Actualizado: 27/03/2024 22:30
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Escritoras, Literatura Cubana

“Ya hace tiempo que pienso en Cuba como quien piensa en un ser muy querido desaparecido o perdido”

Entrevista a la escritora cubana Teresa Bevin, residente en Nuevo México

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Teresa Bevin nació en la ciudad de Camagüey. A los 18 años emigró sola a España donde hubo de esperar por su visa de entrada en Estados Unidos. Luego de tres años de trabajo y rápido desarrollo personal sin intervención familiar, llegó a Washington DC, donde se unió a su joven hermano

Un viaje de regreso a Cuba en 1991, tras una ausencia de 20 años, la inspiró a escribir su primera novela, Havana Split, que es hoy libro de texto en varios programas de estudios latinoamericanos, y la cual fue escogida por el Miami Herald como una de las 10 novelas más importantes del momento en el verano de 1999. Antes de la publicación de Havana Split, sus créditos incluyen ser finalista (tres entre varios cientos) en una competición de cuentos cortos en español patrocinado por la revista literaria Linden Lane, en Princeton, con el cuento “La vieja del globo.” En esos momentos ya comenzaba a contribuir con capítulos de libros de textos para estudiantes graduados de psicología y trabajo social.

Entre sus publicaciones, Dreams and Other Minor Ailments/Sueños y otros achaques es una colección bilingüe de cuentos, todos traducidos por ella. Además ha publicado un libro bilingüe para niños y contribuido con varios capítulos sobre niños en crisis, las familias multiculturales, un estudio colectivo sobre las mujeres y la emigración. Su más reciente novela en es Papaya Suite.

CUBAENCUENTRO entrevistó a Teresa Bevin, para conocer sus opiniones sobre la nostalgia, la memoria histórica, la literatura cubana y por supuesto otros temas.

¿En qué momento decidiste que querías escribir?

Teresa Bevin (TB): Desde niña me ha gustado escribir. Mi padre era un buen escritor que publicó muy poco por estar muy ocupado con su negocio. Salí de Cuba sola y muy joven. A partir de entonces escribía a mi familia con asiduidad. Supe que mis cartas eran leídas por muchos que pensaban que un día debían ser publicadas. Mis primeras publicaciones fueron académicas debido a mi trabajo con niños en crisis. Mi principal editora sugirió que escribiera ficción, hasta que un día me embarqué con mi primera novela, Havana Split. Siempre me gustó escribir, pero hasta ese momento en que empecé mi primera novela, no lo vi como una carrera.

¿Qué te aporta la escritura y la literatura, piensas que vale todo en la literatura?

(TB): Pienso que todo tema y todo estilo interesa a alguien. Hay público para todo. No se está solo cuando se tienen libros y curiosidad para adentrarse a ellos. Siempre tengo libros entre manos. A veces leo tres o cuatro libros a la vez, alternando. Leer es como alimentarse. Es satisfactorio y necesario. Una vez que una persona se cataloga a sí misma como autor o autora, la escritura es imprescindible.

¿Qué es necesario para que una novela interese a los lectores?

(TB): Una novela debe prometer algo desde el principio, debe envolver los sentidos de la vista, el oído, el olfato, el tacto… Debe establecer una conexión con el público al que se intenta llegar. Es como abrir una ventana por donde atisbar dentro de un mundo ajeno al propio, una aventura que se vive desde la seguridad de un sillón. La novela debe presentarse como una invitación a una experiencia con la cual se puede relacionar el lector. Por consiguiente es de suma importancia cumplir la promesa que se hace al principio y así envolver y satisfacer al lector.

¿Cuáles son tus géneros favoritos en la lectura, sus autores y quiénes le han influido más?

(TB): Me gustan las lecturas históricas, las biografías, y la ficción que tenga filo, que tenga un mensaje o una serie de mensajes que hagan pensar. Me gusta el realismo mágico, pero no únicamente. Me gusta un estilo atrevido y fresco. He disfrutado mucho el trabajo de la escritora española Carmen Martín Gaite entre muchos otros. En cuanto a influenciarme, no me siento influenciada por ningún autor en particular, pero he aprendido algo de todos a quienes he leído.

¿A qué te dedicas cuando no escribes?

(TB): En estos momentos me he retirado de mi trabajo como educadora y como psicoterapeuta. Lo que más disfruto es la pintura desde que vivo en Nuevo México. Los paisajes me han inspirado, pero no pinto solo paisajes.

¿Cuál es tu método de escritura?, ¿anotas lo que se te ocurre?

(TB): No suelo anotar nada. Es como si un día empezara a pensar en una situación, y voy mentalmente añadiendo dimensiones hasta que de pronto se hace imperioso que me siente a escribir.

¿Si pudieses ser un libro, cuál sería?

(TB): Tal vez mi más reciente novela, Papaya Suite, por lo mucho que me divertí escribiéndola. Es un trabajo completamente positivo, es allí donde prefiero estar. No aspiro a ser ningún clásico ni libro famoso.

¿En qué proyecto te encuentras sumergida en estos momentos?

(TB): Tengo dos libros a medias. Me gusta tener más de un proyecto. El primero es una novela en inglés que tiene que ver con Nuevo México, ya que siento una gran afinidad y un profundo amor por esta tierra. El otro es una colección de cuentos en español que se desarrollan en Cuba entre los años veinte y los noventa.

¿Se escribe por placer o también por dinero y reconocimiento?

(TB): En mi caso escribo únicamente por placer. Disfruto mucho el proceso.

¿Dominas los recursos de estilo, las figuras literarias o escribes con estilo propio y sigues experimentando y aprendiendo?

(TB): Mi estilo es muy propio y siempre aprendo algo nuevo, sigo expandiendo mi experiencia como escritora con cada página que escribo. En realidad no pongo mucha atención a teorías literarias. Busco dar vida a lo que veo en mi mente para compartirlo con quien se interese.

¿Los escritores deben cuidar y ofrecer obras depuradas, utilizando recursos narrativos, o encuentras bien que el relato se limite a una narración simple, tal y como se cuenta en la sobremesa?

(TB): Para mí el proceso es muy natural, como contar las peripecias de un día a algún amigo. Es un proceso creativo, que viene de la nada, sin mucho fundamento. No me adhiero a ninguna regla más que a la gramática.

¿Regalas libros en alguna ocasión?

(TB): Regalo libros con mucha frecuencia.

¿Crees que la literatura cubana está de moda y que el escritor, en tanto figura pública, tiene responsabilidad social?

(TB): La literatura cubana despierta mucho interés entre cierto tipo de lector. No siento una responsabilidad social como tal por el hecho de ser cubana, sino por el hecho de vivir en este mundo, con gente de todo tipo. Mi sentido de la responsabilidad como escritora yace en presentar algo que envuelva, tal vez que conmueva o divierta sin importar quién lo lea.

¿Crees que la literatura cubana a veces tiene serios altibajos?

(TB): Debe tenerlos, como todo tipo de literatura.

¿Cómo te ha cambiado el mundo de la tecnología y el e-book?

(TB): Ahora es mucho más fácil editar un manuscrito, mover párrafos, escribir capítulos fuera de orden, según sienta la inspiración, y luego empalmarlos de manera coherente. El “armar” o edificar lo escrito es parte del proceso. El e-book es ventajoso por estar al alcance de tantos.

¿Sentías que habías nacido con vocación literaria, cuáles son tus verdaderos orígenes en ese sentido?

(TB): Desde niña se me hacía fácil escribir. Escribía cartas, lo cual no es común para un niño. Siempre he sido muy observadora en cuanto al carácter humano y pienso que allí nació mi vocación, dentro de esa fascinación con las reacciones y las peculiaridades de la gente.

¿Lamentas que tu vida literaria no se hubiera desarrollado en otro medio más propicio?

(TB): Creo que cada cual crea sus situaciones. No tengo nada que lamentar. He logrado mucho a pesar de las desventajas de ser mujer emigrante y el no haber tenido quien me diera nada una vez salí de Cuba, dejando a mi familia. Eventualmente nos reunimos, pero era yo entonces quien proveía. Con todo y haber tenido dos carreras profesionales, una como profesora de educación superior, y otra como psicoterapeuta, la carrera de escritora ha sido la más disfrutable.

¿Qué libros han cambiado tu vida?

(TB): He aprendido mucho de libros que tratan temas espirituales, como la obra de Krishnamurti, Wayne Dyer, Louise Hay, etc. Esos son los libros que más han influido en mi vida y me han enseñado a vivir en el presente y a no juzgar a los demás o a mi misma. De niña leía libros de aventuras de Emilio Salgari, de Julio Verne, etc. Creo que pude ejercitar mi imaginación gracias a que mis padres me animaban a leer.

El regreso, la nostalgia, el sufrimiento causado por el deseo incumplido de regresar. ¿Tienes la obsesión del regreso a tenor de los nuevos cambios?

(TB): No pienso en regresar. He visitado varias veces, pero he hecho mi vida y mi hogar en Nuevo México. La Cuba que dejé atrás ya no existe más que en el recuerdo. Regresaré de visita de tener la oportunidad, pero ya no pienso en reanudar mi vida en Cuba. Ya hace tiempo que pienso en Cuba como quien piensa en un ser muy querido desaparecido o perdido, pero no me causa dolor, sino una especie de reconocimiento de mi origen.

¿Has tenido que esquivar la censura en tus escritos?

(TB): Únicamente mi propia censura.

¿Hay algún género más eficaz para trascribir la realidad cubana en la literatura?

(TB): Todo género tiene su espacio y sus limitaciones. El autor debe transcender las limitaciones y hacer todo lo posible por dar de sí de un modo efectivo.

¿Crees que la cultura cubana tiene déficit de monografías, memorias históricas que den profundidad a esta cultura? ¿Cómo se puede suplir este vacío?

(TB): Creo que hay mucho escrito a lo cual no se le ha prestado la debida atención. Mi tatarabuela, Encarnación de Varona de Escobar, documentó mucho de su vida durante la guerra de independencia. Su trabajo ha sido publicado recientemente y es un documento extraordinario. Allí muestra lo que sufrió su familia, algunos de sus hijos fueron a la guerra, etc. Hoy lo que escribió como legado a su familia, es un documento histórico de mucho valor.

¿Sin memoria histórica no hay imaginación?

(TB): La imaginación no tiene límites, la memoria es inevitable, y ambas están estrechamente vinculadas.

¿Qué significado tiene para ti la ciudad donde has vivido la mayor parte de tu vida en los últimos años?

(TB): Desde que salí de Cuba he vivido en muchos lugares. En España he vivido en las ciudades de Madrid y Valladolid. Luego llegué a Washington DC y he vivido allí, en Takoma Park, Maryland, y ahora vivo en Santa Fe, Nuevo México. Para mi Santa Fe se ha convertido en mi tierra. No nací aquí, pero esta tierra me ha acogido como ninguna. Desde que vine aquí de visita supe que tendría que vivir aquí.

¿Qué objetivo persiguen sus libros?

(TB): Mostrar, instruir, divertir, inspirar.

¿Escritora bilingüe o educadora multicultural?

(TB): Ambas cosas.

¿A quién le dedicas mentalmente tus libros?

(TB): A todos los cubanos, dentro y fuera de la Isla.

¿Qué mensaje deseas trasmitirle a los cubanos y a tus lectores?

(TB): Lo que siempre quiero trasmitir. La capacidad de amor no permite juicios. Vivamos hoy, este momento, y cada día vayamos a dormir con la certeza de haber hecho algo positivo por la vida. La mente debe mantenerse abierta y receptiva para poder crear algo que nos alegre el corazón.


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