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Actualizado: 19/05/2024 23:18

corrupción, agromercados

Los cubanos están a la espera de nuevas medidas tras el discurso de Castro

Este fin de semana, muchos acudieron a los agromercados para abastecerse ante un eventual 'cierre', y desde hace días hay aglomeraciones frente a las casas de cambio.

La ofensiva anunciada por Fidel Castro contra el mercado negro ha puesto a los cubanos, acostumbrados a "inventar" para sobrellevar las carencias, a la expectativa de las medidas que adoptará el gobierno, reportó la AFP.

Los cubanos pasaron el fin de semana digiriendo el contundente discurso del jueves por la noche, en el que Castro anunció una batalla frontal contra la "bolsa negra", la corrupción y las ilegalidades que, según él, amenazan con destruir la revolución.

"Un huracán categoría cinco". Con esa frase, muy familiar para los habitantes de la Isla, Castro ilustró lo que está por venir para acabar con los que llama "nuevos ricos" y con los robos masivos a la economía estatal.

Aunque no precisó las medidas, Castro dibujó un estricto plan de control de recursos estatales, sugirió el cierre de los pequeños espacios abiertos a la actividad privada y una futura reevaluación de la moneda local frente a las divisas convertibles, lo cual afectaría las remesas.

En la intervención del gobernante quedó claro su disgusto por los ingresos de algunos pequeños empresarios, como los dueños de restaurantes familiares (paladares), de los que dijo que "quizá no quede ninguno".

En el plano más sensiblemente doméstico, podría esperarse una subida de las tarifas para los que más gasten energía, la eliminación de la libreta de racionamiento y un ataque a los taxis colectivos privados, que alivian la crónica deficiencia del transporte público y que en los últimos meses aumentaron sus precios.

"Hay abusos, eso es cierto. Muchos se han aprovechado de las necesidades de la gente. Compran gasolina en el mercado negro, y abusan con el pasaje, pero hacen falta. No puedo esperar a la guagua por horas", dijo una estudiante de 18 años, que recién bajaba de uno de esos taxis en una céntrica calle de La Habana.

La maquinaria del rumor, que en Cuba funciona bien aceitada, aceleró su marcha el fin de semana tras el discurso. Muchos acudieron a los agromercados para abastecerse ante un eventual "cierre", y desde hace días hay aglomeraciones frente a las casas de cambio para vender la moneda convertible y adquirir pesos cubanos.

"La cosa se va a poner más difícil. Vine al agro muy temprano porque me dijeron que los iban a cerrar, pero no hay casi nada, está muy malo y todo sigue carísimo", dijo un ama de casa de 49 años, en un mercado del barrio de Miramar, objeto hace diez días de una inspección.

La batida contra las ilegalidades, unida a los efectos de la sequía y los huracanes, trajo un desabastecimiento en los agromercados —espacios creados en 1994, regidos por la oferta y la demanda—, pues la policía ha decomisado camiones de tubérculos, vegetales y frutas, cuyos vendedores no tenían licencias.

"Es un abuso, en este agro venden muy caro; pero en el puesto de vianda —agro estatal subvencionado—, que es muchísimo más barato, no hay nada", añadió el ama de casa, que prefirió no dar su nombre.

"Lo que la revolución necesita es el apoyo del pueblo a las medidas", dijo Castro en su discurso del jueves, pronunciado en el Aula Magna de la Universidad de La Habana.

El gobernante afirmó que la Isla se está "acercando aceleradamente" al momento en que "cada ciudadano viva fundamentalmente de su trabajo y (…) de sus pensiones".

Sin embargo, muchos cubanos se muestran incrédulos. Los salarios que se pagan en Cuba (el equivalente a entre 10 y 20 dólares mensuales) obligan a muchos a "inventar" otras formas de hacer dinero para alimentar a sus familias.

Castro mismo reseñó casos de robo sistemático a las empresas públicas, desde botellas de ron, gasolina, hasta alimentos y medicamentos o materiales de construcción.

"Llevamos muchos años viviendo del invento como para que se acabe fácilmente. La gente va a saber cómo resolver", afirmó un empleado de 36 años que vende vino en el mercado negro.

Advertencia a las altas esferas del gobierno

Según el diario mexicano La Jornada, Castro puso también la mira de sus advertencias contra la corrupción en los funcionarios del gobierno.

"Tiene que haber muchos doliditos", dijo: "reyes, zares, emperadores..."

"Es duro, pero lo digo", señaló. "Algunos ministros han sido deficientes, y bastante deficientes". "No podemos andar con blandenguerías: que me ataquen, que me critiquen", añadió.

En un insólito pasaje, afirmó que el Estado "se acostumbró de cierta forma a negociar con los ministros".

"La administración central del Estado no tiene que negociar con ningún ministro, tiene que darle órdenes", replicó.

En este apartado, el único ejemplo que tomó fue el de Ulises Rosales del Toro, militar de carrera, quien era jefe del Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, cuando en 1997 fue nombrado ministro del Azúcar, para rescatar la industria, entonces en declive por la falta de inversión y los bajos precios internacionales.

El desempeño del sector se volvió "la ruina del país", afirmó el gobernante, y agregó que halló "colosales disparates" en ese Ministerio.

Castro relató el momento en que pidió a Rosales del Toro cesar la siembra de inmediato. "Hubo sencillamente que cerrar… o íbamos a la fosa".

En otra parte del discurso, criticó la política económica seguida en la década pasada, cuando estalló la crisis tras la desaparición de la Unión Soviética. Según Castro, "nadie se percató" del rumbo que tomó el país en los últimos 15 años.

"Tengo infinidad de ejemplos de los que no dieron pie con bola en muchas cosas, de lo que hicieron quienes se suponían teóricos, de quienes se habían empanfletado hasta los tuétanos de los huesos en los libros de Marx, Engels, Lenin y todos los demás", afirmó.

El gobernante dijo que ahora tiene idea "de cómo se construye el socialismo".

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