Actualizado: 15/04/2024 23:17
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Lazo, Embargo, Nación

Carta abierta al profesor Carlos Lazo

También se impone, ya que no deseamos que cualquier logro que alcancemos quede asentado sobre fundamentos fluidos, asumir una posición menos complaciente con el régimen

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Cierto. Las sanciones y el embargo los sufrimos los cubanos de a pie, no Díaz-Canel, los generales y coroneles, los agentes de la Gestapo Cubana (G2), y la extendida burocracia administrativa e ideológica. Tampoco afectan de manera significativa la capacidad represiva del régimen. El aparato represivo del régimen es muy barato, y su efectividad en el control de la sociedad no está en dependencia a la cantidad de dinero y recursos que recibe, sino a la relación entre ese monto, y un término que reúne a las entradas globales de la sociedad, y la manera en que las mismas se distribuyen entre la población: Incluso en el caso del aislamiento total el régimen represivo contará siempre con muchos más recursos que la población para enfrentarlo, o solo burlar su vigilancia. Prueba de lo cual es la superior efectividad represiva del aparato norcoreano.

Concuerdo con Ud. en que se impone aliviar la situación presente del cubano, sobre todo en la actual circunstancia. Sin lugar a duda, es cuestión de la mayor urgencia. Pero ello no debe de ocultarnos la realidad de que el principal obstáculo a la prosperidad del cubano, pero más que nada al ejercicio pleno de sus capacidades o a la realización de sus sueños y esperanzas, lo es el régimen autocrático, todavía con muchos rasgos de totalitario a la soviética, que mantiene secuestrada a la nación cubana.

Mientras ese régimen exista, toda mejora en la situación del cubano de a pie será precaria. Estará atrapada entre la antiliberal necesidad de control total, inmanente al régimen poscastrista; el legítimo deseo de los cubanos, de la Isla pero también emigrados, de participar libremente en la vida política y económica de su país; y las inevitables suspicacias de los Estados Unidos, gústenos o no un líder global, ante un país a la vista casi de sus costas, regentado por una elite no sometida a ningún control ya ni por los intereses de las mayorías cubanas, que no solo no comparte sus valores liberales sino que trata de imponer unos muy contrarios, y que para rematar ha demostrado una muy preocupante tendencia a acercarse a quienes en el mundo multipolar en formación adversan a Washington.

Hago aquí un aparte personal para señalarle como debemos hacer todos nuestros esfuerzo para mantenernos consecuentes con nosotros mismos: En su caso, y dado que ni se quedó en Cuba, ni emigró a China, es evidente que sus valores son los liberales, democráticos de Estados Unidos, por lo que sin lugar a duda también preferirá para todos los cubanos lo que a su vez creyó mejor para Ud.: En esencia tratar de mantener una relación más fluida y cercana con Estados Unidos que con China, o Corea del Norte, pero también el preferir los principios de la organización social del primero, que los de las dos sociedades de las antípodas.

Por tanto, sí, se impone aliviar la situación de nosotros los cubanos de a pie, pero también se impone, ya que no deseamos que cualquier logro que alcancemos quede asentado sobre fundamentos fluidos, asumir una posición menos complaciente con el régimen. Sino está en el temperamento de Ud. exigirle, como un cubano que más que el derecho tiene el deber de hacerlo, por lo menos debe todo lo respetuosamente que le parezca pedirle, rogarle, implorarle que dicte leyes que pongan al MININT, y en especial la Seguridad del Estado, bajo control legal, mediante una Ley Orgánica del Departamento de Seguridad del Estado, o una Ley de Procesamiento Penal de este siglo y no del XIX, por ejemplo, para que de ese modo no puedan torpedear con facilidad, calculada o por chapucería, los avances en la construcción de esos puentes de amor que Ud. propone, y yo apoyo. Exigirle o pedirle, ya sabrá Ud., que se reforme la Constitución y la Ley Electoral, para permitir que los cubanos emigrados puedan votar y ser elegidos en las parlamentarias de 2023 a la Asamblea Nacional del Poder Popular; o que puedan disfrutar de las mismas ventajas para crear pequeñas empresas, o invertir en su Patria, en las nuevas medidas económicas anunciadas, que quienes residimos en la Isla…

Solo una relación fluida, y acorde con el espíritu de la época, de los cubanos emigrados con su Patria; al tiempo que una apertura democrática hacia la constitución de un verdadero Estado de Derecho en Cuba, garantizarán que el alivio que pueda traerse ahora no vuelva a desaparecer cuando algún sector de poder en Cuba, celoso de sus precedencias y con el apoyo de la Seguridad del Estado, vuelva provocar o caer en la provocación, o cuando el sector político americano más afín a las medidas de fuerza y bloqueo vuelva a dominar el Ejecutivo, y encuentre impulso y apoyo en un mayoritario sector de la emigración cubana allá, para entonces todavía insatisfecho con sus derechos en Cuba… Porque le advierto que no hay necesidad de ser un Nostradamus para saber que Trump, o algún impresentable peor, podría estar de vuelta para 2025.

Profesor, intentar un regreso a la política de la administración anterior, e incluso levantar el embargo, sin a su vez intentar ganar derechos políticos y económicos, sobre todo para los cubanos emigrados, que pueden y naturalmente intentarán influir en la política americana hacia Cuba; sin construir un verdadero Estado de Derecho en Cuba; y sin las garantías de La Habana a Washington de que aunque no renunciará a su derecho a relacionarse con quien desee, si lo hará en cuanto a su histórico intento de subvertir los valores liberales de Occidente, es construir un puente sobre las nubes, que el primer ventarrón va a arrastrar, y despedazar muy pronto.

No basta, mi amigo, solo con las buenas y amorosas intenciones para hacer el bien. Se necesita cálculo y determinación en la exigencia de lo que consideramos justo para intentar guiar los acontecimientos en la mejor dirección para nuestra gente. Lo otro es embeleco amoroso, demagogia poética, que con razón no pocos miramos con suspicacia.


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