Actualizado: 18/04/2024 23:36
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¿Cómo es posible?

Castro: cuarenta y siete años en el poder a 90 millas de EE UU.

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La siguiente interrogante ha escoltado durante mucho tiempo las conciencias cubanas. Suele formularse con cierta perplejidad, a veces hasta con admiración: "Pero, ¿cómo es posible que Fidel Castro se haya mantenido en el poder tanto tiempo en contra de los americanos, que están ahí a 90 millas?".

Como pasa frecuentemente en el estilo coloquial cubano, la interrogante, en lugar de servir como un estímulo para seguir pensando, para buscar más allá de la evidencia, lo que hace es funcionar como respuesta. La formalidad interrogativa de la convicción es un "embaraje epistemológico".

Es decir, nuestra mente se siente más o menos satisfecha con haber llegado a una encrucijada enigmática, de la cual se resiste a pasar. Le basta con el desconcierto, que por demás es fuente de genuflexiones y motivo de gracejos, muy caros a los cubanos de todas las índoles.

Por esa razón, creo que es pertinente que sigamos adelante, que repitamos, por ejemplo: "Y bueno, ¿cómo es posible?".

Respuestas obvias

Como decía, algunas personas se detienen en la pregunta precisamente porque están sobredeterminadas por un prejuicio político que hace obvia la respuesta. Los castristas, por ejemplo, al preguntarse "¿cómo es posible?", no hacen más que introducir con este ardid interrogativo un juicio de afirmación: "Ha sido posible porque el Comandante es un bárbaro".

Los nacionalistas anticastristas, por otra parte, al formular la misma cuestión, en verdad tratan de pasar la bola al bando gringo: "¡Es posible porque estos americanos están comiendo bolas con Castro!".

Son dos actitudes sincopadas. El 26 de julio de 1988 Castro afirmaba que si la Unión Soviética abandonaba los ideales de comunismo que le correspondía defender como gran potencia, él los recogería. De forma parecida, hay nacionalistas anticastristas que piensan que si "los norteamericanos" no se sienten aptos para defender los ideales de libertad de New England, aquí están ellos para echárselos encima.

Este ejercicio se puede hacer con diversas posturas, y hacer recaer la responsabilidad del bienestar o malestar de un Castro por casi medio siglo en el poder, en el archivo de culpabilidad de otras instancias. Pero creo que las dos anteriores son las variantes más diáfanas: la que viene del nacionalismo castrista y la que procede del nacionalismo anticastrista. Ambas, por cierto, comparten de algún modo la certeza, de tipo admirativa, de que si "los norteamericanos" quieren algo es casi imposible de que no lo consigan.


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