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Música

“Sol” Juana Bacallao: del Vedado a Miami

Entrevista con Neris Amelia Martínez Salazar, más conocida como Juana Bacallao, la carismática show woman cubana

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No es monja, pero sí una sacerdotisa del sabor y de la música cubana e incluso internacional —porque hasta se permitió parodiar a Barry White y a otras figuras famosas con su inglés “juanístico” en sus shows del Capri—, por lo que ahora es válido tomarse la atribución de llamar “Sol” Juana Bacallao a Neris Amelia Martínez Salazar, la carismática e inefable show woman cubana que adoptó ese ya mítico nombre “para que no le pudieran hacer trabajos de brujería al ignorar el verdadero”, según dicen las malas lenguas.

Este sol de medianoche cubano —a esa hora es cuando se pone mejor “la cosa” en el mundo del cabaret, donde Juana sigue reinando impertérrita casi desde que ese mundo es mundo— llegó el martes 13 de diciembre a Miami, procedente de La Habana, tras año y medio de trámites, para realizar una serie de presentaciones en varias ciudades de Estados Unidos y, posiblemente, en San Juan, Puerto Rico.

La incansable artista, conocida también por el sobrenombre de “Juana la Cubana”, “La diosa de ébano de Cuba”, y “La diosa negra de todos los tiempos” —esto último según la revista norteamericana Times en 1951— vino acompañada por el percusionista Armando Guerra, su manager y director musical, invitada por The Place of Miami y por el productor cubano Jorge Lorenzo.

“Estoy cada día mejor para seguir guapeando y cantándole al mundo; ¡hay Juana hasta el 6000!”, expresó la artista minutos después de arribar al aeropuerto.

Ese mismo martes 13 asistió al programa Esta Noche Tu Night como estrella invitada, y tuvo que repetir su visita el miércoles 14, siendo “la primera vez en la historia del programa que esto sucede, y la hora completa”, según su conductor, el comediante, actor y cantante cubano Alexis Valdés. Ese propio día catorce ya había estado en el programa Los implicados, y el jueves 15 de diciembre se presentó en A tacón quitao’, programas todos de la cadena Mega TV.

El sábado 17 de diciembre la diva ofreció su primer show en The Place of Miami, con el respaldo de la banda Sabor Latino, dirigida por Wilber Rodríguez.

No importa que digan que tiene más edad que Matusalén —o que muchos de sus colegas sean ya historia—, Juana Bacallao se ha vuelto a poner sus tacones, sus lentejuelas y sus coloridas pelucas para salir al escenario, transmutada en la volcánica diva que sus admiradores de siempre no han podido olvidar a pesar de los años de exilio.

“Yo me retiro cuando venga la muerte”, ha respondido bajando la voz, casi en un susurro, cuando le han preguntado al respecto; “agarro un tambor y me pongo a cantar, y sigo siendo Juana Bacallao”.

La artista no ha querido decir exactamente cuántos años tiene, pero algunos de sus conocidos han comentado que el 26 de mayo pasado cumplió 93, aunque en un artículo del periódico oficial Juventud Rebelde en el año 2000 ella misma se atribuyó 75, por lo que de ser así ahora tendría 86.

Como quiera que sea, tenga 86 u 88, 100 o 120, Miami le da la bienvenida a “Sol” Juana Bacallao, intemporal e incombustible, para que ilumine nuestras noches con su presencia y haga del pentagrama musical lo que le dé la gana, como es ya su sello inolvidable.

Juana, ¿cuándo y dónde naciste?

Juana Bacallao (JB): Nací en la calle Lealtad # 103, en el barrio centrohabanero de Cayo Hueso, frente por frente a la casa del gran patriota cubano Juan Gualberto Gómez, quien me compraba caramelos y cuyas hijas Alejandrina, Chela y Michelet estudiaron conmigo en la Creche —así se le decía a la escuela en ese entonces—, y también su nieto Placidito Gómez, quien hoy ya tiene 97 años y vive todavía.

Sobre “cuándo”, mi edad es la que represento, porque yo tengo la juventud eterna.

¿Es verdad eso de que decidiste usar Juana Bacallao como tu nombre artístico para que no te pudieran hacer trabajos de brujería?

JB: No señor, yo soy negra, pero me eduqué en colegios de monjas —con las Hermanas Oblatas—, y fue Merceditas Valdés (otra gran artista cubana ya fallecida) la que me dijo que “al turismo le gusta el bembé”, y a eso fue a lo que me dediqué.

Radio Cadena Azul, el maestro Obdulio Morales, el legendario Teatro Martí…, ¿qué recuerdos te traen esos nombres a la mente?

JB: Yo trabajé en esa emisora, y Obdulio Morales fue quien me “descubrió” y me hizo el número que me llevó a la fama: Yo soy Juana Bacallao. Álvarez Guedes también me ayudó mucho, pues me hizo las grabaciones de mis discos, y Rita Montaner y Bola de Nieve también se portaron muy bien conmigo.

En el Martí trabajé con Rita, con Pototo y Filomeno, con Candita Quintana —en lo vernáculo—, Xiomara Alfaro, Celeste Mendoza, con la compañía de Obdulio Morales…; siempre en grandes shows, al igual que después en otros grandes cabarets de La Habana, como el Montmartre, el Sans Souci, el Alí Bar —donde compartí el escenario con el gran Benny Moré— y siempre alterné con las figuras más reconocidas del mundo del espectáculo, como Blanca Rosa Gil, Blanquita Amaro, Lucho Gatica, Tejedor, Cantinflas, Lino Borges, Chano Pozo, Mr. Babalú (Miguelito Valdés)…

Hice dos películas con Ninón Sevilla: Mulata —Ninón y yo lavando— y Yambaó.

A finales de los cuarentas estuve en Las Vegas con Facundo Rivero, y recuerdo que yo estaba bailando arriba y en el público estaban El Gordo y el Flaco (Laurel y Hardy); después, ya en los cincuentas, actué con Gizzie Gillespie y con Chano Pozo en Estados Unidos —en Harlem, entre otros lugares—, y en 1951 viví por un tiempo en Miami Beach.

En los años 50, con la compañía de Enrique Arredondo, recorrí Cuba con Celia Cruz, Olga Guillot y otras grandes figuras. También trabajé en el Circo de los Hermanos Montalvo, e hice cortinas musicales en los casinos de juego más importantes, cuando estaba Lucky Luciano en lo que hoy es el Hotel Capri de La Habana, ¡ah!, y le enseñé “el cielo se ha puesto feo, Facundo” (la canción) a Libertad Lamarque, para que la cantara con la entonación adecuada a nuestros ritmos, y también tuve el honor de trabajar junto a Rita Montaner y a su nuera como Pelusa, una “vendedora” del periódico El Diario de la Marina en su show.

Me voy pa’l Brasil, La Caperucita se divierte y Las cuevas de Luis Candelas fueron algunos de los múltiples shows de cabaret en los que trabajaste a

partir de 1959, ¿con cuál de ellos consideras que obtuviste más éxito, y/o cuál recuerdas con más cariño?

JB: Todos tuvieron éxito; dos años duró La Caperucita…, donde Dandy Crawford era el Lobo y yo La Caperucita, con Joaquín Rivera como coreógrafo. Serenatamulata fue otra; también Secambia,secambia —donde hice de Josephine Baker—; una época tremenda para el cabaret en Cuba, donde yo me mantuve siempre en el gusto del público.

¿Es cierto que durante uno de tus shows en el Capri llegó Raúl Castro con una comitiva y tú dijiste desde el escenario: “Vaya, llegó la mafia”?

JB: No, yo nunca me metí con el gobierno ni soy política; yo soy una artista que se debe a su pueblo, a todos los cubanos, estén donde estén —en cualquier parte del mundo—, para llevarles mi arte, por eso es que yo soy “Juana La Cubana”.

¿Cómo son tus relaciones con tus compañeros de la farándula cubana? ¿A quiénes admiras más, o te caen mejor?

JB: Todos me caen bien, no tengo enemigos, y todos son grandes artistas como yo: la señora Rosita Fornés, Omara Portuondo, Argelia Fragoso, las hermanas Diego, Willy Chirino, Gloria Estefan, Olga Guillot, Celia Cruz…

Celia me invitó a su residencia en Los Ángeles, y luego nos encontramos en Francia, tres meses antes de ella morir, en el espectáculo “Cuarenta años después, el encuentro entre Celia Cruz y Juana Bacallao” —Celia con su “Azúcar” y yo con mi “Candela”, imagínate —, en el Barrio Latino de París, donde estuvo presente toda la prensa acreditada; duró aproximadamente de 7 a 8 horas —la noche entera y parte de la madrugada—, y recuerdo que Celia dijo que La India era la princesa y ella la Reina, y entonces yo le pregunté: “Ven acá, mi hermana, ¿y dónde quedo yo?”, y Celia me respondió: “Usted es la maestra de hoy y de siempre”.

Desde que llegaste a Miami, ¿qué ha sido lo que más te ha gustado, y lo que menos?

JB: Todo me ha gustado, me han recibido con mucho amor y con mucho respeto. Sinceramente, el pueblo me quiere mucho, y no es fácil llegarle al pueblo, a la juventud; no es fácil, porque los jóvenes si no entienden, se levantan y se van si tú no les gustas. Por ejemplo, en La Habana yo soy la madrina de “los divinos” (los gays) que se sientan en el Malecón, y yo digo: “No se metan con los divinos”.

Jorge Lorenzo, mi productor, y José Luis, el dueño de The Place, me han tratado como si fuera de su familia, no solo como artista; y también las personas mayores, los niños, otros artistas de aquí; todos, todos, han sido muy cariñosos conmigo.

¿Cuál consideras que ha sido lo más difícil que has tenido que afrontar en tu larga carrera?

JB: Chico, yo soy una mujer que luchó sin padre ni madre, huérfana de todo, hasta que encontré a mi manager, con quien llevo ya veinte años y es mi familia, aunque siempre he tenido el cariño de mi pueblo, que es también mi otra gran familia, a la que tanto quiero.

¿Qué significan El Vedado, El Gato Tuerto, La Habana y Cuba para ti?

JB: El Vedado es donde yo he pisado siempre y he durado, en el Capri, el Habana Libre, el Coppelia —yo me siento muy feliz cuando camino por allí y la gente me reconoce y me dice cosas bonitas—, aunque también La Habana Vieja significa mucho para mí. El Gato Tuerto lo tengo “que van a salir todos los gatos a verme” —¡qué éxito tremendo! —; tuve el gran reto de comenzar a actuar allí en su lugar después que Elena Burke falleciera, y me he convertido en la nueva reina de ese centro nocturno. La Habana toda es mi casa, y en El Palacio de la Rumba, en Cayo Hueso, Centro Habana —barrio donde nací—, todos los lunes, martes y miércoles, a partir de las 10 de la noche, meto “mi descarga” con mi banda Tiembla Tierra, de la cual soy directora y directora musical desde hace 17 años. Y a Cuba la adoro, y a mi pueblo —donde uno nace se respeta— le dedico siempre mi arte, aunque haya trabajado en el mundo entero.

¿Algún mensaje especial para tus admiradores y para el pueblo de Cuba en general?

JB: Les deseo un feliz Año Nuevo y una larga vida a todos mis admiradores y a mi pueblo de Cuba querido, donde quiera que esté.

“Los quiero, mi familia; ¡hay Juana hasta el 6000!”


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