Actualizado: 23/04/2024 20:43
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Cuba: ¿la pobreza irradiante?

La escasez no genera creatividad ni solidaridad, sino violencia y frustración.

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Señalo la falta de verosimilitud de todo esto —hay en Cuba gente especializada en alquilar esos tipo de trajes, y quien lo escoge es, desde luego, quien lo va a usar, y nunca alguien contratado para organizar la fiesta— porque no creo que se trate de detalles sin significación, sino de índices del deseo de la autora de presentar la "economía" de la vida cotidiana en Cuba como un estado anterior a la especialización capitalista. ¿No es significativo que los músicos no pidan dinero sino oro?

Acaso también tiene que ver con esto el hecho de que la casa de uno de los jóvenes se convierte, con un sencillo cambio de muebles, en restaurante improvisado. No digo que no haya en Cuba "paladares" así, sino que, en el contexto del documental, esta falta de especialización de los espacios refuerza la mirada primitivista de los realizadores.

Otro detalle significativo: uno de los "mecaniqueros" necesita un encendedor de tubos de luz fría y su colega lo manda a ver a un señor mayor que, sin conocerlo, le hace uno a partir de un tubo de pasta de dientes usado y se lo da sin cobrarle nada.

¿No se sugiere así que la carencia produce, por un lado, creatividad, y, por otro, solidaridad?

Pruebas de la 'superioridad' cubana

Hay aquí, en mi opinión, también cierta estetización de la pobreza, que si bien no convierte la necesidad en libertad, como muchos apologistas del régimen cubano, sí la troca en virtud, con lo que también falsea no poco la realidad. Es justo por esto por lo que uno de los castristas de Rebelión, a pesar de criticar el documental, puede encontrar en él evidencias de la supuesta ejemplaridad de la sociedad cubana.

Aunque afirma que en Mecaniqueros no se hace referencia a la causa de las privaciones de la gente, que según él es el embargo norteamericano, ni tampoco a lo que "explica tanta felicidad en la escasez", que es "la cartilla de racionamiento que garantiza la nutrición básica de los menores y ancianos, así como más de un tercio de las necesidades mensuales de comida y otros enseres de un adulto", Javier Mestre ve en el filme pruebas de la superioridad de la vida en Cuba.

"¿Y qué es mejor? ¿Hacer interruptores con envases de pasta de dientes o tirarlos a la basura en el círculo infernal del consumo capitalista que está acabando con el planeta? (…) En Cuba, el bloqueo tiene el efecto secundario de mostrar la senda de la sostenibilidad de la sociedad humana. Todo ese ingenio da el valor que merecen a las cosas y ahorra contaminación y malgasto de los recursos naturales" ( Un juicio sesgado de lo público en el tribunal de lo privado, www.rebelion.org).

Los comentarios sobre esta legitimación ecologista de la pobreza cubana sobran, desde luego. No está de más, sin embargo, recordar que la pobreza no genera creatividad ni solidaridad sino violencia y frustración. Los salvajes no siempre son buenos, ni realmente productivo el ingenio aplicado a la inmediata sobrevivencia.


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