas.

Enviar Imprimir

Pasado ya casi el séptimo mes del año, a punto de arribar al primer aniversario de que Fidel Castro delegara poderes en su hermano Raúl, los cubanos siguen con algunas preguntas a flor de labios: ¿y la economía qué?, ¿y el tan cacareado bienestar para cuándo?, ¿y los frijoles, que dicen son más importantes que los cañones, dónde están?

Hay otras, tantas, que haría interminable la relatoría de todas las angustias que a fin de cuentas, con Fidel o con Raúl, no han tenido y al parecer no tendrán pronta solución.

No hace mucho las agencias de prensa dejaron caer, como gotero en ojo malo, una retahíla de noticias que quitaban el resuello al menos escéptico de los mortales: la cosecha de papa este año ha sido un fracaso total, naufragaron las perspectivas de mejoría en la industria azucarera, y los pequeños agricultores responsabilizan al Estado y la falta de recursos que este propicia por la baja producción de viandas, granos, cárnicos y hortalizas.

Las calamidades no terminan ahí. Este año las autoridades del turismo se han visto en la obligación de desembolsar inversiones millonarias para paliar su decrecimiento. Los planes hablan de tímidas rebajas a algunos paquetes y productos, más habitaciones, ofertas más atractivas, reparación y señalización de carreteras y remodelación de terminales aéreas, además de la creación de campos de golf, marinas para yates y hasta parques temáticos.

Sin embargo, no refieren, al menos no lo hacen públicamente, que muchos visitantes se quejan de que la Isla se convirtió en un destino demasiado caro tras el impuesto decretado al dólar —las casas de cambio entregan 80 CUC por cada 100 dólares— y protestan por la mala calidad del servicio en relación con los precios.

Rosario de inclemencias

Uno de los principales renglones exportables del país, el tabaco, anunció también su merma productiva. A pesar de alegar que la hoja tendrá ahora más calidad, la verdad es que los planes de cumplimiento caerán un 12% este año. Esto podría incidir muy negativamente, además, en la disponibilidad para la demanda interna, resentida por el desabastecimiento periódico que sufren las entidades comercializadoras y la baja calidad del producto que llega al fumador cubano. Paradojas de la empresa socialista que se autoproclama la más humana de todas sobre la tierra.

El petróleo no escapa a este rosario de inclemencias. Con todo y la muy "generosa" mano que tiende Hugo Chávez, se dice que el crudo podría poner en peligro la estabilidad de la denominada "revolución energética", pues se anunció que la remodelación de la refinería de Cienfuegos no finalizará a tiempo.

O sea, que la Isla continuará necesitando importar petróleo ligero para sus refinerías, puesto que el llamado "oro negro" producido aquí es demasiado pesado y apenas puede ser usado con otro fin que no sea la generación eléctrica.

La campaña que llevan adelante las autoridades contra la corrupción y para hacer más férrea la disciplina laboral, ha sacado a la luz las lagunas existentes en la productividad, el aprovechamiento de la jornada por parte de los trabajadores y las insatisfacciones de la mayoría por los bajos salarios y la falta de estimulación entre los productores para elevar los rendimientos.

Semanas atrás, el ministro de Trabajo, Alfredo Morales, se refirió a la necesidad de revisar la política salarial para garantizar "que el sueldo sea el principal estímulo para que cada quien reciba según su aporte". No olvidemos que el salario promedio del trabajador cubano asciende a 12 dólares, es decir, 310 pesos mensuales, lo cual es más alarmante en relación con los precios de los alimentos, la ropa, el calzado y demás artículos.

Nuevos y viejos problemas

El escándalo más reciente en predios gubernamentales vino de la mano de uno de los problemas más acuciantes para el cubano desde hace décadas: la vivienda. El propio Carlos Lage, secretario ejecutivo del Consejo de Ministros, hombre muy reservado según "exigencias" del secreto estatal, debió reconocer gigantescos fraudes en el programa de construcción de nuevos hogares para cubanos necesitados. Y no es que él usara ese calificativo, ya sabemos de su parquedad. Es que deben haber sido realmente gigantescos para que hayan decidido hacerlos públicos.

Dicho programa no sólo se encuentra retrasado, sino que muestra demasiadas fisuras en su gestión a cargo de los organismos competentes, el Instituto Nacional de la Vivienda y el Ministerio de la Construcción, incapaces de garantizar el adecuado control y una eficiente distribución de los recursos materiales.

Además, por si fuera poco, Lage se vio ante la urgencia de recordar que "nada justifica un fraude o un engaño como se produjo el pasado año cuando un número de casas fueron reportadas concluidas y no lo estaban", según indicó en un encuentro con los presidentes municipales del Poder Popular, publicado por el diario oficialista Granma.

El caso de la agricultura continúa siendo trágico. Los productos escasean y, lógicamente, los precios no bajan. En algunas provincias llegaron a eliminar irreflexivamente los mercados agropecuarios, con la ¿ingenua? pretensión de sustituirlos por unas populosas ferias dominicales con precios "topados", que han hecho más críticas las carencias en la mesa de los cubanos.

Durante las recientes sesiones de la Asamblea Nacional se informó que la cadena de impagos estatales a los campesinos había comenzado a ser eliminada. Sin embargo, se escucharon nuevas exigencias en torno a la necesidad de atender mejor a un sector tan sensible para todos.

El inventario de las penurias en la Isla podría ser aún mayor. Hasta el momento han abundado las reuniones para discutir "entre revolucionarios" varios de los problemas más asfixiantes para la economía nacional. Pero las soluciones siguen demorando.

Las promesas de mejoría tienen un ciclo largo, a pesar de que los cubanos estamos viviendo al día desde hace muchas décadas. Si Raúl Castro llegó a acuñar la famosa frase de que los frijoles son más importantes que los cañones, hoy la realidad muestra que estamos hartos de maniobras y operaciones defensivas contra una supuesta invasión enemiga que no hemos visto por ninguna parte, y hasta se invirtieron cuantiosos recursos en el rearme del Ejército, pero de aquello, es decir, lo otro, nada.

No caben dudas de que este será otro año perdido.