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Tirantez entre Cuba y Suiza

Según testigos, Pérez Roque y la canciller helvética se separaron con caras de pocos amigos, tras pedir la segunda una visita de la Cruz Roja a las cárceles cubanas.

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SE DICE QUE la reciente reunión entre Felipe Pérez Roque y la canciller suiza Micheline Calmy-Rey, celebrada en Ginebra, resultó más tirante de lo que el cubano esperaba.

Según trascendidos, Calmy-Rey, actual presidenta de turno de la Confederación Helvética, llevó tres puntos en su agenda:

1) Las trabas puestas por las autoridades de La Habana para que los profesionales cubanos casados con suizos puedan viajar a la Confederación para reunirse con sus parejas.

2) Explicación sobre la expulsión de corresponsales extranjeros acreditados en Cuba.

3) Que La Habana permita la entrada al país de una delegación de la Cruz Roja y de Amnistía Internacional para visitar las cárceles cubanas y ver in situ la situación de los presos políticos y las denuncias sobre violaciones de derechos humanos.

Cuando Calmy-Rey planteó estos puntos, la reunión se volvió muy tensa y difícil por parte de los cubanos. El primero, según las fuentes consultadas, fue el único sobre el que la parte suiza obtuvo una respuesta más o menos aceptable. Sobre los otros dos, hubo bronca. Un testigo dijo que se separaron con caras de pocos amigos.

De acuerdo con las fuentes, este es el primer gran encontronazo entre el gobierno cubano y el suizo. Pero no el primero que tiene Calmy-Rey, una francosuiza que no milita en la derecha y que con firmeza defiende la posición de su país, sea en el conflicto palestino-israelí; la negativa de los turcos a reconocer el genocidio armenio; la independencia de Kosovo o la situación de los derechos humanos en Cuba.