Actualizado: 18/04/2024 23:36
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Alan Gross

Divulgan detalles de los “reportes de trabajo” de Alan Gross en Cuba

Según los informes, Gross introdujo computadoras, teléfonos celulares, discos duros y equipos de telecomunicaciones trasladándolos pieza por pieza en mochilas y maletines. El artículo más sensible: un “chip” informático para teléfonos móviles que, según expertos, suele ser usado por la CIA y el Pentágono para evitar la detección electrónica de señales telefónicas

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La agencia Associated Press (AP) divulga este domingo numerosos detalles de los reportes oficiales sobre los viajes del contratista estadounidense hiciera a la Isla antes de ser detenido por las autoridades cubanas.

Los reportes fueron suministrados a la AP por una persona enterada del caso que pidió no ser identificada debido a la sensibilidad de la información.

Abarcan cuatro visitas en un período de cinco meses en el mismo año. Otro reporte, redactado por un representante de la empresa de Gross, cubría su quinto y último viaje, que culminó con su arresto el 3 de diciembre de 2009.

La agencia recuerda que las labores de Alan Gross fueron financiadas por la Agencia de Desarrollo Internacional (USAID por sus siglas en inglés), una entidad del Gobierno estadounidense que provee asistencia económica, humanitaria y de desarrollo alrededor del mundo en apoyo a los objetivos de la política exterior estadounidense. Gross, sin embargo, se identificó como miembro de un grupo judío humanitario y no como un representante del Gobierno de Washington.

El presidente cubano Raúl Castro calificó a Gross de espía y el estadounidense fue sentenciado en marzo a 15 años de cárcel. Funcionarios norteamericanos insisten en que no hizo nada ilegal y que solo llevaba a cabo las funciones regulares de USAID.

Un “tonto inocente” que sabía que sus actividades eran ilegales

Señala la agencia que durante el juicio, Gross se declaró un “tonto inocente” que fue engañado. Sin embargo, los reportes de su viaje indican que él sabía que sus actividades eran ilegales y que temía las consecuencias, incluyendo la posible expulsión del país.

Uno de los documentos afirma que uno de los líderes comunitarios “dejó absolutamente claro que estamos ‘jugando con fuego’”. En otra ocasión Gross comentó: “No cabe duda, esto es un asunto muy riesgoso”.

Y, finalmente: “La detección de señales de satélite sería algo catastrófico”.

En su conjunto, los documentos revelan todos los esfuerzos de Gross para evadir la detección de las autoridades cubanas.

A fin de evitar los registros aeroportuarios, Gross reclutó la ayuda de otros judíos estadounidenses para poder traer los equipos electrónicos, pieza por pieza. Dio instrucciones a sus ayudantes para que metieran los equipos, algunos de los cuales están prohibidos en Cuba, en el equipaje de mano en vez del equipaje de carga.

En una oportunidad, viajó en automóvil siete horas para no tener que pasar por la seguridad del aeropuerto.

El equipo más sensible

La nota señala que Alan Gross se aseguró de introducir computadoras, teléfonos celulares, discos duros y equipos de telecomunicaciones en Cuba trasladándolos pieza por pieza, en mochilas y maletines. Gran parte del equipo que Gross traía es legal en la Isla, pero el volumen de la carga podría darle a las autoridades cubanas una pista de cuál era la intención del estadounidense.

El artículo más sensible: un “chip” informático para teléfonos móviles que, según expertos, suele ser usado por la CIA y el Pentágono para evitar la detección electrónica de señales telefónicas.

El tipo de tarjeta SIM que llevaba Gross, diseñada para evitar que una transmisión por teléfono satelital sea detectada, no se vende en el mercado y se facilita solo a gobiernos, según un funcionario de una compañía de telefonía satelital y un ex funcionario de inteligencia estadounidense que ha utilizado ese tipo de chip.

Los funcionarios, que hablaron a condición de anonimato debido a la sensibilidad de la información, dijeron que los chips usualmente son suministrados al Departamento de Defensa y a la CIA, pero pueden también ser obtenidos por el Departamento de Estado, que supervisa a USAID.

En la lista de su cuarto viaje, bajo “Equipo total”, dice que había 12 iPods, 11 teléfonos BlackBerry Curve, tres MacBooks, seis discos externos de 500 gigabytes, tres teléfonos satélites vía internet conocidos como BGANs, tres enrutadores, tres controles, 18 módulos inalámbricos, 13 barras de memoria, tres teléfonos para hacer llamadas por internet y varios interruptores.

Algunas piezas, como los equipos para redes y para comunicaciones satelitales, están expresamente prohibidos en Cuba.

A Gross no le hubiera ocurrido nada si hubiese parado allí.

El primer viaje de Gross a Cuba culminó a comienzos de abril de 2009 con el establecimiento de un centro de comunicaciones en La Habana. Regresó poco tiempo después, se quedó unos 10 días mientras se establecía otro centro en Santiago, la segunda ciudad más grande de Cuba.

En su tercer viaje, de dos semanas y ocurrido en junio de 2009, Gross viajó a una ciudad en el centro de la Isla, Camagüey, según un funcionario del Gobierno estadounidense. Alquiló un automóvil en La Habana y manejó por siete horas, en lugar de tener que someterse a revisiones en el aeropuerto.

El reporte para el cuarto viaje de Gross, que concluyó ese agosto, fue catalogado como el final y resumía sus éxitos: el establecimiento de redes inalámbricas en tres comunidades; unos 325 usuarios; “las comunicaciones desde y hacia Estados Unidos han mejorado y se están usando de una manera regular”. Nuevamente se llega a la conclusión de que “es una misión sumamente riesgosa”.

Pero a fines de noviembre de 2009, regresó a Cuba por quinta vez. Esta vez no volvió. Fue arrestado 11 días después.

Un reporte adicional fue redactado posteriormente, con membrete de la empresa de Gross. Fue preparado con la asistencia de DAI, la empresa que mandó a Gross a Cuba, con el objetivo de cumplir con el requisito contractual de suministrar un resumen de su trabajo, a fin de cancelar todas las facturas relevantes, de acuerdo con funcionarios conocedores del documento.

El reporte afirma que Gross deseaba mejorar la seguridad en el centro de comunicaciones instalado en La Habana mediante la instalación de “una tarjeta sin alternativa” en el equipo satelital que permitiría que la señal del pasara desapercibida al transmitirse al satélite, dificultando la detección del artefacto.

El documento concluye que la seguridad en el lugar fue afianzada.

No queda claro cómo DAI logró confirmar el trabajo de Gross para el reporte final aunque un documento, que también presenta el membrete de la compañía de Gross, establece que un representante de Gross contactó a la comunidad judía cubana cinco veces después de su arresto.

En una declaración durante su juicio, Gross se declaró inocente y ofreció disculpas.

“Nunca he hecho algo, ni lo haría ni lo haré, en lo personal o en lo profesional, para socavar a un gobierno”, dijo. “Me arrepiento profundamente por ser un tonto inocente, fui engañado, me usaron”.

En una entrevista con la AP, su esposa, Judy, culpó a DAI, la empresa que envió a Gross a Cuba, por no decirle a él toda la verdad sobre los riesgos. El vocero de DAI O'Connor dijo en una declaración que Gross “diseñó, propuso e implementó esta tarea” para la compañía.

Entretanto, Gross permanece en un hospital militar y penitenciario en Cuba. Su familia denuncia que ha perdido unos 45 kilos (100 libras) y teme por su salud. Todos los intentos diplomáticos para lograr su libertad han fracasado y no hay indicios de que Cuba aceptará los pedidos de dejarlo en libertad por razones humanitarias.


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