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Estados Unidos, Florida, Republicanos

Los republicanos de Florida se opusieron a la ayuda por el cambio climático, pero ahora dependen de ella

Tras la destrucción y muerte causados por el huracán Ian en Florida, vale recordar que está lejos de ser la primera vez que el estado siente los impactos del cambio climático

La ira del huracán Ian dejó en claro que Florida enfrenta algunas de las consecuencias más graves del cambio climático con respeto a cualquier zona del país. Pero los principales líderes electos del estado se opusieron a la legislación sobre este proceso más importante que se ha presentado en el Congreso: leyes para ayudar a fortalecer a los estados contra los desastres climáticos y recuperarse de ellos, y enfrentar su causa subyacente: la quema de combustibles fósiles.

Los senadores Marco Rubio y Rick Scott votaron en contra de la ley de infraestructura bipartidista del año pasado, que dedica unos $50 mil millones para ayudar a los estados a prepararse mejor para eventos como Ian, porque dijeron que era un desperdicio. Y en agosto, se unieron a todos los republicanos del Senado para oponerse a una nueva ley sobre protección ambiental que invierte $369 mil millones en la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, el mayor esfuerzo de este tipo en la historia del país, informa The New York Times.

Al mismo tiempo, el gobernador republicano Ron DeSantis ha impedido que el fondo de pensiones del estado tenga en cuenta el cambio climático al tomar decisiones de inversión, diciendo que la política debería estar ausente de los cálculos financieros.

Después de Ian, esos líderes quieren ayuda federal para reconstruir su estado, pero no quieren discutir el problema subyacente que hace que los huracanes sean más poderosos y destructivos.

A medida que el huracán Ian se acercaba a la costa de Florida, la tormenta aumentó en intensidad porque pasó sobre el agua del océano que estaba entre dos y tres grados más caliente de lo normal para esta época del año, según muestran los datos de la NASA. Su poder destructivo empeoró con el aumento del nivel del mar; el agua frente a la costa suroeste de Florida ha subido más de siete pulgadas desde 1965, según datos de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica. Finalmente, el aire más cálido resultante del cambio climático aumentó la cantidad de lluvia que Ian dejó caer sobre Florida en al menos un 10 por ciento, o alrededor de dos pulgadas adicionales en algunos lugares, según un estudio publicado la semana pasada.

El senador Rubio ha obtenido millones de dólares para restaurar los Everglades como una forma de almacenar las aguas de las inundaciones y reparar los arrecifes de coral para amortiguar las marejadas ciclónicas. Uno de sus colegas de la Cámara, el representante Mario Díaz-Balart, republicano del sur de Florida, ha ganado miles de millones para la adaptación al cambio climático. Pero ninguno de los principales republicanos del estado ha apoyado una legislación para frenar las emisiones de gases de efecto invernadero que causan el cambio climático.

Con su sol y energía eólica marina, Florida podría ser líder en energía renovable, dijo la representante Kathy Castor, una demócrata que representa a Tampa. En cambio, importa gas natural que quema para producir electricidad.

“No admitir que el cambio climático es real y que debemos abordarlo no presagia más que un daño para el futuro de la Florida y la nación”, dijo Charlie Crist, un exgobernador republicano de la Florida que ganó un escaño en la Cámara como demócrata y es ahora desafiando la reelección de DeSantis.

El huracán Ian está lejos de ser la primera vez que Florida siente los impactos del cambio climático. En Miami, el aumento del nivel del mar significa que las calles y las aceras se inundan regularmente durante la marea alta, incluso en los días soleados. En los Cayos de Florida, los funcionarios están considerando la posibilidad de levantar la base de autopistas que, de lo contrario, se volverían intransitables.

Sin embargo, los líderes del estado se han resistido durante mucho tiempo a lo que los científicos dicen que se necesita para evitar un futuro catastrófico: un intenso giro de las fuentes energéticas que las aleje del gas, el petróleo y el carbón, y encaminarlas hacia la energía solar, eólica y otras fuentes de energía renovable.

Los dos senadores floridanos también votaron en contra del proyecto de ley de infraestructura del año pasado, que proporcionó alrededor de $50 mil millones para la capacidad de adaptación y recuperación frente al cambio climático, la mayor inversión individual del país en medidas diseñadas para proteger mejor a las personas contra los efectos de dicho cambio.

Ese proyecto de ley, que fue aprobado por el Senado con el apoyo de 19 republicanos, incluía medidas diseñadas para ayudar a proteger contra los huracanes. Proporcionó miles de millones para diques, bombas para tormentas, elevación de viviendas, control de inundaciones y otros proyectos.

Muchas de esas medidas fueron coescritas por otro republicano de la zona costera, el senador republicano Bill Cassidy de Luisiana, quien lo calificó como “una gran victoria para Luisiana y nuestra nación”. La senadora Lisa Murkowski de Alaska, también republicana, igualmente apoyó el proyecto de ley. Ambos estados enfrentan enormes amenazas por el cambio climático.

Pero Rubio lo calificó de “despilfarro”, mientras que Scott dijo que era un “gasto imprudente”. Ambos votaron en contra.

La industria del petróleo y el gas no es una fuente importante de dinero para las campañas de los políticos en Florida, donde está prohibida la perforación marítima. El senador Rubio ha recibido $223.239 de la industria del petróleo y el gas desde 2017, lo que coloca a la industria en el puesto 15 de su lista de donantes, según muestran los registros federales. Por su parte el senador Scott ha recibido $236,483 de petróleo y gas, su fuente de financiación número 14 entre las más generosas.

Pero el Comité Senatorial Republicano Nacional, que dirige Scott, ha recibido $3,2 millones en donaciones de petróleo y gas en este ciclo de campaña, según el Center for Responsive Politics, eclipsado solo por bienes raíces, Wall Street y jubilados. Por el contrario, el negocio de los combustibles fósiles no se encuentra entre los 20 principales financiadores que le han dado fondos en este ciclo electoral al Comité de Campaña Senatorial Demócrata.

“Aquí hay una división de ‘ideología versus realidad’ que debe ser muy dolorosa para estos políticos republicanos”, dijo Crist.

“Si eres de Florida, deberías liderar la política climática y ambiental, y los republicanos aún se muestran reticentes a hacerlo porque les preocupan las ideas políticas de su base primaria de votantes”, Carlos Curbelo, excongresista republicano del sur de Florida. “Pero en esto las consecuencias son tan graves que vale la pena dejar la política a un lado y abordar el clima de frente”.

El historial de DeSantis en otras decisiones climáticas también puede volver a atormentarlo. Como congresista en 2013, votó en contra de un proyecto de ley para brindar ayuda adicional por desastre a las víctimas del huracán Sandy, el mismo tipo de apoyo adicional que Florida busca ahora para Ian.

El viernes, Rubio y Scott escribieron a sus colegas del Senado para pedirles que apoyaran un paquete de ayuda por desastre. Al igual que DeSantis, Rubio se opuso a una medida similar después que Sandy golpeara el noreste en 2012 (Scott aún no había sido elegido para el Senado).

Yoca Arditi-Rocha, directora ejecutiva del Instituto CLEO, un grupo sin fines de lucro en Florida que promueve la educación, la defensa y la resiliencia sobre el cambio climático, dijo que los principales funcionarios electos del estado deben hacer mucho más que reaccionar después de un desastre.

“Florida seguirá estando en la primera línea de los huracanes más destructivos alimentados por un clima más cálido”, dijo Arditi-Rocha. “Necesitamos que los líderes republicanos den un paso al frente”.

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