Actualizado: 27/03/2024 22:30
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Economía, Azúcar, Brasil

Brasil refuerza su presencia en Cuba

Constituye una ironía que Cuba tenga que recurrir a las inversiones de firmas extranjeras capitalistas para reconstruir lo que durante siglos fue la espina dorsal de su economía

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El central azucarero 5 de Septiembre en la provincia de Cienfuegos será gestionado por la Compañía de Obras de Infraestructuras (COI), subsidiaria de la firma brasileña ODEBRECHT, según un contrato de administración productiva suscrito con AZCUBA por 13 años, el 9 de noviembre pasado. Esta es el primer negocio con empresas extranjeras en la industria azucarera desde 1959.

Con este paso Brasil expande su presencia económica en Cuba, ya muy importante por su participación en la mega inversión, que se realiza en la ampliación del Puerto de Mariel al oeste de La Habana, donde se construye una Zona Especial de Desarrollo Económico a un costo de más de 800 millones de dólares, incluida la modernización de una base de contenedores. Desde hacía años ese país se había establecido en la Isla con la empresa mixta productora de cigarrillos BRASCUBA, y la exportación a Cuba de maquinaria agrícola y transporte para la industria azucarera, que se ha probado exitosamente, en el llamado “plan vitrina”, en el Central Jesús Rabí, provincia de Matanzas.

Asimismo, el comercio de bienes ha ido creciendo sostenidamente, de manera que Brasil se ha ubicado entre los principales socios de Cuba, fundamentalmente por las exportaciones brasileñas, ya que son muy limitadas las cubanas, y meramente han sobrepasado el 10 % del total del intercambio comercial. Las compras se han financiado básicamente con créditos otorgados por bancos brasileños para la adquisición de alimentos, maquinarias, calzado, y otros rubros.

La inversión en el 5 de Septiembre llega cuando la industria azucarera cubana atraviesa una dramática situación, con instalaciones fabriles en muy malas condiciones y un funcionamiento altamente ineficiente, reflejado en rendimientos industriales (% de azúcar obtenida por caña procesada) que rondan el 10 %, mientras en los diez años anteriores a 1959 promediaron 12,83 %, con zafras que sobrepasaron 13 %. El estado de las plantaciones es calamitoso, al extremo de que en las zafras realizadas entre 2001-2011 el rendimiento medio por hectárea fue de 32,4 toneladas, según datos oficiales, cuando el promedio mundial está alrededor de 70 según FAO, y en países más eficientes como Brasil alcanzan 80 o más.

El 5 de Septiembre es uno de los 8 centrales construidos después de 1959, y realizó la primera zafra en 1981-82. La provincia de Cienfuegos se caracteriza por ser una de las menos improductivas del país en materia azucarera. Esta inversión también tiene su parte irónica, pues al triunfo de la revolución Cuba era mayor productor de azúcar que Brasil, alcanzando 5,2 millones de toneladas promedio en 1961-1965, en contraste con las 3,5 millones de ese país. Actualmente la nación sudamericana es el mayor productor mundial de azúcar, sobrepasando los 30 millones de toneladas, mientras la otrora gran azucarera se ha convertido en un productor marginal, con niveles en los últimos años semejantes a los alcanzados a fines del Siglo XIX, cuando era colonia española.

Además, Brasil no se ha limitado a ser un gran productor y exportador de azúcar, beneficiándose de los altos precios en el mercado mundial desde hace años, que han llegado hasta sobrepasar los 30 centavos de dólar la libra, sino que también ha desarrollado nuevos rubros derivados de la caña de azúcar, como el etanol en cantidades apreciables para satisfacer parte del consumo interno de combustible y crear excedentes exportables con elevados beneficios. Asimismo utiliza ese producto en la elaboración de artículos de plástico, en especial para su industria automovilística.

Constituye también una ironía que Cuba tenga que recurrir a las inversiones de firmas extranjeras capitalistas para reconstruir lo que durante siglos fue la espina dorsal de su economía. Hace ya más de 50 años que los centrales azucareros fueron confiscados a sus propietarios, y actualmente nos encontramos con que hay que recurrir a los capitalistas para reconstruir lo que fue destruido arbitrariamente por una supuesta propiedad social.

Paralelamente, el grupo AZCUBA y la firma británica Havana Energy acordaron construir una planta para producir electricidad a partir de biomasa (bagazo de caña), con una capacidad de generación de 30 Megavatios a un costo entre 45-55 millones de dólares, en un lugar aledaño al Central Ciro Redondo, provincia de Ciego de Ávila, durante la XXX Feria Internacional de La Habana (FIHAV 2012), recién finalizada. La puesta en marcha se prevé en 2015. Informaciones adicionales, reflejan la existencia de conversaciones sobre otros proyectos para modernizar y reconstruir la industria azucarera cubana mediante acuerdos de gestión, con mecanismos similares a los adoptados en el contrato suscrito para el central 5 de Septiembre.

El país carece de recursos para reconstruir la caótica industria azucarara cubana, por lo cual la inversión extranjera es determinante para su recuperación. Actualmente, con la salida de la plataforma petrolera Scarabeo 9, por el momento terminan las posibilidades de prospección en las aguas profundas en la parte cubana de la Zona Económica Exclusiva Cubana del Golfo de México, reduciéndose drásticamente las posibilidades de encontrar cantidades comercializables del valioso recurso y, por consecuencia, de la riqueza que permita a Cuba salir de la terrible crisis en que se encuentra desde hace más de 20 años. Por tanto es más necesaria la participación de la industria azucarera en la producción de etanol, que además de ser sumamente rentable y menos contaminante, propiciaría aminorar la dependencia de la importación de combustible. Brasil posee excelentes tecnologías para su producción, pero Cuba tendrá que superar los dogmas irracionales que han impedido la producción a apreciable escala del etanol derivado del procesamiento de la caña de azúcar.


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