Actualizado: 28/03/2024 20:04
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Entre realidad y ficción

La batalla dominicana de Zoè Valdés contra 'aliados y mercenarios'… del gobierno de La Habana.

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Justo es recordarle a Arvelo que la visita de ambos diplomáticos fue en representación del gobierno cubano.

Cuando Zoè Valdés iba camino a la Sala de Cultura del Teatro Nacional de Santo Domingo para dictar su conferencia, la noche del martes 25 de abril, declaró que tenía la intención de, "por delicadeza", suspender su intervención.

Los hechos

"Tuve la impresión de estar dentro de un acto de repudio en Cuba", me dijo un asistente a la conferencia de la escritora. Y es que todo fue bajo la misma fiereza irracional y el mismo odio que caracteriza a estos mítines.

El periodista Camilo Venegas, un cubano radicado en República Dominicana, hizo la introducción a la conferencia y preguntó: "¿Dónde los narradores de mi país dejan de ser escritores para convertirse en historiadores? ¿Hasta qué punto sus mentiras son verdades? ¿Cuándo debemos leerles y cuándo debemos leerles y además creerles?".

Tras la presentación, Valdés decidió dictar su conferencia, a pesar de que agentes de seguridad que le habían asignado (ante las amenazas que ya conocía la Secretaría de Cultura), así como personas de la Feria que se brindaron para protegerla, contenían en la puerta y en la escalera de la Sala de la Cultura a un grupo de dominicanos y cubanos (parte de la delegación que vino a exhibir algunos libros y muchas fotos de Fidel, el Che y los cinco espías presos en EE UU en el stand de Cuba).

Fuerzas de la policía y agentes de la seguridad controlaron la entrada de estas personas a la sala, mientras ellos vociferaban "libertad para los cinco héroes presos en EE UU", "abajo el terrorismo", "esto es un abuso", "Yo quiero subir", "no vamos a soportar censuras"… No es un chiste.

Un coronel del Ejército y un capitán de la Policía dirigieron la operación, desde dentro de la sala, hasta la salida fuertemente custodiada de Zoè Valdés.

Se supo que los violentos manifestantes dominicanos pertenecían a grupos llamados "Unidad del Pueblo", "Fuerza de la Revolución", "Brigadas de Abril", esos "amigos de Cuba" que con obediencias serviles a los mandatos llegados de La Habana, se ganan su pase a unas vacaciones en Varadero, una universidad gratis para sus hijos, una operación gratis en la clínica Cira García, un trato de compañeros en la sede de la embajada cubana en Santo Domingo, un "regalito" de vez en cuando para mantener sus candidaturas, sus grupos de oposición, sus roncitos en el parque frente al malecón.

Ficción y realidad

El periodista Miguel Guerrero, en su columna de alerta, dijo: "por conocer la integridad de los organizadores, dudo que para evitar una escena que incidente el programa, se capitule frente a tan desconsideradas exigencias pidiendo, con cualquier pretexto, disculpas a tan distinguida novelista por una eventual exclusión del evento".

Tuvo razón. Zoè Valdés dictó su conferencia a pesar de algunos presentes en la sala, que pretendieron boicotearla haciendo largas preguntas, argumentando cosas en busca de agotar el tiempo programado y robar espacio a la escritora, con el coro de fondo de los revoltosos en la escalera de acceso a la sala.

Valdés repitió su sentencia contra la dictadura cubana. Sus criterios, aplaudidos o cuestionados, fueron escuchados por los dominicanos invitados a la feria, diplomáticos acreditados en el país, cubanos que viajaron desde Puerto Rico, y otros cubanos residentes en Dominicana.

La escritora definió esa noche como "trágica"; para los organizadores del evento, fue "penosa". Al otro día de su conferencia, Valdés apresuró su regreso y se fue a España con la experiencia tangible propiciada a los dominicanos de una realidad que muchos creen que es una ficción: la dictadura cubana.


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