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Prensa, Represión, Cambios

Secretismo a voces (I)

Artículo en dos partes sobre la censura en la prensa cubana

Una de las campañas “nuevas” del gobierno de Raúl Castro es la lucha contra lo que han dado en llamar “el secretismo”. Quien escuchó por la televisión algunas de las sesiones del recientemente celebrado Congreso de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC) podría pensar que “ahora sí”, una vez más, las cosas iban a cambiar con relación a la prensa cubana. Raúl Castro se ha “desayunado” —y no con el vasito de leche prometido en 2006— conque hay muchísimos problemas de indisciplina social, económica, política y moral. Y recitó un rosario de lamentables conductas que se observan con preocupación por el gobierno. Y no sin razón. Contra eso, la prensa oficial tiene permiso para arremeter con fuerza y no poca audacia. Talía González, una de las autorizadas periodistas para ejercer la crítica televisa comenzó ya hace unas semanas con una serie de reportajes sobre temas económicos. Ahora hay una nueva sección en el Noticiero Nacional de TV, “Cuba dice”, donde ya se han tocado temas escabrosos, uno de ellos, el de los albergados. En una Mesa Redonda el pasado sábado 14 de septiembre, se abordó el tema del alcoholismo y posteriormente el fraude generalizado en las escuelas. Es una avalancha de críticas pero todo queda en la superficie.

Recuerdo que en 1984, en una de las tantas campañas iniciadas y luego censuradas, el Comandante decidió empezar una cruzada que llamó “rectificación de errores y tendencias negativas”. Y la prensa recibió el permiso de expresarse con “libertad” contra todas las cosas mal hechas. Recuerdo en Granma la crítica a una panadería que confeccionaba cakes para entregar el Día de las Madres (¡ah, qué tiempos aquellos en que “daban” un cake por núcleo familiar! En todas las casas cubanas se comía el mismo cake, pero era a un precio asequible, en moneda nacional. Ahora no todos los hijos pueden disponer de 6 CUC, o sea, 144 pesos, el 36 % del salario de un economista, por ejemplo, para regalarle a su mamá un cake de peor calidad que aquellos. Pero bueno…). En el cake encontraron un intruso indeseado: ¡un ratón! Y así, muchas críticas. Siempre, cíclicamente, se abre la llavecita, la gente se desahoga pero hay un momento en que hay que cerrarla porque es una vergüenza que estén pasando tantas cosas malas en un país donde, se suponía, iba a florecer la cultura, la educación y la felicidad de todos sus hijos.

Recuerdo también en 1991, a partir del famoso “Llamamiento al IV Congreso del PCC”, en el que se le pidió a la gente que hablara “con la lengua suelta”. Imagínense la época: Período Especial, derrumbe del campo socialista, “desmerengamiento” de la URSS, ¡lo que se empezó a publicar en aquella revistica soviética que costaba cinco centavos, Novedades de Moscú, eran sacrilegios! Hubo que aclararle “al pueblo en general” que se podía criticar pero no de todo. Había tres temas sagrados: el liderazgo histórico de los dirigentes, el partido único y el socialismo como exclusiva opción posible. Se acabaron las críticas. Y así, campañitas van, campañitas vienen. Pero, en mi modesta opinión, “el cuartico está (casi) igualito” y esta película ya muchos la vimos. Por ejemplo, todavía se escuchaba el eco de la voz del General Presidente y de su Primer Vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros, Díaz Canel, reclamando el fin del secretismo; todavía no se habían cerrado las puertas del Palacio de Convenciones y nuestros periodistas no habían podido sentarse a digerir todos los nuevos permisos que se les habían concedido, cuando comenzó a circular por los correos electrónicos y los canales de televisión clandestinos la noticia del barco norcoreano atrapado en Panamá, con azúcar, cohetes, granadas, y no se sabe cuántas cosas más, procedente de Cuba con destino a la República Popular Democrática de Corea. “¿Qué hacemos?”, habrán pensado muchos periodistas, “¿qué se hace con esta papa caliente?”. La respuesta no tuvieron que esperarla ni recibirla, ellos la sabían desde el principio: nada. En ningún medio de prensa oficial se hubiera podido publicar un artículo donde, aunque fuese muy tímidamente, algún periodista preguntara lo que todo los cubanos se estaban preguntando (los que habían podido tener acceso a la noticia. Después, la información oficial publicada en Granma, tampoco aclaró mucho): ¿por qué rayos desde Cuba tuvo que salir un barco con armas escondidas bajo sacos de azúcar para Corea del Norte?, ¿por qué unas armas obsoletas, fabricadas en la antigua URSS tenían que irse a reparar a Corea del Norte, que no las fabricó?, ¿por qué no se repararon aquí, donde según dicen, hay posibilidades de hacerlo?, ¿es con un armamento obsoleto con el que Cuba piensa enfrentar algún tipo de agresión por parte del imperio yanqui?, ¿a quién se le ocurrió la peregrina idea de hacer algo tan burdo y torpe? No, ningún periodista pudo escribir nada de eso.

El sábado 12 se realizó un acto en la Tribuna Antiimperialista o “protestódromo”, como se le conoce popularmente, con motivo de cumplirse quince años de la captura de los agentes de la Seguridad del Estado cubanos que formaban parte de la conocida Red Avispa. Fue un acto muy promocionado. El gobierno cubano se ha gastado miles de miles de dólares en divulgar el “injusto encierro” de los cinco espías, hay comités de solidaridad en todo el mundo y en la televisión y en la prensa plana todos los días se habla de “los héroes”. Es una cantaleta interminable que durará muchos años pues uno de ellos está condenado, nada más y nada menos, que a dos cadenas perpetuas. La “causa de los 5” se ha convertido en un verdadero culebrón mediático y ha logrado sensibilizar a una parte importante y mayoritaria de este pueblo, que solo tiene acceso a lo que la prensa oficial y única existente en el país les dice y repite hasta el cansancio. Entonces, muchos cubanos se sentaron frente al televisor a ver en qué iba a consistir el acto. Frente a mi casa estuvieron pasando toda la tarde guaguas llenas de jóvenes que habían sido movilizados para asistir a la Tribuna Antiimperialista y reclamar, con su vigor y alegría juvenil, el regreso a casa de los ex agentes presos. O, al menos, eso era lo que yo y muchos pensábamos. Lo que pasó en aquel lugar no se puede describir porque no tenía ni pies ni cabeza. Consistió en la reunión más desconcertante e incoherente de grupos musicales y cantantes que se haya visto nunca. Por ahí pasó todo el mundo, trovadores, salseros, reguetoneros, declamadores, una verdadera caldosa musical. El audio era pésimo y los cantantes en ocasiones ni se oían, pero eso parecía no importarle a nadie. Fue un gasto de dinero, de recursos, de electricidad enormes, cuatro horas oyendo ruido. Toda aquella multitud estaba muy alegre, era una verdadera pachanga, un auténtico “fetecún”, ¿celebrando qué?, ¿el encarcelamiento de esos cuatro agentes? ¿Entonces todo eso del injusto encierro, de la separación de las familias, no es algo triste sino alegre? Nadie entendía nada. Para colmo de males algunos jóvenes irreverentes aprovecharon el “protestódromo” para… protestar. Un grupo que se llama El Adversario, arremetió contra una serie de males sociales, entre ellos, si no escuché mal, el abuso a menores. Pero el que puso la tapa al pomo fue Robertico Carcassés que sorprendió a todos planteando, en vivo y en directo, y en un acto de grandes connotaciones políticas, una serie de demandas y cuestionamientos delante de Díaz Canel, de Abel Prieto, del espía René y de todos los familiares de los famosos “cinco”. ¿Y la prensa nacional, ¿ha dicho algo? ¿Ha aparecido alguna nota crítica de, digamos, la calidad del audio, para no meterse en otro tipo de honduras? ¿Ha habido algún tipo de reseña sobre el lamentable espectáculo musical que se trasmitió por el principal canal de la televisión, en horario estelar, sacrificando la programación habitual de la novela de turno? Tampoco. No pueden hacerlo, esa crítica no está dentro de las autorizadas. Que critiquen los precios del agro, la suciedad de las calles, la indisciplina social, ese tipo de cosas, sí. ¿Algo político?, ¿un cuestionamiento profundo, incluso, de las causas de esas indisciplinas sociales, de la estafa, de la corrupción extendida a todos los niveles, de la chabacanería y la mala educación? Tampoco. ¿Por qué no se habla del robo y la corrupción existente en las altas esferas del gobierno?, ¿por qué eso solo se trasmite en videítos a puertas cerradas? Esos sí son ladrones, millones y millones de dólares han “volado” desde las sacrosantas oficinas del Historiador de la Ciudad, se rumora. ¿Quiénes fueron?, ¿cómo se permitió? ¿Qué fue lo que pasó realmente con Alarcón?, ¿por qué cayó en desgracia?, ¿dónde se metieron su “segundo al mando” y su mujer? Misterio, misterio.

© cubaencuentro

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