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Estadísticas, Economía

¿Secretismo estadístico?

Las contradicciones en las cifras estadísticas quizás expliquen por qué el Gobierno, a estas alturas de 2011, no haya querido publicar los capítulos mencionados del Anuario 2010

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A pocas semanas de finalizar el año 2011 todavía no se han publicado los decisivos capítulos del Anuario Estadístico 2010 referentes a las Cuentas Nacionales y el Sector Externo, algo inusual que además coincide con la falta de datos importantes en los capítulos del Anuario aparecidos en forma digital, como el monto del azúcar producido y otros de la Zafra 2009-2010, lo cual también acontece con la de 2010-2011, terminada a principios de mayo.

El capítulo de Cuentas Nacionales tradicionalmente contiene los indicadores de la creación del Producto Interno Bruto (PIB) a precios corrientes y constantes, así como el desglose de los sectores que lo generaron y su distribución entre consumo y acumulación, con sus correspondientes desagregaciones. Además se brindan indicadores adicionales, por ejemplo, el estado de la moneda cubana, en particular el monto del efectivo en circulación y en banco, así como otros elementos básicos para poder evaluar el comportamiento de la economía.

El capítulo de Sector Externo usualmente ha reflejado los intercambios comerciales, o sea, el volumen de exportaciones e importaciones de bienes y la balanza comercial, reflejándose el estado de las relaciones con los socios comerciales y una relación de los principales rubros de intercambio. También tradicionalmente incluye breves reseñas de la Balanza de Pagos y de la deuda externa, aunque por lo regular esta información aparece con años de atraso.

En enero la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE) emitió cifras preliminares sobre el comportamiento de la economía el pasado año, en el documento Panorama Económico y Social, Cuba 2010, y a partir de junio en su sitio web comenzó a publicar los capítulos del Anuario del año pasado, pero aún no han colgado los capítulos antes mencionados. Quizás el origen de este secretismo estadístico radique en que las cifras provisionales de 2,1 % del crecimiento económico del PIB en 2010 están en franca contradicción con cifras brindadas como definitivas en los capítulos por sectores, en especial sobre Educación y Salud Pública, que fueron la sustentación fundamental del crecimiento del PIB anunciado.

En el caso de la Educación, cuyo crecimiento en 2010 era supuestamente del 4,5 %, el aumento resulta insustentable teniendo en consideración la información ofrecida en junio de que en el curso 2009-2010 la matrícula se redujo en 8,3 % respecto al anterior, volviéndose a aminorar en el correspondiente a 2010-2011 en 10,1 %. En la Educación Superior, la matrícula inicial se redujo en 14,7 % y 22,1 %, respectivamente. Por tanto, la matrícula inicial por 10.000 habitantes cayó de 735 en curso el 2008-2009 a 701 en 2010-2011. Reducciones similares se observan en el número de escuelas existentes, alumnos becarios y semi-internos. Este descenso es parte de una tendencia presente en los últimos años, y viene acompañado de una reducción de las inversiones en el sector. Con estos datos resulta imposible sustentar la existencia de un crecimiento del 4,5 % de la educación en 2010.

En la Salud Pública y Asistencia Social, debido a la tensa situación financiera del país, el Gobierno tuvo que realizar profundos recortes en las asignaciones presupuestarias del 2010. De acuerdo con datos suministrados por la ONE sobre la Ejecución del Presupuesto el pasado año, en Salud Pública hubo una reducción de 10,9 % y en Asistencia Social de 25,6 % respecto a 2009, a precios corrientes. Por consiguiente es muy difícil justificar el incremento declarado a principios de años del 5,7 %, cuando los gastos se redujeron en tal magnitud, a la vez que se conoce la creciente insatisfacción prevaleciente en la sociedad por el deficiente estado asistencial.

Otros capítulos publicados del Anuario también aportan dudas sobre el crecimiento reportado del PIB en 2010. Por ejemplo la caída del 2,8 % —calculada la producción a precios constantes— en la agricultura, declarado originalmente, muy posiblemente fue sustancialmente mayor cuando ahora se conoce que la producción cañera en la Zafra 2009-2010 se redujo en un 22,2 % respecto al año anterior. A ello se suma que el volumen de la producción agropecuaria —sin incluir la cañera— disminuyó 4,2 % en 2010, según información publicada por la ONE.

Igual interrogante surge al saberse que la producción de electricidad descendió un 1,9 % en 2010. Hecho poco comprensible cuando el Gobierno alega que el PIB aumentó en 2,1 %, pues existe una correlación entre los dos indicadores al ser difícil que crezca la actividad económica sin algún aumento de la generación de electricidad[1].

Estas contradicciones, entre muchas otras, como los inaceptables indicadores de desempleo e inflación le quitan toda credibilidad a las estadísticas oficiales cubanas. Lamentablemente organizaciones de las Naciones Unidas, en especial la Cepal, a menudo se hacen cómplices de estas burdas estafas estadísticas, al publicar en ocasiones, sin análisis alguno, datos económicos y de otro tipo, entregados por el Gobierno cubano.

Quizás todas las contradicciones en las cifras estadísticas expliquen el motivo por el cual el Gobierno a estas alturas de 2011 no haya querido publicar los capítulos mencionados del Anuario 2010. Si esto es así, esta decisión está en flagrante contradicción con las repetidas menciones del presidente Raúl Castro contra el secretismo y a favor de un periodismo más abierto. Por otra parte, este ocultamiento de la información y las evidentes contradicciones entre los datos publicados no ayudan a fortalecer la credibilidad oficial. Todo lo contrario, invitan a la duda y la desconfianza sobre un gobierno que opta por mentir y ocultar la realidad.



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