Actualizado: 18/04/2024 23:36
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Iglesia Católica, Disidencia

Una reacción rápida

En sus discursos, el Gobierno cubano y la jerarquía católica ignoran totalmente la emergente sociedad civil y la oposición política pacífica y no violenta

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Atribulada me sentí tras la lectura de la nota aparecida la pasada semana en el diario oficialista Granma, que bajo la rúbrica de Orlando Márquez Hidalgo califica de “ilegítima” la ocupación por parte de trece opositores de la Basílica Menor de Nuestra Señora de la Caridad.

Apruebo la protesta iniciada por nuestros hermanos cubanos, afiliados a la FLAMUR (Federación Latinoamericana de Mujeres Rurales) y al Partido Republicano de Cuba. Sin embargo, nunca habría escogido el escenario de una iglesia con tal propósito. Tanto el Gobierno cubano como la jerarquía de la Iglesia Católica en la Isla se han unido para tratar de ofrecer al mundo y a Su Santidad el Papa Benedicto XVI una imagen irreal del mapa político de la nación en este momento.

Desde el Gobierno quieren mostrar a toda la sociedad cubana abrazada a su partido único; entusiasmada e inmersa en la implementación de sus medidas, planes y estrategias derivados del VI Congreso del Partido Comunista de Cuba y de su conferencia nacional, celebrada hace dos meses. Las autoridades cubanas pretenden mostrar un país donde todo es armonía y laboriosidad; donde cada ciudadano goza de espacios de libertad, civismo y respeto a sus más elementales derechos; y ninguno es brutalmente reprimido ni privado de su legítimo derecho de movimiento, asociación o manifestación pacíficas.

En sus discursos, el Gobierno cubano y la jerarquía católica ignoran totalmente la emergente sociedad civil y la oposición política pacífica y no violenta, que exigen y aman la tierra y la nación donde han nacido y de la que son parte.

Ignoran que por nuestro desenvolvimiento sufrimos la intolerancia cruel y arbitraria de los que detentan el poder por más de 52 años sin escucharnos ni consultarnos, así como los excesos de un anacrónico, inhumano y esclavista código penal. La Iglesia y el Estado en Cuba son responsables directos de lo que están denunciando acerca de las intenciones del citado grupo de trece personas que ocuparon el templo católico el pasado 13 de marzo.

En este caso fue rapidísima la reacción del vocero del Arzobispado de La Habana, Orlando Márquez Hidalgo. La nota fue firmada el 14 de marzo. No recuerdo algo similar y los sucesos son muchos, escalofriantes y, a la vez, propios para que la Iglesia interceda ante el Gobierno y no guarde silencio.

Cuánto nos habría gustado un pronunciamiento inmediato de Márquez Hidalgo cuando el 2 de marzo fuerzas combinadas del Ministerio del Interior en Guantánamo tomaron por asalto violento la vivienda del opositor Rogelio Tavío López, ubicada en la calle Carlos Manuel No. 351, entre 5 y 6 Norte.

Después de golpear de forma despiadada a quienes se encontraban en el interior de la casa, los agentes incautaron libros, revistas, discos, tres teléfonos celulares, una laptop… Al final se llevaron detenidos a más de una decena de opositores, entre ellos a Tavío López, quien lleva más de dos semanas en huelga de hambre y permanece recluido en la unidad de Operaciones Policiales, y a Niorvis Rivera Guerra, confinado en la prisión Combinado de Guantánamo.

Sus expedientes están en manos de la Fiscalía, que los ha acusado del supuesto delito de “lesiones, desorden público, y actos contrarios al normal desarrollo del menor”. Lamentablemente, todavía no ha habido un pronunciamiento de la Iglesia sobre el caso.

Tampoco hubo pronunciamientos por parte de la Iglesia Católica cuando meses atrás se lanzaron gases lacrimógenos contra opositores dentro de una vivienda en la localidad de Palma Soriano, en la provincia de Santiago de Cuba.

Desde el 8 de enero permanecen detenidos en la ciudad de Santa Clara la dama de blanco Yasmín Conyedo y su esposo, Yusmani Rafael Álvarez, después de una golpiza que les propinaran una turba dirigida por una “comunista” de la localidad. Para la situación de estos cubanos de a pie tampoco encuentra palabras defensoras la Iglesia cubana.

Estos son solo tres ejemplos de lo que ocurre en nuestro país a diario. Ojalá Su Santidad el Papa Benedicto XVI se percate de toda esta componenda y dedique una parte de su apretada agenda a reunirse, al menos, con la representación de diez organizaciones de la emergente sociedad civil y de la oposición política pacífica y no violenta cubanas; y que aborde con Raúl Castro Ruz todos los álgidos asuntos de la realidad nacional.


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