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Coronavirus, Libreta, Alimentación

La «libreta» irrumpe de nuevo en la vida de los cubanos

Los cubanos se quejan de que las raciones siguen siendo insuficientes

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Estuvo en terapia intensiva y con la mirilla puesta en su eliminación, el antiguo sistema de racionamiento de alimentos en Cuba está rearmando su regreso en medio del coronavirus, en un intento por frenar a los cubanos que se expongan al contagio al realizar largas colas a la caza de alimentos, informa la agencia Reuters.

Ante la propagación del virus, el gobierno cubano cerró sus fronteras a viajeros, puso fin temporalmente a clases en las escuelas y universidades y ordenó de manera obligatoria el uso de máscaras faciales para evitar la propagación, enviando estudiantes de medicina casa por casa para controlar la población.

Sin embargo, las colas de varias horas fuera de los supermercados en la Isla por la escasez de productos básicos y el temor de que ocurra algo peor, corren el riesgo de socavar la respuesta del país a la propagación del brote, lo que puede llevar a posibles focos de infección.

Para atenuar las extensas filas, las autoridades agregaron más productos al libro mensual de raciones de alimentos, conocido como la “libreta”, que los cubanos pueden reclamar en la “bodega” de su vecindario, mientras comienzan a experimentar con el comercio en “online” con opciones de entrega.

La esperanza es que los cubanos se aíslen socialmente y no caminen mucho por las calles para hacer las infames filas porque saben ya que tienen garantizadas sus raciones en las bodegas. Las autoridades cerraron simultáneamente varios supermercados grandes y suspendieron el transporte público.

“Cuando se pensaba ya que iba a extinguirse, la libreta ha logrado una nueva cuota de oxígeno”, dijo el economista Omar Everleny a Reuters.

Cuba instauró el mecanismo de la libreta de abastecimiento poco años después de la revolución de Fidel Castro de 1959, tras las sanciones de Estados Unidos en busca de garantizar un nivel de supervivencia de alimentos fuertemente subsidiado como arroz, frijoles, azúcar y café, entre otros.

Cuando Raúl Castro remplazó a su hermano Fidel en la presidencia del país en 2006 comenzó a liberalizar gradualmente la economía. Raúl calificó a la libreta como una carga “irracional e insostenible” para el Estado y emprendió un recorte de varios productos.

El objetivo era eliminar eventualmente subsidios tan amplios a favor de un bienestar más específico. Sin embargo, la creciente desigualdad y escasez de bienes básicos, que han empeorado últimamente a raíz del declive de la ayuda venezolana y las sanciones de Estados Unidos, han dificultado la eliminación de la libreta.

Con la pandemia, algunos productos que habían sido cortados y que se habían vuelto particularmente difíciles en los últimos tiempos, como el jabón para lavar y el detergente líquido, se están agregando a precios de mercado en las bodegas, en tanto que las raciones de pollo han aumentado.

“Este pollo nos da la opción de no ir de cola en cola tan enormes que hay (en los supermercados)”, dijo Margarita Morejón, residente de La Habana, cortando una ración de pollo en su cocina. “No es mucho, pero nos ayuda a salir adelante”, añadió.

Los cubanos se quejan de que las raciones siguen siendo insuficientes y que el Estado, que solo comenzó a lanzar Internet al público hace unos años, ha comenzado a abrir algunas tiendas virtuales como otra alternativa de compras.

Pero sus sistemas colapsaron en la primera semana debido a la alta demanda y son muy inestables, pese a que las autoridades sostienen que están trabajando para mejorarlos.

“He estado tratando de pagar mis compras durante 72 horas”, escribió la cliente Claudia Valle Pérez en la página de Facebook de la corporación empresarial estatal CIMEX, que administra las tiendas virtuales.

En cambio, no todos los cubanos tienen un teléfono móvil con capacidad técnica o dinero para acceder a Internet y reservar sus compras, especialmente aquellos que dependen de pensiones o salarios estatales bajos como Esperanza Moreno, de 68 años, residente en La Habana, cuya pensión equivale a alrededor de $15 al mes.

Moreno, quien regresaba de hacer sus compras en la bodega, dijo que la libreta de abastecimiento era “como una tabla de salvación para los cubanos en estos tiempos de virus”.


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