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Actualizado: 17/05/2024 1:04

Cine

Un Titón demediado

El documental sobre la vida de Tomás Gutiérrez Alea omite detalles importantes: sus enemigos, los proyectos rechazados o los burócratas que lo ignoraron.


El reciente documental sobre la vida de Tomás Gutiérrez Alea, Titón: de La Habana a Guantanamera, ha emprendido su camino por el mundo y ahora da vueltas por los festivales de cine. Hace pocos días fue presentado en el Chicago Latino Film Festival, que abre la primavera en la Ciudad de los Vientos. Aunque con una asistencia de público más bien baja, la proyección de la película hizo posible que los amantes del cine cubano echaran un vistazo a la intimidad del aclamado director isleño. La presencia de Mirta Ibarra, esposa y directora del documental, añadió detalles y algo de emoción para un público que, sin duda, se quedó con muchas preguntas que no tendrán una respuesta clara por el momento.

Los que han visto todas las películas de Gutiérrez Alea, siempre han intuido que hay cierta relación entre su obra artística y sus vivencias personales, pero, a falta de información, se hacía imposible apuntar detalles específicos. Quizás la temprana preferencia del director en ciernes por el estilo neorrealista italiano ya denotaba la tendencia a la identificación entre cine y vida. Tampoco hay duda de que las frustraciones provocadas por la burocracia prevalente en Muerte de un burócrata y Guantanamera nacieron del mundo cotidiano del socialismo que Gutiérrez Alea no podía darse el lujo de ignorar como ciudadano de un país donde todo debe llevar el sello de aprobación de alguien que obedece "órdenes superiores".

Pero en Memorias del subdesarrollo se hace más aparente que el director habla de un ambiente social que conoce muy bien. El protagonista, cuya familia se largó en masa hacia Miami en la década de los sesenta, contempla con escepticismo cómo la Isla, y sus espacios vitales más íntimos, se ven invadidos por los gritos y aspavientos de los recién llegados a la "buena vida" de La Habana. De ahí que el título del documental aluda a una especie de viaje vital que comienza en la cuna burguesa de la capital, revelada en el documental, y termina en una especie de caos o gritería con tragedia, una "Guantanamera", al igual que en los programas radiales en los que se escuchaba esta famosa y melancólica canción al momento de cerrar.

Solamente alguien que se hubiera criado en el mismo ambiente del protagonista de Memorias… podría describir con tanto detalle su postura y reacciones, su exclusivismo y frialdad calculadora, su elegancia de cuna. Confirmar esa sospecha constituye el aporte principal de Titón: de La Habana a Guantanamera.

El material biográfico se cuenta en orden cronológico, con fotos de familia y testimonios de la hermana que se largó de Cuba con sus hijos bastante temprano y ahora vive en Puerto Rico. El padre era un abogado de patentes, ocupación esencial en el sistema capitalista y que dejó de existir en la Cuba castrista. También aparecen varias fotos y fragmentos de vídeos tomados en momentos diferentes de la vida compartida con su esposa, la directora del filme. A cada momento, la "vida real" se intercala con escenas de sus películas, detalle que parece mostrar la intención de mantener "realidad" y "arte" enlazados por una misma preocupación.

Viniendo de alguien que estaba tan ligada a la persona y obra del director, la cinta logra comunicar algo de su personalidad, con su carácter tierno y juguetón, pues se trata sobre todo de un homenaje a la fructífera y larga relación de amor y trabajo entre el director y su esposa. Vemos el interior de su casa, su oficina y sus libros, aunque no se puedan leer los títulos. Hay voces de amigos que lo recuerdan con gran admiración, aunque con un lenguaje algo superficial: Évora, Fernando Pérez, Lisandro Otero, pero faltan otros detalles importantes. Nunca se mencionan sus enemigos, o los proyectos que le rechazaron, o los burócratas que lo ignoraban porque desconfiaban de su habilidad para crear una película que se les fuera de las manos y dijera más de lo necesario.

Habrá que seguir esperando, entresacar observaciones dejadas en sus cartas, o esperar a que surjan nuevos testimonios. Por ahora, Titón… nos ha permitido aprender algo acerca de un miembro de aquella generación cubana de clase media, nacida para el éxito material, que entregó lo mejor de su juventud a una utopía aunque, en el caso de Gutiérrez Alea, dejara una obra artística de mérito.

© cubaencuentro

10 Comentarios


10 by Santiago Martin (Usuario no autenticado) 07/05/2009 7:40

Rectifico, "a buen entendedor, con pocas palabras bastan".

9 by Juan.Isla (Usuario no autenticado) 06/05/2009 22:40

De acuerdo con Santiago Marín en su comentario #5. Y agregaría algo más para ser más preciso: una vez que una obra de arte, cualquiera sea, abandona el estudio del creador y pasa a ser valorada por el público, ésta comienza a ser patrimonio de este último y sus múltiples lecturas van a depender de él y no de su creador. Así tenemos que un creador puede ser de izquierda, derecha, centro, socialdemócrata, socialcristiano, o nada, y esta inclinación no necesariamente hace a su producto, cuando es auténtico y no retórico; cuando no tiene como propósito hacer de su obra una herramienta marcadamente proselitista. A los admiradores del buen arte poco les ha de importar entonces que Picasso o Neruda hayan sido comunistas confesos o Dalí y Borges se ubiquen en el otro extremo ideológico; o que unos sean más simpáticos que otros o más mezquinos. Eso solo sirve como dato biográfico que convierte en ser humano al creador o para el chismecito epidérmico de peluquería. Creo que lo que nos debe importar de cada uno de ellos es eso por lo que han trascendido. El resto es muy poco importante. También coincido con la idea esbozada acá de que el pensamiento e inquietudes de Titón aparecen reflejadas en su obra con bastante claridad, y que ésta, aún con limitaciones -que todos tenemos al no ser Dios- y desde bien temprano, siempre intentó reflejar una Cuba más cuestionadora, incluyente y democrática. Saludos, Juan.Isla

8 by Santiago Martin (Usuario no autenticado) 06/05/2009 8:20

Merceditas, vieja, no hace falta poner en palabras lo que las imagenes dicen. A buen entendedor con buenas palabras bastan.

7 by Mercedes Abreut (Usuario no autenticado) 05/05/2009 19:20

Gutierrez Alea, criticó muchas cosas y sobre todo medidas absurdas del Gobierno, Pero siempre apoyó a la Revolución y NO atacó al socialismo como se ha afirmado aqui. Se esta cambiando la realidad

6 by Santiago Martin (Usuario no autenticado) 05/05/2009 16:00

"Por sus obras los conocereis", dice la Biblia. No hay una sola pelicula de Titon donde el socialismo cubano salga bien parado, asi que su verdadero pensamiento es obvio, ya que una imagen vale mas que mil palabras.

5 by Santiago Martin (Usuario no autenticado) 05/05/2009 16:00

En las sociedades totalitarias siempre han existido artistas, que desde su libertad mental, han podido ser los cronistas de ese mundo adverso, como Milán Kundera en la Checoslovaquia Socialista, de igual modo que otros han preferido seguir creando en su país, sin entrar aparentemente en contradicciones con el sistema imperante, con tal de poder realizar sus proyectos artísticos, lo cual es también muy respetable y de agradecer por su gran aporte a la cultura nacional, como Tomás Gutiérrez Alea, el destacado cineasta cubano ya fallecido, pero imprescindible como cronista de la sociedad cubana desde los 60’s hasta los 90’s. El hecho de que un creador indiscutible como él, director de películas memorables para el cine cubano como “Memorias del subdesarrollo” y “Fresa y chocolate”, se haya mantenido hasta el último minuto de su vida en Cuba, formando parte del propio sistema que criticó en sus películas, es el mejor ejemplo de que el arte, al estar por encima de la política, puede cumplir mejor su rol de cronista de la cultura de un país. Entonces, en el arte, ¿el fin siempre justifica los medios, y la obra con el tiempo hace olvidar los defectos personales de su autor y sus veleidades políticas, si las hubiera tenido? La vida ha demostrado que es así, y que lo importante es la Venus de Milo y no su autor, la Torre de Pisa y no su arquitecto, la música de Pablo Milanés y no el apoyo de éste a Fidel durante largo tiempo; el cine de Alea y no su aparente apoyo a Fidel.

4 by Para la #2 (Usuario no autenticado) 05/05/2009 9:00

Sus comentarios, aunque bien redactados, estan cargados de ira y frustracion personal... pues no se trata de la obra de Desnoes, sino de Gutierrez Alea, que va mas alla de la "elegancia de su cuna"...pese a lo que pueda ser Des-no-es...

3 by Carlton Solomon (Usuario no autenticado) 04/05/2009 22:20

Y aparece los insultos de Titon a Sab , el hermano de GCI, despues del escandalo de PM? Y la manera que trato de despretigiar a Nestor Almendros despues de que NA saco esa obra maestra del cine documental Conducta Impropia?

2 by Marilu Menendez (Usuario no autenticado) 04/05/2009 14:40

Es sorprendente que nadie ya menciona a Edmundo Desnoes, el autor de Memorias del Subdesarrollo y el guionista del film de Gutierrez Alea. Aunque comparten origen y formacion, y sin quitarle merito a la genial direccion de Gutierrez Alea, "la postura y reacciones, su exclusividad y frialdad calculadora, su elegancia de cuna" son mas Edmundo que Titon. Y es Edmundo Desnoes quien predice, en la novela, el tragico final de griteria.

1 by UMAP IN MEMORIAN (Usuario no autenticado) 04/05/2009 14:40

Y no se hace mención a la carta de Cabrera Infante,apócrifa para mas señas, que condujo a una supuesta polémica contra Fresa y Chocolate, para vender más la dichosa película???? Titón estudió Cine en Roma, y fue amigo de Cabrera Infante. No le bastó la amistad de antaño y se prestó al juego de las simulaciones, a saber, para ganarse un viajecito a Houston y aliviar su dolencia. Aparece eso en el documental??? O cómo dejaban a sus nietos de rehenes por temor a que se quedara con toda la prole. Tampoco aparece eso??? Pues hay que esperar a una segunda parte... quizá.

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