Alan Gross declaró en el juicio que fue “engañado” y “utilizado”
“No hice nada en Cuba que no se haga cada día en millones de hogares y oficinas en todo el mundo”, indicó el contratista estadounidense, según su abogado
El contratista estadounidense Alan Gross, condenado a 15 años de cárcel en Cuba por actuar contra su “independencia y soberanía”, dijo ante el Tribunal Supremo de la Isla ser un “tonto confiado” al que engañaron y utilizaron, informó este viernes su abogado, reportó la AFP.
Según el letrado, el pasado 4 de marzo, durante la vista de apelación ante el Tribunal Supremo, que ratificó la sentencia, Gross declaró: “Tengo un cariño inmenso por el pueblo de Cuba y estoy profundamente apenado por haber sido un tonto confiado. Fui engañado, utilizado”.
Un mensaje de la oficina en Washington de su abogado Peter J. Kahn, enviado a la AFP en La Habana, reveló parte de las declaraciones de Gross ese día, en las que no precisó quién lo habría engañado.
De acuerdo con la justicia cubana, Gross introdujo al país “de manera ilegal medios de infocomunicaciones para crear redes internas, como parte de un programa del Gobierno de Estados Unidos dirigido a promover acciones desestabilizadoras en el país y a subvertir el orden constitucional”.
“Quiero ser absolutamente claro y sin ambigüedades: Nunca hice, nunca haría y nunca haré intencionalmente o a sabiendas algo personal o profesionalmente para subvertir un gobierno o sistema político, o hacer daño a nadie”, aseguró en su declaración Gross, detenido en diciembre de 2009 en La Habana.
“No hice nada en Cuba que no se haga cada día en millones de hogares y oficinas en todo el mundo (…). Lamento profundamente que mis acciones hayan sido malinterpretadas como algo perjudicial y una amenaza para la seguridad y la independencia de Cuba”, añadió.
Tras la ratificación de la sentencia, el 5 de agosto, Estados Unidos reaccionó pidiendo la liberación “inmediata e incondicional” del contratista. El Gobierno cubano debe “permitirle regresar con su familia y poner fin al largo suplicio”, dijo el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Tommy Vietor.
“Mi familia y yo hemos pagado un alto precio por esto, especialmente mi esposa, que ha sufrido la peor parte de esto”, sostuvo en su deposición el contratista de 62 años, cuya madre e hija padecen de cáncer.
Entre más de un centenar de comunicados de la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana filtrados por WikiLeaks en esta fecha hay algunos referidos al arresto de Gross y sus primeros contactos con los diplomáticos de su país.
El estadounidense preso, quien ha perdido mucho peso en la prisión cubana y está aquejado de algunas dolencias, pidió entonces al diplomático que transmitiera a su familia “que su sentido del humor está intacto, que se preocupa por ellos y que quiere que su nombre se mantenga fuera de la prensa”.
Los detalles del caso Alan Gross
El diario El Nuevo Herald publicó este viernes informaciones de los nuevos cables diplomáticos clasificados de Estados Unidos y filtrados por Wikileaks, donde aparecen destalles del caso Alan Gross.
Los cables, que forman parte de más de 250.000 despachos diplomáticos estadounidenses, muestran que Gross reportó haber perdido 30 libras durante sus primeros 25 días de cárcel, y que habló sólo en términos vagos sobre la misión semiclandestina que lo llevó a caer en manos de la Dirección General de la Seguridad del Estado.
Señala el rotativo que un despacho enviado horas antes de que la cónsul general de EEUU en La Habana en ese momento, Martha Melzow, hiciera su primera visita de una hora a Gross el 28 de diciembre en Villa Marista lo describió como preocupado por lo incierto de su situación.
El Nuevo Herald añade que, de acuerdo con los cables, Gross reportó estar sufriendo de alta presión arterial, de lo que no padecía antes de su arresto, una úlcera duodenal y altos niveles de ácido úrico en su orina. El contratista quería dejar de tomar uno de los cinco medicamentos por prescripción facultativa que estaba recibiendo porque “estaba afectando su inteligencia y su equilibrio”.
Alan Gross añadió “que se había caído y también había perdido el conocimiento, y que tenía que pararse despacio cada vez que se sentaba”, indica la nota.
“Ha perdido 30 libras… observó que le habían dado de comer lechuga y frutas frescas, y bromeó que la buena salud parecía ser un concepto importante para la cárcel”.
Pasados once meses, la esposa del contratista, Judy Gross, reportó que su esposo había perdido 90 libras.
El Nuevo Herald cita que los oficiales de la seguridad cubana no lo habían sometido a abusos físicos y lo estaban tratando “con respeto”, aunque sus interrogatorios habían sido “muy intensos en un inicio” y habían durado un promedio de dos horas al día, según dijo Gross a Melzow.
Su celda contaba con un televisor y un ventilador, pero “expresó preocupación sobre tener que compartirla con otros dos hombres”, señala el cable, sin dar más detalles.
Gross reportó además que el día de la visita de la cónsul general había sido la primera vez “que le habían permitido usar un cinturón y cordones en los zapatos”, añadió.
Gross dijo a la cónsul estadounidense que las autoridades cubanas le habían permitido telefonear a su esposa Judy el 6 de diciembre —tres días después de su arresto— y otra vez el 23 de diciembre.
Al decirle que su familia había contratado a un abogado estadounidense para que lo representara, Gross “sacó la tarjeta de negocios de una abogada cubana que había venido a visitarlo”, señaló el cable.
El cable identificó a la abogada como Armanda Nuria Piñero Sierra, quien representa además a las familias de los cinco espías cubanos presos en cárceles estadounidenses. Piñero Sierra fue contratada más tarde como su abogada y se ocupó de su juicio y apelaciones.
Gross estaba aparentemente al tanto de la posibilidad de un canje cuando se reunió con la cónsul general (CG). Le preguntó “si su caso podría ser comparado de algún modo con el de los Cinco de Cuba. La CG no respondió”, agregó el cable.
Indica el diario que Gross —o quizá la persona que escribió el despacho— fue mucho más discreto acerca de su trabajo en Cuba para USAID. No está claro a partir de los cables lo que sabían los diplomáticos de EEUU sobre las actividades de Gross antes de su arresto.
“Cuando la CG le preguntó de qué se le acusaba, Gross dijo ‘contrabando’ sin hacer más aclaraciones”, dice el despacho.
Gross dijo además a Melzow que cualquiera que buscara su nombre en internet podría enterarse de sus 30 años de carrera en el campo del desarrollo.
Agregó que “funcionarios del GOC (gobierno de Cuba) lo ‘sabían todo’ antes de que él fuera arrestado”, señaló el cable.
Gross también “quería saber si la CG conocía sobre sus actividades. Ella le dijo que no”, señaló el cable. Preguntó además “si había otros estadounidenses en la misma situación, por ejemplo, otros Amcits (ciudadanos americanos) entrando a Cuba por el mismo tipo de programa por el que él había sido detenido”.
El cable reportó que Melzow no había respondido, y no ha habido reportes de otros contratistas de USAID detenidos en Cuba.
El cable señala que Gross “quería que su nombre no saliera en la prensa” y que sus efectos personales en el momento de su arresto incluían un “decodificador de contraseñas de CityBank (sic)”, pero no explicó su uso.
De acuerdo con el rotativo, los cables de WikiLeaks, cuya clasificación no pasa de “secretos”, especulan muy poco sobre por qué la policía arrestó a Gross, y nada sobre los demás contratistas de USAID identificados en los programas de televisión de La Habana.
En uno de los cables, agrega El Nuevo Herald, se dice que es posible que Cuba haya querido presionar a Washington para que detenga los programas de USAID. Mientras que en otro se insinuó la posibilidad de que Fidel Castro ordenara el arresto para demostrar que todavía tiene poder sobre el país.
No obstante, refiere el diario que los cables enviados por la Sección de Intereses de EEUU en La Habana muestran que el arresto de Gross ocurrió en medio de un aumento de las tensiones entre ambos países.
Asimismo, señala que un cable fechado el 14 de diciembre reportó que funcionarios de La Habana se habían quejado días antes a los diplomáticos estadounidenses de que el Servicio Guardacostas de Estados Unidos había violado las aguas territoriales cubanas mientras ayudaba a un barco estadounidense a la deriva.
Según ese cable, Cuba se había quejado de que los diplomáticos de EEUU habían participado en actividades disidentes el Día de los Derechos Humanos, entre el 9 y el 10 de diciembre. La misión de EEUU respondió que sus diplomáticos sólo habían observado los eventos.
El agente de seguridad de la misión reportó además “un aumento reciente en la supuesta vigilancia a funcionarios de la USINT”, y “se aconsejó al personal que tuviera cuidado y considerara a fondo… la posibilidad de que una actividad planeada podría ser malinterpretada a propósito por el GOC”, reza la nota citada por el rotativo miamense.
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