Actualizado: 28/03/2024 20:07
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Abel Prieto, Venezuela, Ideología

Delirios de una ideología en bancarrota

Siembra de acetaminofén, socialismo digital, más libertad que en la Unión Europea

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Evidentemente, para hablar disparates los seguidores de una ideología en bancarrota no tienen obligatoriamente que ser torpes, aunque eso ayuda. También pueden ser cínicos, miserables, o todo a la vez. Ser aspirantes a diputados en Venezuela, o “cuadros” del régimen cubano.

Se sabe desde hace tiempo, gracias al presidente boliviano Evo Morales, que el consumo de pollo desarrolla homosexualidad masculina y crecimiento desproporcionado del busto de las niñas, y que en unos cincuenta años, por culpa de los alimentos transgénicos, “todo el mundo será calvo”. Pero mucho más recientemente, en un par de días, se vieron tres muestras más de hasta donde el populismo socialistoide embrutece o desmoraliza.

En Venezuela una precandidata a la Asamblea Legislativa por el oficialista Partido Socialista Unido (PSUV), dicen que graduada en Educación, hablando en la televisión oficial venezolana, mencionó la escasez de medicamentos provocada, según ella, por acaparadores y transnacionales, poniendo como ejemplo el acetaminofén (ingrediente activo del Tylenol), y propuso que la solución para enfrentar la crisis de medicamentos en Venezuela sería “volver a las raíces”, que todos sembraran sus maticas de acetaminofén, ¡para poder hacerle “guarapitos” de acetaminofén a los niños venezolanos!

Ni al que dijo hace varios años que la moringa resolvería la crisis de la alimentación mundial se le ocurriría tal barbaridad. Quizás a acólitos que comentan por estos lugares. ¿Por qué no ampliar la propuesta de la chavista y sembrar en Venezuela y Cuba, además de acetaminofén, maticas de ácido acetilsalicílico (aspirina), penicilina, viagra, agua oxigenada, bicarbonato de sodio o esparadrapo, para derrotar a las transnacionales farmacéuticas, como mismo Quien Tu Sabes derrotó años atrás a las transnacionales de la alimentación con hamburguesas cubanas (“mejores que McDonald’s”, dijo), pasta de oca, picadillo extendido, cocimiento de hojas de plátano o bistec de cáscaras de toronja?

Sin embargo, el de Venezuela no fue el único show socialista de estos días. Abel Prieto, exministro de Cultura y actual asesor de Raúl Castro, también tenía maravillas que decir. Hace dos meses posaba de guapetón de barrio en la Cumbre de Las Américas en Panamá, descalificando a quien no fuera de la pandilla de la “sociedad civil” oficialista, que incluía a la sicóloga que dijo en televisión que ella misma se había pagado el viaje con sus ahorros. Ahora utilizó el disfraz de intelectual. Clausuró en La Habana algo con más de 200 delegados de 34 países, llamado Conferencia Internacional Nuevos Escenarios de la Comunicación Política en el Ámbito Digital, donde propuso un nuevo paradigma: “…tenemos que construir un socialismo digital”. Quizás para sustituir al “socialismo real” que terminó en el basurero de la historia, desde donde ahora llama a gritos al “socialismo del siglo 21” de reelección permanente, con Nicolás Maduro, Daniel Ortega. Evo Morales, Rafael Correa, y a la ¿revolución? de los hermanos Castro.

Dijo que las tecnologías de información y comunicación (TIC) reflejan los principales problemas y contradicciones del mundo, la concentración del poder en las trasnacionales, la desigualdad abismal creciente entre pobres y ricos, la privatización del conocimiento, la visión imperial de la cultura, la mirada belicista de la web como espacio militarizado. Y que pretenden una criatura rendida, deslumbrada por lo tecnológico idealizado más allá del sentido ético, sin memoria histórica ni raíces, egoísta, incapaz de luchar por su emancipación.

Palabras huecas, como siempre. Aceptables si se refiriera a las TIC como se quieren aplicar en Cuba y Venezuela, pero no es el caso. Y la mirada “belicista” de la web como espacio militarizado fue definida por el comandante Ramiro Valdés hace años, cuando calificó la Internet de “potro salvaje” que debía ser domado… por el partido comunista.

Sin embargo, tal vez el Premio Fidel Castro a la Mentira Más Escandalosa de estos días correspondería al viceministro de Relaciones Exteriores del régimen que declaró en Bruselas que “nosotros tenemos una libertad más total que en la Unión Europea”, donde hay “fenómenos como el desempleo creciente, la crisis social, la brutalidad policial y demás, que no se dan en Cuba”.

¿En Cuba no existe desempleo creciente, crisis social ni brutalidad policial? ¿Existe más “libertad total” que en Suecia, Holanda, Inglaterra, Alemania, Lituania, Luxemburgo, Polonia o Finlandia, por mencionar solamente algunos países? Ni falta hace analizar esta falacia.

Al final, entre asesor presidencial, vicecanciller, y sembradora de acetaminofén, mejor ella: bruta, no necesariamente miserable. Aunque pueda serlo también.

Lo verdaderamente patético no es que en estos regímenes opresivos y demagógicos existan personajes así. Sino que se les promueva como encumbrados funcionarios o aspirantes a legisladores.

Porque lo que se exigen no es talento o méritos, sino incondicionalidad desvergonzada. Que en el socialismo de circo se reproduce como marabú en tiempos de los hermanos Castro.


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