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Actualizado: 17/05/2024 12:58

Mar, Literatura

Cuba y el mal

A lo largo de siglos, se ha ido sedimentando una honda frustración que refleja el hecho de que la Isla es un país flotando en ese líquido del que no puede escapar


Nuestra relación con el mar siempre ha sido conflictiva. Decía Martí: “Odio el mar, muerto enorme, triste muerto”. Unos versos después, insistía: “Odio al mar, que sin cólera soporta/ Sobre su lomo complaciente, el buque/ Que entre música y flor trae a un tirano”. Su aversión al océano reaparece en los Versos sencillos: “El arroyo de la sierra/ Me complace más que el mar.”

Lezama Lima parece lamentarse cuando nos regala esta imagen: “La mar violeta añora el nacimiento de los dioses”. ¿Qué se añora? ¿Lo que nunca sucedió, o lo sucedido que ya no volverá a ocurrir? La ambigüedad acelera las paradojas poéticas cuando agrega: “la mar inmóvil y el aire sin sus aves/ dulce horror el nacimiento de la ciudad/ apenas recordada.”

A lo largo de siglos, se ha ido sedimentando una honda frustración en nuestra plataforma insular. La Isla es un país fetal flotando mórbidamente en ese líquido amniótico del que no puede escapar. Virgilio Piñera lo vio mejor que nadie: “la maldita circunstancia del agua por todas partes”.

En el Testamento del pez, Gastón Baquero asume la voz de un pez que contempla la ciudad desde la línea del horizonte. El tono casi elegíaco parece prefigurar el exilio del poeta, quien morirá en Madrid, lejos de su amada ciudad. El poema sigue la estela del Himno del desterrado, de José María Heredia, cuando dice: “no en vano entre Cuba y España tiende inmenso sus olas el mar”.

Entusiasmado con las playas y clubes privados abiertos al pueblo, Nicolás Guillén comparó en 1964 nuestro mar con un “gigante azul abierto democrático”. Pero ese tropo enseguida devino obsoleto cuando empezaron a desaparecer del litoral los yates particulares tripulados por cubanos, los veleros y hasta los botes de remos.

Una ley “revolucionaria” impide a los nativos alejarse de la costa para pescar en embarcaciones privadas. Las últimas regatas organizadas en el malecón tuvieron lugar en 1960, acaso por temor a que los deportistas siguieran remando hasta llegar a Miami.

Nuestro mar perdió lo poco que tenía de “democrático” a finales del siglo pasado, cuando se le prohibió al pueblo bañarse en las mejores playas, reservadas por el Gobierno para turistas extranjeros.

La Habana colonial creció a la defensiva, entre bastiones, castillos, murallas y cañones, hasta muy entrado el siglo XIX. La ciudad vivía inmersa en la paranoia de los asedios. El miedo a los ataques de piratas y corsarios, a las invasiones inglesas, al comercio con los contrabandistas, el temor a las inundaciones provocadas por los huracanes… eran algunas de las fobias de antaño.

Esos fantasmas resurgieron hace medio siglo y ahora son el imperialismo yanqui y su invasión mil veces anunciada, el cacareado bloqueo yanqui, las nefastas influencias capitalistas que llegan de allende los mares y, ante todo, impedir a toda costa la evasión de los que quieren huir en cualquier cosa capaz de flotar.

Estas viejas pugnas con el océano quizá expliquen la ausencia de playas en la mayor parte de la fachada marítima habanera. Lo que hay son pocetas con mucho diente de perro, una larga orilla torturada de arrecifes, incrustada de escaramujos y erizos, amortajada de espumas.

Para encontrar verdaderas playas hay que recorrer algunos kilómetros hacia el oriente o el occidente. Al este, entre musicales casuarinas, sobreviven las casamatas de la Crisis de Octubre como fósiles de la Guerra Fría mientras que el elegante Miramar carece de paseo marítimo. Diseñado de espaldas al mar: Miramar no mira al mar.

La Quinta Avenida corre paralela al agua, pero a varias cuadras de distancia de la orilla. Sus principales emblemas son ajenos al mar rompiendo así con el entorno: la torre del reloj que reproduce las campanadas del Big Ben de Londres, una iglesia apócrifa de estilo románico-bizantino y la horripilante embajada de la antigua Unión Soviética que parece salida de una película de vampiros.

La Habana —y por extensión la Isla— está aquejada de mentalidad de plaza sitiada. Esa psicosis de guerra ha sido minuciosamente fomentada y agudizada por las autoridades comunistas desde que se inventaron —o exageraron— el poderoso enemigo exterior. Al igual que en tiempos de España, ese adversario externo siempre ha sido el espíritu anglosajón, la cultura protestante.

Algunos grabados de los siglos XVI y XVII muestran la bocana del puerto habanero cerrada con una gigantesca cadena. La corona española tenía pánico a todo lo que viniera del peligroso mar. Obviamente la cadena ya no existe, pero no significa que haya perdido vigencia, al contrario, ahora ciñe invisible el contorno de la Isla. Sus eslabones se oxidan en lo profundo del inconsciente colectivo de la nación, traumatizándolo.

Por si fuera poco, nuestros muros de agua están vigilados, ola tras ola, no solo por los guardacostas cubanos, sino también —para colmo— por las patrulleras de la US Coast Guard, que interceptan o deportan a cualquiera que quiera escaparse de la Isla dependiendo de si tiene los pies secos o mojados.

Nuestro muro acuático iguala —y en algunos casos supera— a la Muralla China, al Muro de Adriano, al Muro de Berlín, a los Muros de Constantinopla, a las murallas de Dubrovnik y al muro de Belfast.

El asunto del mar es tan fastidioso que en todo el siglo XX hubo un solo pintor consagrado a las marinas. Luis Martínez Pedro se mantuvo fiel a ese tema desde 1959 hasta 1973. Habría que preguntarse por qué no tuvimos a un Sorolla. Nuestros pintores académicos preferían los paisajes rurales, prolongando así las preferencias bucólicas de Martí: “El arroyo de la sierra/ Me complace más que el mar.”

Los plásticos vanguardistas siempre fueron más dados a pintar interiores, persianerías francesas, templos barrocos, vitrales como abanicos de colores, estallidos frutales, floras, mulatas y gitanas tropicales, episodios mitológicos afrocubanos.

En prosa de ficción, Cuba ha producido dos magníficas narraciones con tema marino. Tenía que ser un extranjero quien escribiera El viejo y el mar, donde lo que se cuenta es la historia de una tenaz frustración. La novela Pedro blanco, el negrero tampoco fue escrita precisamente por un cubano, sino por un gallego aplatanado. Lino Novás Calvo describe el mar como elemento funesto: puente de sal para la trata de esclavos.

En Cuba el pescado lleva años racionado. Pero incluso antes de la libreta de abastecimientos —cuando la langosta y el camarón aún no estaban prohibidos—, el cubano no sentía mucha predilección por los productos del mar. A Martí tampoco le gustaban. En su opinión, el mar estaba habitado por “torpes y glotonas criaturas/ Odiosas…”

Así las cosas, no es raro que los cubanos se destaquen en todos los deportes… menos en natación. Tampoco es extraño que en nuestro lenguaje popular aflore el conflicto con el mar. Frases como “estoy más salado que un bacalao” o “tengo tremenda salación encima”, expresan mala suerte, desgracia, calamidad.

Hasta en la música salen a relucir las desavenencias con el mar. En el cancionero cubano este tema casi brilla por su ausencia, sobre todo considerando que se trata de una Isla que es, además, una potencia musical. Aparte de la clásica Perla marina, de Sindo Garay, solo otras dos canciones pasarán a la historia: En el mar, la vida es más sabrosa, cuya antítesis es la guaracha: No te bañes en el malecón/ porque en el agua hay un tiburón.

Más curioso aun es que un fenómeno musical como “las habaneras” siga vivo, al compás de las olas, en las costas de Cataluña, Valencia, Murcia, Cádiz, Canarias, pero no en La Habana, de donde se supone que son oriundas estas canciones marineras.

Barcelona —ciudad portuaria igual que La Habana— alberga mucha más imaginería náutica que la capital de Cuba. Colón tiene su estatua en la Ciudad Condal al final de las Ramblas, desde donde domina el puerto. En cambio, ¿dónde está nuestra estatua de Colón? Medio escondida a la sombra de un jardín en el patio del Palacio de los Capitanes Generales.

En La Habana escasea la iconografía naval, y cuando la hay, enseguida se revela una especie de resistencia a exhibirla. Una fuente de Neptuno con su tridente estuvo dando tumbos por toda la ciudad durante el siglo XIX y gran parte del XX sin encontrar su lugar definitivo. Tras permanecer muchos años almacenada en algún oscuro depósito municipal, recientemente fue instalada frente al mar. Menos mal.

Barcelona está repleta de fachadas con hipocampos, anclas, caracolas, delfines y sirenas, que se multiplican en altares, capiteles, columnas rostradas, balaustradas y hasta en el embaldosado del Paseo de Gracia decorado con pulpos. Viví doce años en esa ciudad y, durante todo ese tiempo, no dejaba de preguntarme por qué La Habana no es tan orgullosamente marítima como la capital de Cataluña.

Un día paseaba yo por la playa de la Barceloneta cuando de pronto oí unas estridencias en el aire que me remontaron a mi niñez maleconera. Acababa de redescubrir el chillido de las gaviotas, pues desde hacía mucho tiempo esas palmípedas habían desaparecido de la bahía habanera. ¿Emigraron también esos pájaros para Miami, o se los comieron convertidos en fritas allá por los años sesenta? ¿Confirmarán esas gaviotas ausentes la visión profética del arúspice Lezama: “la mar inmóvil y el aire sin sus aves”?

Ese mar tan quieto, esas aves extinguidas, nos remiten a El cementerio marino, de Paul Valéry. ¿Qué otra cosa sino una necrópolis sumergida es lo que se extiende al otro lado del malecón? Solo Dios sabe cuántos cubanos han naufragado tratando de llegar a la orilla de enfrente. Algún día habrá que erigir sobre esos sepulcros abisales un deslumbrante monumento fúnebre que brote del mar, en medio del Estrecho de La Florida.

El malecón es también nuestro Muro de las Lamentaciones, pues los cubanos somos los judíos errantes de los siglos XX y XXI. “¿Qué es un malecón?” —se pregunta Stephen Dedalus en la novela de Joyce y responde—: “un puente frustrado”.

¿Dónde quedaron aquellos espectáculos nocturnos frente al malecón cuando cientos de botes salían durante la corrida del pargo sanjuanero? Todas aquellas candelitas flotando en el horizonte semejaban estrellas bajadas del cielo para beberse el agua del mar. En la capital cerraron, o confiscaron, las tiendas donde vendían avíos de pesca y equipos para la caza submarina. Durante décadas no se ha visto ni un anzuelo en ningún comercio cubano, mucho menos un snorkel o un par de patas de rana. Conseguir una vara y un carrete es casi un milagro. En ocasiones, tener una brújula implicaba un delito, porque despertaba sospechas en la policía política.

Nuestra Avenida del Puerto alcanzó su máximo protagonismo el 5 de agosto de 1994 cuando una parte de la población se lanzó a la calle gritando “¡libertad!”. El “Maleconazo”, el secuestro de la lanchita de Regla, el hundimiento del Remolcador “13 de marzo” a siete millas de las costas cubanas y miles de personas bajando por las calles, llevando balsas en andas, como en un cortejo fúnebre, hacen que el mar adquiera entre nosotros tintes luctuosos.

Cada quince años el mar se torna tragedia: éxodo por el puerto pesquero de Camarioca en 1965; fuga masiva por Mariel en 1980; Maleconazo y Crisis de los Balseros en 1994.

Aquel año reapareció el mar en la plástica cubana gracias a Kcho con su instalación La Regata. Ese desfile de frágiles y efímeras embarcaciones constituye un homenaje a los balseros, aunque en sus declaraciones públicas el escultor diluya ese mensaje tratando de universalizarlo. Sea lo que sea, sus ensamblajes revelan el eterno conflicto de Cuba con el mar.

Un conflicto que se manifiesta incluso en la dimensión espiritual. La patrona de Cuba es una virgen marinera. En el siglo XVII Cachita se les aparece —flotando sobre una tabla, cual balsera— a tres pescadores durante una tempestad en la bahía de Nipe. Sin embargo, tras una serie de misteriosas desapariciones, su santuario quedó definitivamente instalado mucho más al sur, en Santiago de Cuba.

¿Por qué una virgen tan navegante fue a parar tan lejos de su bahía original? ¿Por qué su iglesia está tan apartada del mar, en una antigua mina de cobre, entre montañas? Pareciera que a ella también, como a Martí, “el arroyo de la sierra” le “complace más que el mar”.

La imagen de los tres Juanes remando y rezando en un mar encrespado, bajo rayos y truenos, vaticinaba ya, en nuestra iconografía mitológica, el turbulento futuro que el mar nos tenía reservado. En rigor, la Virgen de la Caridad es la patrona de los balseros.

La Habana siempre ha estado robándole terreno al mar, y a veces pienso que éste, en venganza, se desquita con los habaneros, ora cuando sopla un ciclón y sus aguas penetran en la ciudad, ora con el vía crucis de los balseros.

Por el mar nos han llegado cosas buenas y cosas malas, pero siempre más de estas que de aquéllas. Aquel “buque” profetizado por José Martí, “que entre música y flor trae a un tirano”, ¿acaso no recuerda al yate Granma?

Siempre he pensado que en todo este asunto subyace una especie de maldición indescifrable: el mar como imagen del mal.

© cubaencuentro

33 Comentarios


33 by Turandot (Usuario no autenticado) 04/05/2011 17:01

A mi lo que mas me gusta es el mar.

32 by Turandor Tosca (Usuario no autenticado) 03/05/2011 22:01

Me ha encantado el articulo. Le ha quedado genial. Y sobre todo el punto de vista tan original. El mar como vehiculo del mal, como imagen. El malecon como un puente frustrado, la Caridad del Cobre en una montaña muy lejos del mar, Marti , Virgilio y Lezama...Genial. Usted es un maestro. Muchas gracias

31 by dionisio perez (Usuario no autenticado) 03/05/2011 19:40

para el numero 29 quienes si no los americanos sacaron a flote la economia destruida del pais devastado por la guerra. quienes si no los americanos inyectaron dinero fresco y levantaron la economia destrozada de ese pais. ese pais se construyo desde 1902 hasta el 1959. antes no habia nada y despues menos. sea mas respetuoso y mas humilde. menos autosuficiente y mas modesto. mentecato!!!!

30 by Cristóbal Colón (Usuario no autenticado) 03/05/2011 11:40

Para el comentario 15 de havanablog: Oye, pero si lo que está haciendo Manuel Pereira es un artículo, ¡no un libro sobre la Historia del mar Caribe! Joder, y aparte demandas cada ola con nombre, fecha y apellido. ¡Una empresa imposible! Amigo, no se puede abarcar todo en un artículo. (Y en especial al inconsolable mar, que es "la fluidez de la fijeza"). Si no, pregúntale a Borges cómo le fue a Carlos Argentino Daneri al tratar de abarcar todo. Esto no es el intento fallido del Canto General, ni la Comedia Humana. Es un artículo. Relájate, mira al mar.

29 by Havanablog2059 (Usuario no autenticado) 03/05/2011 11:20

REPLICA A DIONISIO: Estoy seguro que Ud no es cubano, porque la historia que Ud cuenta esta hecha por Pinocho, tenga cuidado que por mentiroso le puede crecer mucho la nariz. En primer lugar EE.UU intervino en la guerra de independencia al final, ya cuando los mambises tenian ganada la guerra, y los norteamericanos ni cortos ni bobos entraron en la guerra como respuesta a su Destino Manifiesto y instauraron en Cuba su neocolonia que duro hasta 1933. Y en cuanto a la guerra de Cuba en Africa, digame Ud que empresa cubana es dueña de un metro de territorio de Angola, digame Ud cuanta riqueza explota Cuba en Angola que repatria a Cuba como lo hacen los grandes imperios en el mundo, digameeeeeee, primero busque en el diccionario lo que es imperio para que se le aclare un poco su mente.

28 by dionisio perez (Usuario no autenticado) 02/05/2011 22:40

para havanablog2059nosecuanto.... las guerras que cuba llevo a cabo en africa fueron guerras imperialistas en las que los cubanos que participaron lo hicieron OBLIGADOS. cuba no ayudo a nadie fue el capricho de un dictador que mantiene una lucha a muerte contra los americanos. los americanos ayudarin a cuba a liberarse de espana, tengalo en cuenta.

27 by Havanablog2059@yahoo.com (Usuario no autenticado) 02/05/2011 21:20

REPLICA A FRANNK: Si yo soy papagayo, ponte tu mismo el nombre, un loro desgastado embutido de propaganda y mentiras. De que puedes acusar a Cuba, de haber ayudado a la independencia a paises esclavos en Africa que hoy disfrutan y agradecen la ayuda cubana. Si fuera ese analisis valido para Cuba, un titan en el tercer mundo, porque no acusas a España, Inglaterra, Francia que llevaron guerras durante siglos oprimiendo y explotando a regiones enteras que hoy son los paises subdesarrollados del mundo, que paso con la invasion y los muertos norteamericanos en Viet Nam, en Iraq, y ahora que aprendieron la leccion no quieren intervenir en Libia, pero ganas no lo quedan. Nadie puede dar lecciones a Cuba , lo mejor que pueden hacer es callarse porque todos estan podridos hasta la medula.

26 by Juan Francisco (Usuario no autenticado) 02/05/2011 17:00

Me gustó mucho el artículo. Es a la vez triste y hermoso. Es más melancólico y menos feroz que otros textos de Pereira sobre Cuba. Me parece que está contribuyendo a algo muy importante: al desarrollo (o continuación en nuestros días) de una mitología de la isla. Para eso, como él lo hace, hay que acudir a una base muy amplia que contenga todo tipo de referencias. Me admiran mucho las citas de Martí, y todo ese asunto de la virgen de los balseros. Sin duda el autor podría seguir acumulando evidencias, pero este ensayo, hasta donde cierra, es convincente y equilibrado.También me gusta que Pereira diluya el asunto de la actual dictadura que lleva ya más de 50 años en una situación de tiempo largo, profundo, que vive la isla como si fuera parte de su ser, una especie de condición histórico-metafísica. Sólo tendría una objeción: no me gusta (incluso me disgusta) la famosa narración de Hemingway, jamás la calificaría de excelente.

25 by Gertrudis Gómez y Avellaneda (Usuario no autenticado) 02/05/2011 11:00

el mar de cuba es hermoso, pobre de espíritu es aquel que no disfrute y saboree tan hermoso espectáculo me quedo al lado de Ernest Hemingway, al lado de su gran Rio Azul Con el que ganó su premio nóbel de literatura con su Viejo su Mar: Santiago y Cojímar.

24 by Frank Galindo (Usuario no autenticado) 01/05/2011 23:04

Una vez más Pereira nos remite a nuestra querida isla, pero poniendo en dedo en la llaga, de una manera lúcida y hermosa, como él sabe hacer. Pero más allá de lo poético, más allá de las referencias del mundo de la plástica, de la música, de la literatura, todas de objetividad irrefutable, nos pone frente a frente con esa realidad de isla cárcel, el mar manoseado por los tiranos de turno, convertido en categoría jurídica a la hora de endosarle prohibiciones a los cubanos, castraciones de sueños, en un esfuerzo de empecinada fantasía, cuantos cubanos impedidos por la fuerza del adoctrinamiento político, de la acción represiva, de la ley y los innumerables códigos nunca escritos que todo lo prohíben, no lo autorizan, o lo regulan en la sociedad cubana de hoy, tratan de imaginarse como es el mundo más allá de esa masa gigantesca de agua que nos frena el loable deseo de conocer otras tierras. Por último para no dejar de decirle algo a estos papagayos de medio pelo llámense Havanablog2059@yahoo.com, o como se llamen, eso no importa, todos tienen siempre el mismo aburrido y caracareado discurso, sería bueno que este otro alabardero recordara que también el mar fue el medio a través del cual cientos de miles de cubanos, para complacer los delirios mesiánicos del Tirano en Jefe, fueron a desgarrar sus vidas durante más de 15 años, en guerras absurdas y para nada vinculadas a ningún imperativo de la patria que no fuera la de la megalomanía de sus líderes, que con manipulaciones de la realidad de los motivos de aquellas guerras, no vacilaron un segundo en mandar a morir a miles de cubanos que en barcos bajo nuestra bandera cruzaron océanos, cargados de hombres y miles de millones en recursos que fueron escamoteados a la nación y cuyas consecuencias desastrosas para la economía del país aun paga la nación y todos sus hijos que detrás de las costas, arrecifes y arenales, viven dentro de esa inmensa cárcel rodeada por el agua. Otro recordatorio para los detractores, sobre algo muy difícil de explicar, que en un país rodeado de mar por todas partes, la crisis de alimentos sea tan aguda, cuando el mar pudiera proveer toneladas de alimentos, que al ser un recurso nacional podrían estar disponibles en todos los mercados del país a precios accesibles. Cuanto mal por ese mal usado mar nuestro.

23 by S. Forn (Usuario no autenticado) 01/05/2011 8:00

Sería un buen artículo si muchas de sus afirmaciones no fueran "indemostrables": La idea del mar como "coco" de la cultura cubana está desfasada. Que solo cite a Kcho con su obra "La regata", demuestra que MP no está muy actualizado. Azaceta, Arenas, Tomás Sánchez, Iván de la Nuez, Abilio Estévez, Garaicoa, Bedia, cada cual en lo suyo ha hecho obras donde el mar es importante o tiene el lugar del muro de Berlín como pide el autor. Eso por no hablar de Carpentier...

22 by Havanablog2059@yahoo.com (Usuario no autenticado) 30/04/2011 22:20

REPLICA A MARACAIBO: Si tienes razon , es mejor saltarlo, como han saltado por decenas de años la realidad de Cuba. Sigan saltando , ya casi son conejos con tanta saltadera, por eso en Madrid y Miami, las dos M solo hacen llorar porque la saltadera les hace estar ciego y no ver la realidad, es lo unico que pueden hacer convertirse en conejos y saltar.

21 by Maracaibo (Usuario no autenticado) 30/04/2011 18:40

Para Havanablog2059: para mi que lo mejor que hacen los lectores es saltar tu cometario para no envenenar la experiencia placentera que a casi todos nos produce el texto poetico y muy acertado de Manuel. En el arte no hay lugar para el dogmatismo. En el ambito de este forum to comentario es pura cacofonia.

20 by Havanablog2059 (Usuario no autenticado) 30/04/2011 8:00

Felicito no solo a Manolito Pereira, sino a Lazaro Buria, tantos anos sin saber de el, y por su lucido y contuindente comentario, sobre todo cuando afirma que en Cuba vivimos en una gran carcel desde que nos ensenaron a leer. Si no fuera por la dictadura castrista, cuanto talento habria en la isla sirviendo a su pueblo querido

19 by OPINANTE (Usuario no autenticado) 30/04/2011 8:00

Para Margarita: Arúspice: según el Thesaurus en español de mi programa Microsoft Word es sinónimo de: adivino, vidente, brujo, mago, mágico, hechicero, profeta, oráculo, sibila, augur, agorero, adivinador.

18 by Margarita Castañeda Santibáñez (Usuario no autenticado) 29/04/2011 20:40

Hola Manuel: El artículo es fantástico tanto por las referencias poéticas (Martí, Lezama Lima, Piñera…) como por tus impactantes comentarios. Nunca había percibido al mar como un aliado del enemigo externo y mucho menos interno, pero es cierto que para todos ustedes en como un cinturón agresivo y opresivo. Disfruto leyéndote, me abre mundos ignorados o de los que tengo una imagen parcial, reafirma mi interés por leer más y sobre todo aprendo (¿que significa arúspice?) Gracias por compartir conmigo. Un saludo afectuoso Margarita

17 by www.evelgonzalez.blogspot.com (Usuario no autenticado) 29/04/2011 19:00

Manuel, a mi me pasa contigo lo mismo que con Vargas LLosa, que esté de acuerdo o no, me da placer leerlos. Tienes una pluma de oro maestro.

16 by Lázaro Buría Pérez (Usuario no autenticado) 29/04/2011 19:00

Dos arúspices no pueden mirarse entre si sin reírse -¡lo afirmó Catón y yo agrego!-, ni aún cuando se leen respectivamente. Y es así porque ambos saben que, como en la ciencia apócrifa de Hermes Trismegisto, nada es verdad ni mentira y todo pende del color de La Mente con que se nos mira, como cuando se urga en las entrañas de otras vidas. Aún así, es divertido y despierta admiración, a la que va asociada el dulce elixir para placer de los que necesitan sentirse inmortales para vencer la angustía que provoca esa mortalidad de la que no podemos deshacernos, ni perderla, cuando percibimos la existencia total como simples y vulgares hechos azarosos a los que conferimos trascendencia metafórica y/o alegórica porque ellas son el mejor molde para atar la inverosimitud de todo lo que hace nuestra especie. Cuando se sube muy alto -como he hecho ahora-, se pierden los detalles de cómo somos cada uno del nosotros que nos iguala. Y eso no es bueno. Como tampoco lo es detallar desde la mirada anclada en unos pocos árboles pues así perdemos lo que el bosque ofrece en su magnificencia indescifrable amurallado por la soledad del mar. Es lamentable que las palabras nos gobiernen y no nos dejen entender qué nos pasa realmente -¡no solo a los cubanos!-, y sigamos encarcelados en una prisión de la que parece imposible evadirse porque entramos a ella cuando nos enseñaron a leer y escribir, castrando nuestra capacidad de ver con el pretexto de hacernos más cultos e informados, y haciéndonos pagar ello el altísimo impuesto de no poder percibir, sin ropaje de términos, lo que la naturaleza impredecible de la materia nos regala sin coste alguno. Aún después de todo lo escrito antes y de pensarlo con ellas -las palabras-, siento -sin ellas- la belleza imaginada que hay en la forma y asociaciones en que nos has devuelto cuando has mirado y oído lo que te susurra aquel mar tan lejos de donde estoy. Admira tu esfuerzo, Buría.

15 by Havanablog2059@yahoo.com (Usuario no autenticado) 29/04/2011 18:40

Cuando el autor expone el mal del mar en Cuba tambien se le olvido poner algunos defectos del mar cubano. Se le olvido decir que por el mar vino el Maine para arrebatarle la independencia a los cubanos de España para instaurar una semicolonia en Cuba entregada a los EE.UU, tambien se le olvido al autor decir que por el mar vino la Cubre donde la CIA hizo explotar el barco y murieron muchos cubanos, tambien el autor se le olvido decir que por el mar vino la invasion de Playa Giron para derrotar a una incipiente revolucion en manos de los ricos que querian regresar para recuperar sus riquezas, tambien se le olvido decir que por el mar se hicieron durante muchos años incursiones de sabotaje proveniente del norte contra los cubanos que costaron mas de 3000 vidas, tambien se le olvido decir que el mar cubano lo secuestro EE.UU impidiendo que buques que toquen puertos cubanos no pueden entrar a puertos de EE.UU para crearle todo tipo de dificultad economica a Cuba. El mar para los cubanos tiene su historia, pero la historia hay que contarla como es.

14 by juan carlos rivera quintana (Usuario no autenticado) 29/04/2011 18:40

Espasmódico baile, bautizado mar La masa de agua fosca y verde me devolvió su resaca cierta rabia de naufragio justo en medio de la nada, como un buque fantasma que junta cadáveres y luego los devuelve a la orilla para que sean enterrados en el limo putrefacto. El mar se fue amontonando en mi espalda, en mis costillas/ entre los confines de mis piernas, por tanto peregrinar amputado a hachazos, a punta de cuchillo/ por tanto camino salobre y espasmódico entre tablas salvavidas que desaparecen tragadas por esa porción de líquido difuso al que todos vuelven en rito/ (recordar que sólo el culpable regresa dos veces a la escena del crimen) para agradecer al silencio que le da fuerzas, que lo alienta a seguir o perderse entre la multitud de la gran ciudad donde nadie repara en nadie. En definitiva, ese es el sino de los que rompen sus naves, partir para retornar a un muelle equivocado/ intentar reconstruir su existencia para terminar siendo ni de aquí ni de allá. Yo también heredé una gabarra, un pedazo de barcaza para cambiar el cuadrante difuminado a fuego, pero nunca reparé en la isla adónde nacía, ni en la inexistencia de un camino de ripio para la estampida donde esconder los infortunios que bucean algún antídoto justo cuando cae la tarde (y todo se inmoviliza). Entonces salgo a la proa y siento la caricia salobre y obstinada esa música atávica del ir y venir que todo lo disipa, engulle y corroe/ lanzo mi velamen sobre las cabezas y desato los cabos para franquear una salida del puerto, observo las bollas y tuerzo el rumbo, puras veleidades intelectuales de ciudadano que olvidó su lugar y ahora intenta habitar otros dominios, aunque sólo sea pura ilusión trasnochada de alguna pesadilla no contada a su psicoanalista. Escapo, huyo, me sumerjo, pero apenas es una alucinación como recordar cementerios, epitafios y piedras sobre bóvedas que nunca puse antiguas pesadillas para cuando ya no quede ni mar, ni barcaza, ni bollas y el muelle se haya esfumado en la neblina del tiempo. Juan Carlos Rivera Quintana, Buenos Aires, sin mar. 21 de octubre, sin sextantes ni brújulas.

13 by Mirta Balea Vazquez (Usuario no autenticado) 29/04/2011 12:40

Un artículo inmejorable.

12 by El Africano (Usuario no autenticado) 29/04/2011 12:40

Excelentisimo articulo, comentario # 2 educate por favor .Fuiiiiiiiiiiiiiiiiii

11 by Ferdinand Celine (Usuario no autenticado) 29/04/2011 8:00

¡Manuel excelente cita la de Stephen Dédalus y el malecón como un puente frustrado! Me hizo recordar a Dédalo y a toda la mitología que lo rodea: el laberinto e Ícaro. Dos metáforas que se insertan a Cuba y a los balseros desde la Antigua Grecia. Estos Icaros modernos que tratan de escapar del laberinto isleño y se lanzan sobre otro laberinto, el mar, y que tan cerca de alcanzar el sol, la esperanza, la promesa, se desploman hacia el fondo del "cementerio marino".

10 by clovis de navis (Usuario no autenticado) 29/04/2011 8:00

Muy interesante apreciacion sobre el significado del mar y la maldicion insular que le ha permitido a la dictadura mantenerse como plaza sitiada inexpugnable por mas de 52 a costa de la tragedia de nuestro pueblo. Bravo por Pereira que siempre nos trae magnificos articulos. Muy bueno el de la prostitucion politica de los ninos cubanos que hace la dictadura. Esa Colmenita es una aberracion. No hay nada mas asqueroso que un nino con un rictus fanatico en la cara haciendo loas de esos ancianos beodos y libidinosos que desgobiernan a nuestro pais.

9 by El Lapón Libre (Usuario no autenticado) 29/04/2011 8:00

Muy bueno e interesante artículo. Creo que ventiló casi todas las perspectivas -en pro y en contra- en torno a nuestra -hoy- "cárcel acuática". Sólo adolece -en mi opinión muy personal y sin el ánimo de empobrecer el hermoso trabajo-, un (quizás) excesivo uso de la frase martiana: "el arroyo de la sierra” le (me) “complace más que el mar”. Aunque, tal vez, sea un recursos retórico utilizado intencionalmente por su autor: Don Manuel Pereira. !Gracias a usted buen redactor por este paseo cadencioso sobre las refrescantes olas de nuestro mar! Ese que, algún día, será para gozo y disfrute de nuestro pueblo y no más, escape o cementerio masivo de nuestros hermanos. El lapón Libre desde a chalupa de la paciencia y casi a pique.

8 by Natalia A. (Usuario no autenticado) 29/04/2011 8:00

Los textos de Manuel Pereira siempre son una invitación al viaje. No importan las distancias, las inexistentes fronteras entre países, ni siquiera el tiempo. Pereira borra estas aparentes barreras temáticas y temporales para hilar temas escabrosos –como un mar repleto de cadáveres– con visiones poéticas y mitológicas. Este artículo me hizo viajar a partir de la cita del artista adolescente Stephen Dédalus, pasando por Paul Valéry y su Cementerio marino, por la fuga masiva de Mariel en 1980, por el muro de Berlín, por las ramblas de Barcelona, por el horripilante edificio semigótico de la embajada de la URSS, hasta llegar a la poesía de Lezama, y los versos proféticos de Martí. Y estuve en todos estos lugares desde el sillón de mi casa. Solamente que ahora me queda el conciente repiqueteo de las olas del mar que golpean una y otra vez sin ceder tregua. Como si el mismo mar fuera el encargado de recordarnos los muertos que habitan en el fondo de su materialidad corrosiva, de su resonancia mortal.

7 by Canon (Usuario no autenticado) 29/04/2011 8:00

Precioso articulo de Pereira.... Ya nos tiene acostumbrados a estos hermosos capitulos que narran y cuestionan, ensalzan o critican la situacion historica y actual de nuestra querida patria. Pero siempre lo hace con el mayor respeto y con la amenidad de su pluma florida...... Canon

6 by Dylan G. (Usuario no autenticado) 29/04/2011 8:00

Escalofriante la cita "profética" de los versos de Martí: "que entre música y flor trae a un tirano". Desde luego recuerda al yate Granma. Cuba, atrapada en el laberinto del océano, adentro de los muros de agua, siempre resistiendo a esas dos tempestades: la que nació en 1926 (mismo año del famoso huracán que azotó a La Habana) y sigue viva con su vestigio de barba guerrillera; y la tempestad natural de los huracanes que una y otra vez reclaman lo que es suyo. Como dicen los versos de Borges: "Y desde que empezó a ser mar Y perdió su planeta Está insistiendo con las mismas olas En su plegaria plañidera Que de repente se transforma en la furia, El tormento de la tormenta"

5 by MIQUEN TAN (Usuario no autenticado) 29/04/2011 7:40

GRACIA POR ESTE ARTICULO;TERROR Y PANICO AL MAR YO PREFIERO UN ARROYO O UN PEQUENO RIO MI ESPERIENCIA SOBRE EL MAR ES TERRIBLE,PREFIERO LAS MOJARRAS ,y los PECES DE UN RIO RECUERDO LOS CRUSES DE LOS ARROYOS DESAN PABLO DE YAOO EN ORIENTE CUBA,EL MAR ES TRAICIONERO FUERON MUCHAS LAS COSAS QUE HE VISTO LE TENGO PANICO Y SOLO LES ACONCEJO ,,RESPETEN EL MAR Y SI NO TIENEN NECESIDAD NO LO USEN DIFRUTENLO CONTEMPLENLO Y TENGANLO EN SU LUGAR

4 by roberto travieso (Usuario no autenticado) 29/04/2011 7:20

"¿Qué otra cosa sino una necrópolis sumergida es lo que se extiende al otro lado del malecón? Solo Dios sabe cuántos cubanos han naufragado tratando de llegar a la orilla de enfrente. Algún día habrá que erigir sobre esos sepulcros abisales un deslumbrante monumento fúnebre que brote del mar, en medio del Estrecho de La Florida". Excelente crònica sobre el mar y nuestro tràgico destino.

3 by Camilo J Marcos, Weston, FL (Usuario no autenticado) 29/04/2011 7:20

He disfrutado mucho leyendo este largo y alocado articulo. He recordado muchas vivencias y me he sorprendido sonriendo varias veces durante la lectura. Algo le debo al autor. Gracias por ello.

2 by Omero Omar (Usuario no autenticado) 28/04/2011 19:20

"Siempre he pensado que en todo este asunto subyace una especie de maldición indescifrable: el mar como imagen del mal." Lo indescifrable es lo que escribe este hombre.

1 by Joel Cárdenas (Usuario no autenticado) 28/04/2011 19:20

Excelente artículo. Gracias.

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