Actualizado: 25/04/2024 19:17
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Feria del Libro, Literatura, Censura

Buscando los Nobel chinos en la Feria del Libro de La Habana

Las reacciones de cubanos y chinos, en las galerías de exhibición de la feria literaria habanera, al preguntarles por Gao Xingjian y Mo Yan

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Febrero comenzó en lo cultural con la edición habanera de la Feria Internacional del Libro (FIL-Cuba 2018). La cita principal es en el castillo de San Carlos de la Cabaña, la mayor fortaleza militar construida por los españoles en América.

Este año un incentivo adicional, muy divulgado, es la presencia de China en calidad de País Invitado de Honor. El protagonismo actual del gigante asiático acrecienta el interés por su literatura contemporánea, donde sobresalen dos premios Nobel, Gao Xingjian (2000) y Mo Yan (2012).

Invitado y anfitrión comparten la especial condición de autoproclamarse sobrevivientes al derrumbe del sistema socialista mundial, cuya arquitectura política heredaron. Tratándose de regímenes donde la propaganda política es hipersensible a la palabra impresa, acudimos al pensamiento de uno de sus líderes históricos:

Se beneficia al pueblo no solo con un tipo determinado de literatura, sino con una gran variedad de libros y con una política editorial que le permita a la población tener acceso a las mejores obras creadas por la inteligencia del hombre, tanto históricas, literarias como políticas o de otro tipo. (Reproducido por Juventud Rebelde, 31 de enero de 2018).

El área dedicada a China ocupa cuatro galerías de exhibición, en tanto la exigua venta de textos se ubica en una carpa frente a la exposición. Elocuentes reacciones acompañaron a cubanos y chinos al preguntarles por Gao Xingjian y Mo Yan. De hecho, salvo vigilar las estanterías, no mostraban otra ocupación útil.

De los nacionales, caras asombradas al escuchar la palabra Nobel. Los chicos de Facebook atinaron a balbucear entre incoherencias: “Mire, busque en cada estante, tal vez encuentre algo. Aquí estuvieron los premiados, seguramente esos que usted menciona, durante la inauguración, pero de sus libros nada queda.”

El desconocimiento acompaña la falta de valoración sobre la dimensión de los escritores objeto de la inquisitoria. Similar situación empañó a la amabilidad de dos muchachas, representantes del Instituto Confucio, adjunto a la Universidad de La Habana: “Busque con calma, seguro quedan libros de esos premiados que usted busca”.

Miren —insiste el interrogador—, les hablo de dos premios Nobel chinos, los únicos en su país, dos ¡Nobel! Ellas repiten lo mismo, por tanto, es mejor irse a otra parte.

Los jóvenes del país más poblado del planeta no mostraron nada mejor, excepto uno que recordó a Mo Yan, en tanto afirmaba que “China tiene un solo Nobel de Literatura, es Mo Yan, el de Sorgo Rojo.”

Evitando la posible controversia política se impone alejarse esbozando una sonrisa. La negación de Gao Xingjian no asombra a los medianamente empapados en la realidad china.

Al ser premiado, los medios oficiales de su país mostraron “indignación”: “Gao ganó el Nobel porque sus obras han sido escritas en francés, lo que demuestra la obsesión euro céntrica de la Academia Sueca. La única obra conocida de Gao en China es la obra de teatro de vanguardia La señal absoluta, que pasó prácticamente inadvertida.” (Chen Fang, escritor y miembro de la Asociación de Escritores de China)

Xingjian nació en Ganzhou (1940). Sufrió la represión del engendro maoísta llamado “Revolución Cultural”. Finalmente, hacia 1982 consigue un contrato en el Teatro Popular de Pekín, donde publica cuatro obras, la última titulada La otra orilla, censurada en 1986. Desde entonces sus escritos están prohibidos.

Aprovechando un viaje a París en 1987 no regresa, publicando en Taiwán tres años después en su lengua natal (chino-mandarín) La montaña del alma, su obra maestra.

La mayoría de sus casi mil 400 millones de compatriotas desconocen, obviamente, al laureado escritor.

Mo Yan también navegó sobre aguas tormentosas pues censuraron su ensayo histórico Grandes pechos, amplias caderas (1996), aunque ya era famoso por Sorgo Rojo, éxito literario y cinematográfico.

Se infiere que la burocracia gobernante alcanzó un modus vivendi con Yan, considerando que de seis premios Nobel (Tres de física, uno de la paz y dos de literatura) excepto Mo, los demás viven en el exilio.

Volviendo a nuestra feria, si se tratara de la deferencia cortés del anfitrión hacia su invitado, pudiera aceptarse la ausencia de los máximos exponentes de la literatura china actual, pero los hechos dicen otra cosa, Cuba muestra una larga lista de escritores prohibidos, especialmente premios Nobel: Mario Vargas Llosa, Aleksandr Solzhenitsyn, Boris Pasternak, Octavio Paz…

El pasado 3 de febrero la web Diario de Cuba reportó que la Seguridad del Estado impidió la realización de un encuentro entre literatos opositores: “El evento literario Palabras excluidas tenía como propósito visibilizar a escritores cubanos que viven en Cuba, censurados por razones políticas.”

El propio Gao Xingjian tiene la respuesta a tales desmanes autoritarios: “Se puede estrangular a un hombre, pero sea cual sea su debilidad, no se pude estrangular su dignidad...la dignidad es la conciencia de la existencia, ahí encuentran la fuerza individual los hombres débiles. Si la conciencia de la existencia desaparece, la existencia toma la forma de la muerte.

El desencanto señala la despedida al no encontrar lo buscado. En la carpa, a falta de libros, un chino ejercita su pincel junto a un anuncio que dice: Su nombre en chino. 20 pesos moneda nacional.

La tentación se esfumó cuando una mujer avispada comentó: “¿Conocerá este mandarín los nombres cubanos? Me extraña que sepa escribir Yuneisy, Yuniesky, y otros que hasta la computadora le pone siempre la raya roja. Nada, repite las ‘Y’ mientras crece el dinero en la cajita.”

La sabiduría confuciana advierte: 2.13. Zigong preguntó qué era ser un verdadero caballero. El Maestro respondió: «Es quien sólo predica lo que practica».


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