Actualizado: 17/04/2024 23:20
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Novela, Literatura, Poesía

Entrevista a Arístides Vega Chapú

“Testimoniar el tiempo que nos ha tocado vivir creo es la máxima de cualquier escritor. Sobre todo si es cubano, pues vivimos una historia muy particular, muy diferente a la del resto de la mayoría de los países”

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Arístides Vega Chapú (Santa Clara, 1962), poeta y narrador ,ha publicado más de treinta títulos en editoriales cubanas y del extranjero. Es miembro de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba. Ha obtenido diferentes premios nacionales e internacionales en los que se destaca el Premio Memoria en el 2009 y el Premio Internacional de Poesía Nicolás Guillén en 2002.

En 1988 recibió la Distinción por la Cultura Cubana. Sus poemas han sido traducidos al inglés, ruso, árabe y portugués y han aparecido en antologías cubanas y de otras partes del mundo. Ha participado en Ferias del Libro u otros eventos literarios en Costa Rica, Panamá, Argentina, Nicaragua, Venezuela y los Estados Unidos.

Sus últimos títulos publicados han sido No hay que llorar, Editorial Pablo de la Torriente, 2011, la novela Steinway and Sons, Editorial Atmósfera Literaria, Madrid, 2012 y el poemario Sagradas Pasiones, Editorial Entre Líneas, Miami, 2012.

¿En qué momento decidió que quería escribir?

Arístides Vega Chapú (AVCh): Mis primeros poemas los escribí siendo un niño. Estudiaba en la escuela primaria y me animé a participar en uno de los concursos que entonces existían. Luego en la Universidad envié unos poemas al desaparecido Concurso 13 de Marzo y gané el premio. Quizás fue ese el momento en que tuve conciencia de que la poesía me había escogido, que debía ser consecuente con esa petición y desde ese momento hasta el día de hoy he escrito consciente de la responsabilidad de este oficio. Pues obviamente anterior a ese momento escribía solo por placer, por imitar los libros que había leído, por ocupar un tiempo en algo que me entretenía y me daba un placer aún inexplicable para mí.

¿Qué le aporta la escritura y la literatura, piensa que vale todo en la literatura?

AVCh: La escritura me ha aportado un oficio, un rigor, una entrega y una responsabilidad. Vivo en una ciudad de provincia y eso hace que el ser escritor te convierta en una persona pública. Muchos desconocen mi nombre pero saben que soy escritor y vienen a comentarme cualquier suceso o a preguntarme cualquier duda, sobre las muchas cosas que ellos suponen debo dominar. La literatura me ha acompañado siempre, desde que tengo uso de razón y gracias a ella me he librado de algo que nombran soledad y he podido viajar mucho más de lo que en realidad he podido hacer y me ha dado casi todos los conocimientos que hoy puedo tener y una visión de libertad a mi manera de ver mucho más real y me ha salvado de espantos y me ha dado algunas de mis mayores alegría.

¿Qué es necesario para que una novela interese a los lectores?

AVCh: Es muy relativo eso del interés, pues no hay un público, sino muchos. Yo creo que a uno no le queda otra que ser sincero y honesto con la escritura y luego salir en busca de ese lector interesado en eso que uno escribió. Lo que es rechazado por algunos es aceptado por otros. Uno lo que no debe hacer concesiones de ningún tipo, ni siquiera para ganar un público.

¿Cuales son sus géneros favoritos en la lectura, sus autores y quiénes le han influido más?

AVCh: Soy muy ecuménico en mis gustos y suelo leer todos los géneros, incluso el ensayo, que a veces se me hace tedioso, pero estoy consciente de que me es útil y me lo impongo. Disfruto de la poesía, el cuento, la narrativa, el testimonio. No me gusta la ciencia ficción, por ejemplo. Género que obviamente he leído sino no pudiera decir que no es mi preferida. Son muchos los escritores que me han influido, pero descubrir a Eliseo Diego y Fina García me ayudó en mi primera etapa a tener un concepto claro de lo que era la poesía. La poesía de Borges me concedió la posibilidad de constatar la grandeza de la poesía. Tanto como descubrir la obra narrativa de Stefan Zweig. Pero me gusta mucho otros autores cuya lista se haría larga y pedante. Disfruto por igual a Julio Cortázar, Mario Vargas Llosa, Milán Kundera, Alejo Carpentier, que a otros autores más cercanos a mi edad. En realidad intento leer todo lo que cae en mis manos, para luego decidir si es o no mi interés seguir leyendo esos autores. Pero no me afilio a listas ni a gustos de nadie. Intento hacer mi propio listado.

¿A qué se dedica cuando no escribe?

AVCh: En Cuba no es posible no dedicarle tiempo a la cotidianidad, que es adversa y compleja. Pero dedico también mucho tiempo a mi familia, que es mi más atendible vocación. Pero cuando no estoy escribiendo, esté en lo que esté, me mantengo atento a todo lo que ocurre a mí alrededor. No es que me lo proponga es algo intuitivo, que no puedo evitar. De todas esas conversaciones que escucho, rostros diferentes, diálogos coherentes o absurdos saco el material de mi escritura. Lógicamente también encuentro tiempo para disfrutar de un concierto o una película o sentarme, al atardecer en el Parque Vidal de mi ciudad, una de las plazas más bellas que he visto. No hay nada más común que un escritor cuando no está escribiendo.

¿Cuál es su método de escritura? ¿Anota lo que se le ocurre?

AVCh: En cuanto a la poesía es como si me la dictaran. Para ella solo tengo que estar atento. Para la narrativa se me ocurre una historia, que puede ser muy simple, apenas para un escuálido o simple cuento y a partir de allí me mantengo todo el tiempo conectado con esa pequeña historia y voy anotando todo cuanto se me ocurre hasta que me siento en posibilidades de poder comenzar a escribirla y ya no hay quien me detenga.

¿Si pudiese ser un libro, cuál sería?

AVCh: No me imagino como un libro, ni como nada que no sea yo mismo. Pero me gustaría vivir la historia que se cuenta en La familia Mumín, uno de mis libros preferidos.

¿En qué proyecto se encuentra sumergido en estos momentos?

AVCh: Escribo una novela que podrá llamarse Hombre que silba. La comencé escribiendo por su final. Es decir que sobre su final estoy escribiendo hacía atrás la historia de un hombre aparentemente exitoso.

¿Se escribe por placer o también por dinero y reconocimiento?

AVCh: En mi caso escribo porque lo necesito, porque como oficio, para dedicarse en la vida, no encontré en todos estos años algo que me diera más placer. Pero obviamente espero una gratificación económica por ese trabajo, por la dedicación, por todas las horas que le dedico a la escritura. La diferencia es que me pagan por algo que yo escogí hacer, que me gusta y necesito hacer. En cuanto al reconocimiento es necesario para publicar y ganar dinero. Pero trato constantemente de escapar de ese reconocimiento plañidero y estéril que en su gran mayoría se otorga desde determinado poder y no precisamente por razones literarias. Ese reconocimiento es muy efímero y endeble, y lo rehúso y rechazo.

¿Domina los recursos de estilo, las figuras literarias, o escribe con estilo propio y sigue experimentando y aprendiendo?

AVCh: Escribo teniendo en cuenta que existen normas, estilos, una tradición, una escritura validada por el tiempo. Pero intento desde todo ese saber crear mi manera de comunicarme, que mi escritura tenga la posibilidad de ser privativa y reconocida por quienes me leen. Tener mi propia voz.

Se habla que los escritores deben cuidar y ofrecer obras depuradas utilizando recursos narrativos. ¿Encuentra bien que lo que se cuenta, se limite a contar como se cuenta en la sobremesa?

AVCh: Yo creo que cuando uno da por terminada una obra, al menos en ese momento, debe creerla perfecta. Si no es así no la muestro, no intento publicarla. Uno tiene una responsabilidad ante el oficio de la escritura y una responsabilidad, sobre todo, con quienes te leen.

¿Regala libros en alguna ocasión?

AVCh: En muchas. Sobre todo porque hay personas que creen que como escribiste un libro tienes acceso gratis a ellos y te lo piden con una insistencia que me vencen. Pero también regalo libros de otros autores. Generalmente regalo libros en cumpleaños y fechas especiales a sabiendas que para mí no hay mejor regalo que un libro.

¿Cree que la literatura cubana está de moda y que el escritor, en calidad de figura pública, tiene responsabilidad social?

AVCh: El escritor tiene una responsabilidad social, como la tiene cualquier otro profesional sea cual sea su oficio. Pero el escritor maneja ideas, construye escenarios, pone a dialogar a los personajes, pregunta y da respuestas. Yo creo que la historia universal está testimoniada con mayor autenticidad en los libros de literatura, es decir desde la ficción, que en los propios libros de historia. Y testimoniar el tiempo que nos ha tocado vivir creo es la máxima de cualquier escritor. Sobre todo si es cubano, pues vivimos una historia muy particular, muy diferente a la del resto de la mayoría de los países.

¿Cómo le ha cambiado el mundo de la tecnología y el Ebook?

AVCh: La tecnología en mi caso ha llegado solo a la computadora. Sin ella ya no me creo capaz ya de escribir. Los demás avances no han llegado a mis posibilidades, por lo que sigo leyendo a la forma tradicional, acumulando libros, preservándolos en mi biblioteca. Me gusta el olor del papel, pasar la hojas cuando leo, hacer anotaciones al margen de los libros o subrayando lo que me parece más interesante.

¿Sentía que había nacido con vocación literaria? ¿Cuáles son sus verdaderos orígenes en ese sentido?

AVCh: Soy hijo único y nací y crecí en edificio que cuando aquello no se le permitía a los escasos niños que vivíamos allí jugar en los pasillos. Mi infancia fue tan feliz como de cierta manera solitaria. En los libros, primero que me regalaban y luego los de mis padres, de su biblioteca personal fueron mi mayor compañía por muchos años. Sin tener absoluta conciencia de que estos me propiciaron vivir en un mundo mucho más amplio que el limitado por el apartamento en que vivía tuve la certeza que la literatura sería mi salvación, mi escudo y mi asido. Querer imitar a esos autores que leía, creo, fueron mis verdaderos inicios.

¿Lamenta que su vida literaria no se hubiera desarrollado en otro medio más propicio?

AVCh: Es muy subjetivo creer que existe un medio más propicio para uno. En ese sentido todo es relativo. Quizás si hubiera vivido en Alemania o en Estados Unidos, como parte de mi familia, me hubieran propiciado una vida más cómoda, pero no puedo asegurar que en otros espacios, en otros contextos hubiese sido escritor o que mi oficio hubiera encontrado un medio más propicio. Es algo que nunca he pensado. Vivo en Cuba por decisión, pues a estas alturas he viajado como para saber que mi casa es mi verdadero país y en ella y en lo que la rodea, que es mucho más extenso que lo que los ojos alcanzan, creo haber encontrado todos los motivos para desarrollar mi escritura. Y mi casa está en una ciudad de provincia, al centro de Cuba. La escritura sigue siendo un oficio menor y su importancia todavía está por demostrarse. Cada vez son menos las becas que se otorgan a los escritores, cada vez son más las librerías que cierran, las editoriales que caen en bancarrota. Hay que buscar en uno mismo eso que aún falta para sostener un oficio tan poco tenido en cuenta como el de la escritura.

¿Cree que la literatura cubana a veces tiene serios altibajos?

AVCh: Como todos los procesos culturales de cualquier parte del mundo los nuestros tienen mejores y peores momentos. En eso nos parecemos al mundo.

¿Qué libros han cambiado su vida?

AVCh: En realidad creo que me ha cambiado la vida el haber leído tanto, el tener la escritura como oficio y la lectura como pasión. Y todos, de algún modo, me han aportado algo y por tanto soy una suma de ese saber que la lectura me ha permitido. Tengo pasión por la belleza. Necesito que mi mundo más íntimo lo sea y creo tener capacidad para lograr que el entorno en que vivo me satisfaga en ese sentido. Eso se lo debo a mi pasión por la lectura, a la suma de versos de muchos autores que a esta altura he leído con devoción. Tengo una práctica social, como cualquiera que ha vivido con intensidad cincuenta años. Pero esa práctica se ha enriquecido con la lectura, con otros mundos y vivencias que me pertenecen a la medida en que he disfrutado de la literatura universal a la que he tenido acceso.

¿Tiene la obsesión de emigrar a tenor de los nuevos cambios?

AVCh: Estoy constantemente emigrando y cambiando, pero parado en el mismo lugar. Cuando visité Nueva York me pareció que allí había vivido en otra vida. Cuando conocí Costa Rica creí que en otras vidas pudiera vivir allí. Pero en esta, en la que estoy ahora, creo haber encontrado mi lugar en el mundo.

¿Ha tenido que esquivar la censura en sus escritos?

AVCh: Más bien la he tenido que enfrentar, que defender y pagar el costo que hay que pagar por ser sincero e intentar hacer una obra desde la honestidad. Pero nunca he tenido un adversario capaz de cambiarme una línea. He esperado pasen los años, como buen descendiente árabe, hasta que ha llegado el momento de imponer determinada obra.

¿Hay algún género más eficaz para trascribir la realidad cubana?

AVCh: Más bien se precisa de ser honesto. Cualquier género es propicio.

¿Cree que la cultura cubana tiene déficit de monografías, memorias históricas que den profundidad a esta cultura? ¿Cómo se puede suplir ese vacío?

AVCh: Tu pregunta la desconozco, sería pueril de mi parte responder sí o no desconociendo qué se está haciendo en ese sentido. Conozco historiadores muy serios como la Dra. María del Carmen Barcia o el joven historiador Félix Julio Sánchez, entre otros, que con cierta frecuencia me sorprenden con libros muy profundos sobre la historia cubana, pero no me siento capaz de responderte con objetividad.

¿Sin memoria histórica no hay imaginación?

AVCh: Todo, absolutamente todo lo que se crea en la ficción tiene una sólida base en la realidad.

¿Qué objetivo persiguen sus libros?

AVCh: Entretener y poner a pensar, inquietar y acompañar a quienes lo lean.

¿Qué significado tiene para usted la ciudad donde ha vivido la mayor parte de su vida?

AVCh: No hay una sola calle de Santa Clara, parque, sitio público, que no tenga una historia afectiva que me vincule a esos lugares. Es el único sitio del mundo, pese a que he vivido en otras ciudades, que puedo caminar con los ojos cerrados. Y el único en el que cualquier persona me saluda y me hace saber que ha sido mi lector o simplemente me saluda con un gesto que me demuestra que esa persona me agradece algún libro, o un verso o hasta un comentario dicho por radio.

¿Qué mensaje desea trasmitir a los cubanos y a sus lectores en el próximo año 2014?

AVCh: Estamos hartos de discursos, por lo que mi mensaje sería breve: que pese a las dudas, los miedos, la desesperanza, las carencias no perdamos la capacidad de soñar.


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