Celebración, 500 Años, La Habana
¡Qué celebración más…!
La Habana tiene su cumpleaños bajo una satrapía que ahora lanzará a las calles policías, “segurosos”, y vergonzantes adeptos a impedir por todos los medios que algún irresponsable les quiera aguar la fiesta
Durante días, semanas, he estado haciendo resistencia a mencionar el tema de los 500 años de La Habana, hoy después de también días y semana de esforzarme en imaginar cómo hubiese sido La Habana de no haber ocurrido la hecatombe que comenzó con esperanzas y propiciatorias promesas, me lanzo a escribir estas engorrosas líneas.
Todos sabemos que hay gente que nacen con suerte, pero no es tan así con los procesos que convulsionan, para bien o para mal, una sociedad, en el caso de ese nefasto proceso que se autotituló la Revolución Cubana como una supuesta heredera de la iniciada en 1868; un dictador le regala a un aprendiz de tirano una fecha de lujo: ‘primero de enero’; más tarde el tirano, ya bien establecido, recibe gratuitamente la oportunidad de declarase heredero de los ‘100 años de lucha’, la biología no le permitió disfrutar de este otro regalo: los 500 años de La Habana.
Pasemos por alto el que quizás San Cristóbal de La Habana no fue fundada originalmente en 1519, ni necesariamente un 16 de noviembre, no tomemos en cuenta que La Habana primigenia como una de las siete villas originales fue establecida por Pánfilo de Narváez en algún lugar entre el actual Batabanó y la desembocadura del río Mayabeque, que de seguro jamás lo sabremos con exactitud, y que finalmente fue movida a sotavento del puerto de Carenas, más adecuado que las originales zonas bajas, y poco propicias para los contactos con los puertos de Cádiz y Sevilla.
Una Habana que para 1959 había prometido extenderse a barlovento gracias a un majestuoso túnel, entre las primeras víctimas de las nacionalizaciones, proyectos magníficos que fueron reducidos a unos pocos edificios en un, por mucho, más modesto y de corta vida ejercicio constructivo, ya que si no lo recuerdan o no lo saben, uno de los presupuestos de la convulsión que quedó impuesta era el de que La Habana con sus poco más de un millón de habitantes era la cabeza hidrocefálica y parasitaria de un país de unos seis millones. Eso tuvo sus consecuencias, para La Habana nada, todo para el resto, que a la larga fue bastante mezquino, y si no pregúntenles a los orientales que desde el inicio optaron por emigrar.
Hoy La Habana tan hipertrofiada como siempre[1] con más de dos millones de habaneros de origen, los adoptados, más aquellos que han resultado ilegales, se apiñan en barbacoas y en los nuevos barrios de ‘llega y pon’ en la periferia habanera; el único esfuerzo de poco aliento y de terribles resultados son los barrios construidos por las llamadas ‘microbrigadas’, como Alamar, con sus aplastados paralepípedos que aterrorizan con una promiscua convivencia y deterioraron el paisaje.
La Habana con la cúpula del Capitolio restaurada y brillando con las finas capas de oro de 24 quilates, esperará, sin perros vagabundos que han tenido un final feroz, confío que los vagabundos humanos no padezcan del mismo destino, a los Reyes quizás no tan católicos, y las calles que de seguro recorrerán con Leal, quizás tampoco tan leal, que habrán sido limpiadas con exquisitez, aunque en barriadas no muy lejanas las montañas de desperdicios se hayan acumulado durante días y semanas.
La Habana tiene su cumpleaños bajo una satrapía que ahora lanzará a las calles policías, ‘segurosos’, y vergonzantes adeptos a impedir por todos los medios que algún irresponsable les quiera aguar el cumpleaños a esta, más que nunca, vetusta Habana que en algún momento soñó con otros destinos que fatalmente les fueron arrebatados por aquel difunto mesiánico que la detestaba.
Habana, desde la distancia, te envío mi más sentido pésame por tan infeliz cumpleaños.
[1] De acuerdo a los censos en 1953 La Habana representaba el 19,6 % de la población del país, en 1970 llegó a un 20,8 % lo cual demostró el fracaso de la política de supuestamente priorizar el resto del país, y en 2016 descendió a 19,0 % gracias a que la emigración es en gran medida habanera y a las medidas en contra de los ‘ilegales’ en su misma patria.
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