Restauran escultura del Cristo de La Habana
El trabajo de remozamiento de la enorme escultura culminará en uno o dos meses
El Cristo de La Habana, la escultura gigante que preside la bahía de la capital cubana y es símbolo de la ciudad, comenzó a ser restaurada para subsanar daños en un brazo y la cabeza.
“Vamos a limpiarlo completo y a arreglar algunas partes afectadas por dos rayos que le cayeron encima”, dijo a la AP el trabajador Roberto Riverón.
La obra de 20 metros de alto fue esculpida por la reconocida artista plástica cubana Jilma Madera (1915-2000) y muestra a un Cristo de cuerpo entero, con una leve sonrisa, labios gruesos, cabellos largos y barba. Sus manos están más bien recogidas y una de ellas se posa sobre su pecho. Se le vistió con una larga toga que deja ver sus pies calzados de sandalias.
El trabajo de remozamiento de la enorme escultura culminará en uno o dos meses, comentó Riverón.
“Es un orgullo para nosotros trabajar en esta estatua que es símbolo para los cubanos”, agregó el empleado, mientras terminaba de colocar junto a sus colegas los andamios laterales.
Trabajada en mármol de Carrara, Italia, la obra está compuesta por 67 partes y pesa 320 toneladas. Además, mientras se esculpía fue bendecida por el Papa Pío XII.
Aunque el monumento tardó unos dos años en completarse, fue montado en pocos días a finales de 1958 en una colina que enmarca la Bahía de La Habana, por lo que a simple vista parece mucho más alto de lo que es en realidad. El Cristo de Río de Janeiro, el más conocido de América Latina, tiene unos 12 metros más.
Paradójicamente, la escultura de La Habana quedó inaugurada el 25 de diciembre de 1958, apenas una semana antes del triunfo revolucionario de Fidel Castro, cuyo gobierno a lo largo de décadas se mostró crítico a toda religiosidad, pero jamás desmontó o descuidó a la monumental obra, única en su tamaño hecha por una mujer.
Actualmente a sus pies se encuentra un parque que mira a la bahía y a la ciudad, un sitio de esparcimiento y también una atracción turística que visitan cada año miles de extranjeros.
Reportes de prensa indicaron que el Cristo ya había sido impactado por rayos en al menos otras tres ocasiones a lo largo de estas cinco décadas. Las fisuras provocadas en esta ocasión —no se informó exactamente cuándo cayeron estas últimas descargas— no se divisan a simple vista, constató la AP.
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