Cambios, Viviendas, Reacciones, Exilio
Miami: Compraventa de viviendas en Cuba. Reacciones
José Azel, economista de formación, señala varios problemas prácticos para la creación de un mercado inmobiliario en Cuba, como la falta de un sistema hipotecario o la manera para establecer los precios de los inmuebles en un país donde no funcionan las leyes del mercado
El diario oficial Gramma informó sobre la medida que creará un mercado inmobiliario en Cuba a partir de la próxima semana y aunque faltan por definir detalles sobre cómo funcionará es vista por los analistas como la medida más sustancial de cuantas ha acometido el presidente Raúl Castro, reportó BBC Mundo.
Pese a ello, la animada conversación sobre estadísticas y anécdotas de la recién finalizada Serie Mundial de las Grandes Ligas que había en el Versailles solo se vio interrumpida brevemente cuando BBC Mundo quiso conocer la opinión de la siempre locuaz peña que frecuenta el lugar.
“Eso no cambia nada”, afirmó Felo, un hombre ya bien entrado en los setenta años, como el resto de contertulios.
“Lo que tratan de hacer es legalizar un despojo”, intervino Adrián Ramírez, aunque aclaró que ni él ni sus compañeros de charla tenían propiedades que reclamar en la Isla que dejaron siendo adolescentes.
Los “propietarios históricos”
Otros cubanos de Miami sí se consideran entre los despojados por el Estado comunista, que en los años 60 intervino las propiedades de los que se fueron de la Isla y no lograron deshacerse de ellas o completar los traspasos legales.
Para el Gobierno cubano esos inmuebles fueron abandonadas y su ocupación era necesaria. Muchos de ellos ya no existen por haber sido demolidos o están gravemente deteriorados.
Muchas residencias son reclamadas por sus antiguos propietarios que consideran que fueron despojados de sus propiedades.
Pero los propietarios eran pocos, ya que según los datos del censo cubano de 1953, el último realizado antes de la revolución, poco más del 40 % de la población de la Isla era dueña de sus viviendas.
Son los llamados “propietarios históricos”, muchos de los cuales viven en EEUU y que esperan que algún día, cuando se produzca un cambio de régimen en la Isla, puedan reclamar la devolución de sus residencias.
Tania Mastrapa es una investigadora de Miami que se especializa en documentar casos de centenares de personas que aspiran repetir la experiencia de la Europa del este tras la caída de los gobiernos socialistas pro-soviéticos en los años 90.
Tras conocerse el anuncio de La Habana, Mastrapa recibió varios correos electrónicos de clientes que querían saber qué posibilidades tenían de averiguar si los ocupantes de sus viejas propiedades planean vender las casas.
“Mis clientes no están terriblemente preocupados, pero si las residencias que ellos reclaman son vendidas se podría complicar en el futuro los reclamos para que les sean devueltas porque podrían presentarse varios reclamos sobre una misma propiedad”, afirmó Mastrapa a BBC Mundo.
Cuestión de capital
“Lo primero que hay que hacer es esperar los detalles, porque no sabe específicamente cuáles van a ser las regulaciones que acompañen este anuncio”, explicó a BBC Mundo, José Azel del Instituto de Estudios Cubanos y Cubano-Estadounidenses de la Universidad de Miami.
Según el decreto firmado por el presidente Castro reseñado en el Gramma flexibilizan la transmisión de la propiedad de la vivienda que podrá hacerse mediante compraventa, permuta, donación o adjudicación.
Sin cambios entre Washington y La Habana
El portavoz de Departamento de Estado, WilliamOstick, calificó la medida como “un paso positivo que deja al pueblo cubano más libertad en la determinación de su futuro”.
Sin embargo, nadie espera que la reforma cambie la compleja relación entre Cuba y EEUU, que reclama la devolución o indemnización de propiedades “confiscadas” por la revolución.
“Las leyes de EEUU requieren que una solución con respecto a todas las propiedades de empresas norteamericanas que fueron confiscadas en los años sesenta. Sin una resolución de ese tema las leyes no permiten cambios fundamentales en la política estadounidense”, afirmó José Azel.
La ley Helms-Burton de 1996, con la que se reforzó el embargo a Cuba, impone sanciones a empresas extranjeras que trafican con propiedades estadounidenses en Cuba.
Además permite demandar a extranjeros y compañías que se benefician del uso de esas propiedades, una cláusula dejada sin efecto cada año por la Casa Blanca “por razones de interés nacional”.
Mientras que en el caso de quienes hayan abandonado definitivamente el país, su vivienda podrá ser transferida de forma gratuita a copropietarios o a sus familiares hasta el cuarto grado de consanguinidad.
Azel, economista de formación, señala varios problemas prácticos para la creación de un mercado inmobiliario en Cuba, además del tema de los derechos de propiedad, como la falta de un sistema hipotecario o la manera para establecer los precios de los inmuebles en un país donde no funcionan las leyes del mercado.
“Además, el pueblo cubano es un pueblo paupérrimo, que no tiene los recursos para comprar una vivienda en efectivo. Ni siquiera en países desarrollados son muchos los que pueden comprar casas en efectivo”, señaló Azel a BBC Mundo.
El 80 % de los trabajadores cubanos son contratados por el Estado y reciben en promedio un sueldo equivalente a $ 20, a cambio de servicios de salud, educación, alimentación básica, trasporte y vivienda gratuitos o muy económicos.
“Esto me sugiere a mí que el Gobierno cubano está buscando otra manera para aumentar las remesas de la diáspora cubana, que sería la única que podría enviarle dinero a sus familiares en Cuba”, explica el experto, quien ha publicado trabajos en los que trata de hacer propuestas para una futura Cuba postrevolucionaria.
El debate del exilio
Ya en el Café Versailles de la Calle 8 la tarde del jueves se podía percibir un atisbo de cómo la medida va a intensificar el debate entre los cubanos exiliados sobre si se debe enviar dinero a la familia en Cuba o viajar a la Isla.
“Ahora va a venir la peleadora porque muchos van a querer mandarle dólares a las familias para que compren sus casas”, se quejaba Felo, reflejando esa pelea.
El exilio vive sumido en la divisiva discusión entre quienes afirman que mandan remesas para paliar las necesidades de los suyos en Cuba y los llamados “intransigentes” que aseguran que le da oxígeno al Gobierno comunista.
Ahora con la posibilidad de que se cree un incipiente mercado inmobiliario en Cuba el debate crecerá proporcionalmente a los montos que posiblemente empezarán a enviar algunos para ayudar a sus familias en la compra de las casas.
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