Ir al menú | Ir al contenido

Actualizado: 16/05/2024 10:29

Represión

Pánico a la sociedad civil

Si el problema es el 'dinero de Washington', ¿por qué se reprime también a los que no reciben ni un centavo?

Los poderes de la prensa en la movilización de la opinión pública son incuestionables. Es por eso que no se le puede subestimar como un poderoso instrumento, cuando se trata de crear una campaña o un estado de opinión en torno a un tema, cualquiera que sea.

El diario Juventud Rebelde ha publicado, en su edición del domingo 5 de febrero de 2006, un extenso artículo con el título Nunca renunciaron a subvertir la Revolución Cubana. Se trata de una entrevista al ex oficial de operaciones clandestinas de la CIA, Philip Agee, quien laboró para esa agencia desde 1957 hasta 1968. En la entrevista se abordan algunos temas que resultan de especial interés para los tiempos que corren en América Latina, especialmente para Venezuela y Cuba.

El motivo de preocupación que aquí nos mueve, es el modo en que se manejan algunos términos que —a todas luces— están inquietando a la cúpula gobernante cubana. Por absurdo que pueda parecer, en Cuba la simple mención de la frase "sociedad civil", despierta resquemores y se atribuye a actividades "contrarrevolucionarias" estrechamente vinculadas con el enemigo externo, es decir, con el imperio.

Es así que a la "cándida" pregunta de la periodista: "¿Por qué le han dado tanta importancia al tema de la llamada sociedad civil?", el entrevistado responde que "ese es, quizá, el aspecto más importante de la política exterior de Estados Unidos en la actualidad", y ejemplifica con los procesos ocurridos en las repúblicas ex soviéticas, los que —asegura— fueron financiados por Estados Unidos a través de organizaciones de la sociedad civil.

El señor Agee explica que la CIA tenía el problema de encubrir o justificar los fondos destinados a sus beneficiarios en diferentes regiones del orbe, de ahí que estableció relaciones con ciertas fundaciones norteamericanas para canalizar esos fondos hacia el exterior e igualmente "creó una red de fundaciones suyas que a veces no eran más que entidades de papel manejadas por abogados contratados por la Agencia".

Esos fondos —dice— estaban destinados a partidos políticos y otras instituciones de la sociedad civil que favorecían intereses norteamericanos, "sobre todo la agenda neoliberal de privatización, desregulación, supresión de sindicatos, reducción de servicios sociales, eliminación de aranceles y libre acceso al mercado", mecanismo que no es más que "un instrumento de la política exterior del gobierno estadounidense".

La teoría de la 'nación en guerra'

A continuación analiza el caso de Venezuela, país en el cual la Agencia para el Desarrollo Internacional (AID) ha extendido "contratos dirigidos a Organizaciones No Gubernamentales (ONG) que trabajan contra la Revolución Bolivariana", lo que demuestra que hay un financiamiento del gobierno estadounidense para "crear una oposición desde la sociedad civil", ahora dirigido fundamentalmente a lograr revertir el proceso bolivariano en las elecciones de este año.

Después de esta amplia disertación, en la que abundan las cifras, la periodista interviene, para traer la atención de su entrevistado al caso Cuba. Aquí es cuando se extiende el ex oficial de la CIA y asegura que en el año 2005, la programación de fondos para nuestro país "incluía 17 operaciones que totalizaban fondos millonarios —unos 2.365.000 dólares— destinados, por ejemplo, a las 'Bibliotecas Libres o Independientes', los 'Sindicalistas Independientes' y hasta una organización de 'mujeres independientes'".

Todas estas actividades, da por sentado Agee, fomentan la disidencia política en Cuba, y más adelante repite el viejo discurso del gobierno cubano de que "Cuba es una nación en guerra y ha sido así desde 1959".

Un lector incauto puede caer fácilmente en la tentación de creer que toda sociedad civil encierra la intención "contrarrevolucionaria" de subvertir el orden en Cuba y está formada por "elementos al servicio de la CIA". O, como también suele decirse en los medios oficialistas, "por mercenarios traidores a la patria".

El discurso utilizado en el artículo de marras es en extremo peligroso al pretender desvirtuar el verdadero sentido de lo que significa sociedad civil y al crear un estado de opinión hostil hacia toda alternativa civil no gubernamental. Esto incluye a algunos grupos de ciudadanos que —sin recibir fondo alguno de la CIA— se dedican a fomentar, de manera pacífica, el desarrollo del pensamiento independiente en la Isla.

Sin embargo, la sociedad civil es un espacio amplio de organización ciudadana para la participación en los asuntos políticos, económicos y sociales de su interés. Respetando la pluralidad y la diferencia, tiene carácter autónomo e independiente del Estado y constituye un instrumento valioso para el desarrollo social.

Pie forzado para la represión

Justamente la sociedad civil desempeñó un importante papel en los cambios que llevaron a la toma del poder revolucionario en 1959 y hoy sigue demostrando su utilidad y validez en las transformaciones sociales que han conducido al auge de los movimientos de izquierda latinoamericanos.

Al margen de las innegables "maniobras" del gobierno de Estados Unidos para intervenir en los asuntos nacionales de los países de América Latina, del financiamiento a determinados grupos políticos y de promover la oposición a gobiernos que no resulten gratos a los intereses norteamericanos en la región, resulta tan irresponsable la actitud de la periodista de Juventud Rebelde y de su entrevistado como la del gobierno que impulsa ese tipo de "informaciones" tendientes a tergiversar, confundir y crear desconfianza entre los cubanos comunes que no tienen acceso a otras fuentes para conocer cuánto de verdad o de falsedad se esconde en las intenciones y en las palabras.

Resulta escandalosamente evidente que se trata de un pie forzado para justificar cualquier acción represiva contra todos los elementos de la oposición que trabajan por la democracia en Cuba, tanto los que podrían recibir ayuda económica del gobierno norteamericano como los que no cobran un centavo.

Al mismo tiempo, se siembra el temor en toda la población, con el fin de que los inconformes se abstengan de incorporarse activamente a los círculos de pensamiento que escapan a los controles del Estado. Estos últimos, justamente, son los más peligrosos para el régimen.

El gobierno cubano conoce del descontento de sectores cada vez más amplios de la sociedad y del despertar de un pensamiento cívico emergente; como conoce de la fatiga ideológica del régimen y de su incapacidad para sostenerse en el poder indefinidamente. Los cambios se avecinan para Cuba, independientemente de la voluntad del Estado, lo que torna peligroso el ejercicio del pensamiento y la opinión alternativos.

La violencia selectiva, ejercida desde el poder contra ese tipo de pensamiento, es el último recurso del gobierno para evitar lo inevitable. El retorno de los despreciables mítines de repudio es un indicador de la voluntad oficial de reprimir cualquier asomo de libertades civiles: le resulta imperativo que la población no pierda el miedo.

Son los ciudadanos que llaman al diálogo, a la resistencia cívica, a la transición pacífica y a la reconciliación, los enemigos a los que ahora quiere conjurar el gobierno. Son los que se resisten a obedecer, con la voluntad de transformar este país en un espacio para todos los cubanos, con respeto a las diferencias, con derechos y responsabilidades, sin injerencias extranjeras, sin servilismo (ni a Estados Unidos u otra nación, ni a Castro), los que hoy corren el riesgo de ser falazmente acusados por "la nación en guerra" de "estar al servicio de una potencia enemiga".

Es preciso que la opinión pública internacional se mantenga al tanto de estas maniobras del régimen, dueño de todo el poder en Cuba, destinadas a soliviantar el sentido nacionalista de los cubanos. Es necesario que las sociedades libres condenen esta nueva y solapada campaña para justificar y desatar la violencia de los cubanos entre sí y contra quienes tienen la valentía de hacer valer los derechos de todos.

© cubaencuentro

En esta sección

«Biden pone a Cuba en la mirilla», dice «Newsweek»

Frank Calzón , Arlington (Virginia) | 21/04/2022

Comentarios


La «Batalla Comunicacional» (II)

Francisco Almagro Domínguez , Miami | 18/04/2022

Comentarios


Un Mariel silente

Waldo Acebo Meireles , Miami | 13/04/2022

Comentarios


La «Batalla Comunicacional» (I)

Francisco Almagro Domínguez , Miami | 11/04/2022

Comentarios


Cuba, tan cerca Rusia, tan lejos de Ucrania

Francisco Almagro Domínguez , Miami | 29/03/2022

Comentarios


¡Cuba derrota a Venezuela!

Waldo Acebo Meireles , Miami | 28/03/2022

Comentarios


La segunda dictadura de Batista

Carlos Espinosa Domínguez , Aranjuez | 11/03/2022


Cuba sin encanto

Alejandro Armengol , Miami | 24/02/2022

Comentarios



Rectificaciones a Silvio Rodríguez

José Gabriel Barrenechea , Santa Clara | 21/02/2022

Comentarios


Boicotean a la mujer del presidente cubano

Vicente Morín Aguado , La Habana | 17/02/2022

Comentarios


Subir