Actualizado: 22/04/2024 20:20
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Política

«Darle poder a la disidencia es darle vigencia»

Joe García, presidente del Partido Demócrata por el condado Miami-Dade y miembro de la Junta Directiva de la FNCA, habla para 'Encuentro en la Red'.

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Para unos es un outsider en la capital del exilio, responsable de la escisión de una de las más importantes organizaciones de la comunidad cubana en Estados Unidos. Para otros, el estandarte de una generación de políticos cubanoamericanos más moderna, más eficaz en su proyección de futuro. Ya se sabe: lo cubano no suele andarse con medias tintas.

De cualquiera manera, la carrera de Joe García, recientemente elegido presidente del Partido Demócrata por el condado Miami-Dade, se ha caracterizado por el dinamismo, la vehemencia, los rigores de la controversia pública.

Así, García representa para algunos la gran esperanza blanca de una izquierda cubanoamericana "civilizada", no comprometida y crecientemente realista, en la medida en que los fantasmas del pasado no revolotean sobre su cabeza. Una izquierda sin un pasado del que acomplejarse, o frente al que reaccionar.

Polemista elocuente, tertuliano de los principales programas de la televisión hispana en Miami, Joe García se reconoce como un pragmático para quien, en el contexto cubano, las retóricas al uso están llamadas a desembocar en el callejón sin salida de la cantaleta y el inmovilismo.

En febrero usted fue elegido presidente del Partido Demócrata en el condado Miami-Dade. ¿Qué responsabilidades tiene a su cargo y cómo su liderazgo puede incidir en la visión demócrata del tema cubano?

Primero que todo, siempre estaré involucrado en el tema cubano. Sigo siendo miembro de la Junta Directiva de la Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA). Una posición que disfruto, como disfruto mi relación con la FNCA desde hace más de 18 años. Pero como presidente del Partido Demócrata de la comunidad más grande de cubanos fuera de Cuba, estoy representando no sólo los intereses de los cubanoamericanos, sino también los intereses del Partido Demócrata.

Durante muchos años abordé la política como independiente, pero cuando uno mira la historia de Cuba se da cuenta de que tenemos una tradición muy progresista, si se nos compara con otros países de Latinoamérica. Cuba es un país donde los valores sociales tienen presencia, donde ha habido logros sociales no sólo en la República, sino después de 1959.

Esto no significa que apruebe el gobierno de Fidel Castro, pero hay que decir que los logros sociales son importantes para nuestra cultura. Algo que me parece va a caracterizar a Cuba por mucho tiempo, porque va en la mentalidad progresista del ciudadano.

Desafortunadamente, en el exilio la tendencia al conservadurismo viene dada, sobre todo, por el interés de la política exterior del Partido Republicano, unido a la reacción de la comunidad cubana ante el discurso de Fidel Castro. Esto es: si Castro se pinta como liberal (el liberal clasifica a la izquierda en el lenguaje político norteamericano), pues yo tengo que ser conservador.

Es el caso de mi abuelo, por ejemplo. Fue un unionista, un chofer de ómnibus, y terminó su vida siendo un conservador. Nada en su experiencia de vida tenía que ver con el conservadurismo, sólo reaccionó oponiéndose a la supuesta condición liberal de Castro y su gobierno.

¿Entonces puede afirmarse que el alineamiento mayoritario del exilio de Miami con las administraciones republicanas responde más a una alianza táctica que a familiaridades ideológicas?

Indudablemente. Si analizas los récords de votación de los cubanos republicanos, y les quitas dos o tres matices, te das cuenta que son moderados centristas dentro del Partido Republicano, posiblemente fuerzas a la izquierda dentro de esa formación.

La realidad es que los republicanos han manejado mejor que los demócratas la retórica del problema cubano. Y a falta de acción, la retórica funciona. El amante que te dice "te quiero" logra algunas cosas. El amante que te dice "te quiero" y se aparece con una caja de chocolates, logra un poquito más.

Sin embargo, cuando lo miras objetivamente, te das cuenta que los demócratas han sido mucho más generosos con la comunidad cubanoamericana. Crearon la Ley de Ajuste. Aprobaron, como miembros del Congreso, Radio y Televisión Martí. La famosa Ley Torricelli fue promulgada por un demócrata. Somos una inmigración privilegiada dentro del sistema norteamericano, y en gran medida esos privilegios nos fueron otorgados por los demócratas.

Los cubanos fueron mayoritariamente demócratas hasta los años ochenta, cuando se produce el fracaso de la gestión de Jimmy Carter. A partir de ahí se reescribe la historia, se comienza a manejar eso de la "gran traición de Bahía de Cochinos", etcétera.

¿No es cierto que la responsabilidad de la administración de John F. Kennedy en el desastre de Bahía de Cochinos trajo como resultado un voto de castigo histórico por parte del exilio cubano?

Esa es una mentira fabricada en los años ochenta. Una fantasía. La gente olvida mencionar que Bahía de Cochinos fue un plan mal creado y mal manejado por los republicanos, y luego puesto en práctica por los demócratas. La realidad es que cuando Kennedy vino a Miami a recibir a los presos, tras el fracaso del desembarco, todos los cubanos agradecieron su gestión.

Cuando examinas la gestión de los demócratas en los años sesenta y la comparas con la de Reagan o la de Bush en los años ochenta, te das cuenta que los demócratas sí estaban luchando, físicamente, para remover una dictadura.

En cualquier caso, la política norteamericana en relación con Cuba se ha vuelto retórica. La política norteamericana ha mostrado poco sentir hacia el sufrimiento de los cubanos, ofreciendo a cambio muchísima retórica.

Entonces, ¿cuál es su evaluación de la política de la actual administración en relación con Cuba y en qué sentido los demócratas pudieron haberlo hecho mejor? ¿Tal vez luchando físicamente?

Primero que nada, los cubanos tenemos que sentirnos responsables del destino de Cuba. Esperar que Estados Unidos interceda militarmente en Cuba es un error. Un error que incluso yo mismo manejé como posibilidad siendo más joven.

La realidad es que una solución militar no es una solución real. Además, no se trata de una acción que un cubano debería desear. Las soluciones rápidas son añoradas cuando hay sufrimiento de por medio, pero aun así esta clase de solución no es la correcta para la tragedia cubana.

El congresista republicano Jeff Flake se ha mostrado optimista sobre una posible reducción de las restricciones a los viajes desde Estados Unidos a Cuba este año. ¿Qué opina al respecto?

No comparto la filosofía de Flake en cuanto a la política exterior de este país, pero sí estoy de acuerdo con el hecho de que los cubanos deben poder viajar a Cuba. Posiblemente el error más grande que ha cometido Washington con respecto a Cuba lo constituyen las restricciones a los viajes impuestas por la administración de George W. Bush en 2004.

Los que podemos producir los cambios en Cuba somos los cubanoamericanos. No quiere decir que vayamos a ser los artífices de ese cambio, pero sí tendremos una influencia concreta. Es contradictorio limitar los contactos entre los cubanos de la Isla y los cubanos de Miami.

Pero más contradictorio aún es el hecho de que esta política de restricción de viajes imita las políticas de Fidel Castro, en el sentido de que divide a la familia cubana.

Usted se refería a que somos unos privilegiados dentro del sistema norteamericano. Precisamente, la Ley de Ajuste Cubano privilegia a muchos cubanos al dar por sentado que huyen de una dictadura. Pongamos que el mismo cubano que se acogió a la Ley de Ajuste, visita dos años después la Isla donde se supone es un perseguido. ¿Ve alguna contradicción entre estas dos actitudes?

Primero que nada, tu teoría es equivocada. El 95% de los cubanos que llegan a Estados Unidos no reciben asilo político. Por ejemplo, el llamado "Bombo" otorga visa de inmigrante, no de asilado político. Tu ejemplo pierde mucha validez en términos proporcionales, porque estamos hablando de una minoría.


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