«La institución es basura política»
Yordany Jiménez, 'Pipo', habla sobre la educación artística en la Isla, el papel de las instituciones y la creación al margen del poder.
Yordany Jiménez —Pipo para sus conocidos— perteneció al grupo Artistas Cubanos Independientes (ACI), cuyas exposiciones fueron reprimidas en varias ocasiones por la Policía. Ahora reside en Madrid con planes de reactivar ese proyecto abandonado en La Habana.
Una de sus obras, consistente en una billetera realizada con los pesos cubanos de su salario, se expondrá a partir de este jueves en la galería de Cuba Ocho Art and Research Center, en la ciudad de Miami, como parte del programa de la conferencia anual del grupo Raíces de Esperanza.
Graduado del Instituto Superior de Arte (ISA) y profesor de la Academia de San Alejandro, Pipo (Cienfuegos, 1977) conversó con CUBAENCUENTRO.com sobre la educación artística en la Isla, el papel de las instituciones culturales y la creación al margen del poder.
¿Qué es el movimiento de Artistas Cubanos Independientes?
El movimiento surge por la carencia de lugares o sitios donde exponer en Cuba. A los artistas egresados del ISA les resultaba muy difícil exhibir su obra, no ya comercializarla, que era prácticamente imposible. Entonces, un grupo de artistas decidimos reunirnos y autofinanciar las exposiciones, hacer intervenciones en lugares abandonados, en sitios que tuvieran cierta connotación en La Habana.
En un inicio fuimos ocho. En la última exposición éramos 25 personas. Nadie era jefe o director, invitábamos a otros artistas, al que se quisiera sumar, porque eran proyectos en espacios grandes. La idea que teníamos era llevar el arte a la calle, mostrar lo que estábamos haciendo.
¿Cuál era su propuesta?
Sin pretender ser políticos a la manera clásica, adoptábamos una postura política, ya que teníamos muchas barreras para llegar al sistema de galerías. Simplemente, decidimos hacer las cosas por nuestra cuenta, decíamos lo que pensábamos, y esa fue una de las razones de los problemas con la policía una y otra vez, o con el gobierno.
¿Qué tipo de problemas?
Decomiso de obras, brigadas de acción rápida destruyéndolo todo, detenciones, multas y cosas por el estilo. Esto ocurrió en dos ocasiones, en la exposición Información Desplazada, del parque de Calzada y C, y en Referencias Territoriales, en la Avenida del Puerto, donde intervinieron a la hora de inaugurar y no dejaron que se hiciera nada.
Estas exposiciones, en sentido general, tenían el mismo corte: arte contextual llevado a la calle, con sus matices políticos. Sobre todo a los ojos del gobierno, resulta más político por ser independiente. No se les pedía permiso ni se les preguntaba. En comparación con Lázaro Saavedra u otros artistas, no éramos ni remotamente políticos. Ellos eran mucho más crudos a la hora de hacer chistes con el sistema.
A nosotros no nos interesaba eso. Aprovechábamos lo que encontrábamos en el espacio. No eran propuestas estéticas a la manera tradicional. En la Avenida del Puerto, un muelle lleno de escombros y basura, reutilizamos la basura. En Marina 255, en Humboldt y Malecón, en los bajos de un edificio estaba el local, nos metimos ahí, pintamos y utilizamos el entorno. Algunos pusieron cuadros, otros utilizaron la basura, los bancos: fue una propuesta bastante espontánea. Nadie iba a hacer algo específico allí, porque eran cosas para un día.
Y la gente de la calle, ¿cómo acogía esa espontaneidad?
Resultaba simpatiquísimo. Recuerdo que en Marina 255 toda la gente del edificio estaba allí, además de artistas que asistieron —Ponjuan, Camejo—, y todos nuestros profesores del ISA. Había muchísima gente. Y en Información Desplazada hasta los locos se metían, se ponían a hacer chistes, la gente preguntaba, se interesaba; uno le explicaba de qué iba más o menos la cosa y se motivaban mucho. Fue mucha gente y al final no se pudo inaugurar. Era muy interesante ver la reacción ante aquello que no entendían bien y les gustaba. Es una de las ideas: llevar el arte a la calle.
Socializarlo…
Atravesarnos más bien, era la idea.
Si funcionaban al margen de la oficialidad, ¿con qué recursos contaban para hacer estas muestras?
Teníamos un contrato con Eusebio Leal para hacer lámparas para todas las obras de restauración, y otro con Havana Club Internacional. Alejandro González llevaba eso y nos pasaba el trabajo. Después invertíamos el dinero en alquilar las luces, el audio. Nunca recibimos ayuda de nadie, excepto en la última exposición, Referencias Territoriales. La galería Luz & Suárez del Villar nos envió una ayuda: un tercio de lo que se puso. De fuera de Cuba, es la única institución que nos apoyó.
¿Qué criterio tienes de las instituciones culturales y su relación con los artistas?
Es una basura, está en función de los intereses políticos y no de los artísticos ni culturales. Sólo apuestan por los artistas que le interesan, en fin, baboserías y cero talento. De Cuba se han ido artistas con mucho talento por no hacerle el jueguito, o no ser del 'piquetito' de los funcionarios y los curadores, y hasta de los especialistas de las galerías. Si no les caes bien o no eres su amigo… Mi experiencia, desde que estudié en el ISA, es que las instituciones culturales son una basura que deberían limpiarse de abajo hasta arriba.
Desde tu experiencia, ¿podrías explicar cómo funciona la educación artística en Cuba?
Haciendo un recuento, desde que pasé por la escuela de arte de Trinidad hasta que fui profesor en San Alejandro, quizás mi generación fue la última que tuvo algo de libertad para pensar o hacer. En Trinidad teníamos esa libertad para crear, pero después vino toda la reestructuración o la remodelación de las escuelas de arte. Las remodelaban y las politizaban al otro día. Te ponían un uniforme, te pelaban bajito y tenías que dejar de pensar, automáticamente.
En el ISA pasó lo mismo. Una vez que empezaron a reconstruirlo, llegaron leyes, medidas, prohibiciones, el Partido (Comunista) metido, y cero libertad. Y eso siempre conlleva que se acabe la creatividad. Hay estudiantes que siguen haciendo buenas cosas, siempre los habrá, pero la institución va de mal en peor.
Con la centralización, la ayuda que se le daba a los estudiantes en cuanto a materiales, se complicaba más. Al punto de que tener una línea (caja) de óleo, era un conflicto. El ISA tenía que esperar que el Ministerio de Cultura aprobara el dinero. Cuando llegaba, la escuela tenía que hacer una carta y esperar la aprobación para comprar. Y cuando llegaba la pintura... ya no tenías ganas de pintar, como es lógico, o se había acabado el curso.
En un inicio, cuando yo empecé, las escuelas tenían cierta autonomía, un presupuesto, y lo manejaban a su entender. Pero hará unos cuatro o cinco años, eso se vino abajo. Y no creo que ahora mismo funcione algo bien en Cuba. Todo es caótico. La gente no tiene esperanza de ningún tipo.
Hay allí otros grupos independientes, como OMNI, por ejemplo, que actúan al margen del discurso oficial.
En el caso de OMNI, ellos tienen su espacio, son aceptados. Nosotros, antes de viajar a España, tuvimos una reunión con Rubén del Valle, el presidente del Consejo Nacional de las Artes Plásticas, nos invitó a su despacho y nos ofreció participación en la Bienal. Nos dijo: 'vamos a negociar, vamos a llevarnos bien, no más problemas', y le respondimos que sí, pero yo tenía la intención de irme de Cuba.
Háblame de los proyectos actuales…
Reactivar el movimiento de Artistas Cubanos Independientes, darle un nuevo giro. Desde que estoy en España, me he dado cuenta de que si hay personas en el mundo nada unidas, son los cubanos. Los chinos tienen su historia, los árabes la suya, pero los cubanos somos dos o tres millones de exiliados y cada cual anda por su lado. En el mundo del arte es igual, por lo menos de los artistas jóvenes que conozco. Pretendemos ver cómo aunar fuerzas o reunir a toda esa gente y hacer un proyecto de arte cubano que sea fresco, no rígido, que no sean los mismos, y organizar exposiciones en Cuba, Miami y España, donde sea.
La intención es promocionar el proyecto e intentar insertarnos en el mundo del arte internacional. Hacerlo factible nuevamente, pues no necesita grandes recursos, y apoyar a los artistas que están en Cuba.
Pero el gobierno cubano podría poner trabas a esos planes...
Ya encontraremos la manera de darle la vuelta, están viejos y cansados, no son tan inteligentes como al principio. Problemas habrá, pero encontraremos la manera de sortearlos. Queremos volver a echar a andar el proyecto, dar apoyo a los artistas de allá. Aquí puedes ir haciendo tu trabajo, pero allá hay personas a las que les resulta extremadamente difícil hasta comprarse un tubo de óleo. Una vez que terminas la enseñanza en la escuela, te quedas a la buena del señor.
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