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Actualizado: 23/04/2024 20:43

Opinión

Sobre la 'sucesión'

El autor, ex comandante rebelde, da su visión sobre el futuro de la Isla tras la muerte de Fidel Castro.

Se ha hablado bastante y se sigue hablando de la sucesión en Cuba. Después del viejo comandante de la mentira, la miseria y otras cosas, el poder pasará a manos de su hermano Raúl. Así nos dicen o eso es lo que está programado desde hace años. Como la Isla y su población resultan en los hechos una propiedad privada del señor Fidel Castro, éste ha dispuesto que cuando él ya no esté, sea su hermano Raúl quien quede a cargo de la herencia.

Las formalidades para cubrir el trámite del traspaso de bienes y atribuciones son pura hojarasca. Por eso no puede extrañarnos que ahora nos cambien la redacción del ucase de última voluntad, señalando como heredero al Partido y no al hermanísimo. ¿A quién engañan con este truco de días recientes? ¿Es que Raúl y el Partido no significan una misma cosa aunque sean entidades diferentes?

No hablamos con doble sentido. Ambos en este caso son instrumentos fraudulentos de un afán continuista obstinado; pero, por fortuna, inconsistente, por varias razones que exponemos a continuación.

Primera: Fidel Castro es un personaje difícil de reemplazar. Es un enfermo mental dotado de una inteligencia excepcional, que, aferrado a la satisfacción de su ego, ha traicionado todo y a todos, hasta a sí mismo. Para él no hay línea de demarcación entre el bien y el mal. Es un frustrado que se complace en imponer su voluntad y dominar la escena sin importarle todo lo demás. Es audaz por intuición y porque conoce la matemática del riesgo calculado, como conoce en sus detalles la técnica de la manipulación y los trucos del pataleo escénico, aunque ya ha perdido facultades.

Toda su argumentación ideológica es retórica hueca. Ni es marxista, ni leninista, ni humanista, ni cree en nada de lo que dice defender. Es un farsante supersticioso que desprecia al pueblo cubano y le tiene un miedo irracional a la muerte. Quizás por eso sueña que Cuba entera se muera con él.

Tácticas dilatorias

Lo que suceda cuando él termine, no le preocupa más allá del funeral regio que ha programado. Él está consciente de la herencia catastrófica que deja: una nación arruinada en todos los aspectos, pero eso no le importa: la culpa es de otros. Su narcisismo lo justifica todo, hasta la enorme fortuna acumulada. Si el "circo" se viene abajo un mes después de su ausencia, o tres meses después, ese no es su problema. Su insistencia en la sucesión es una táctica dilatoria para posponer el final inevitable.

Segunda: El Partido no es ni puede ser el heredero. Una máscara no puede heredar el poder. El Partido Comunista de Cuba es una pantalla fraudulenta y corrupta. Una fachada burocrática cómplice a cargo de un títere, el Dr. Machado Ventura, quien responde a Raúl como éste a Fidel. La agenda, el calendario y la capacidad operativa del Partido están supeditados al índice arbitrario del gran jefe y, por delegación, al hermanísimo y príncipe heredero.

Tercera: Raúl Castro es una persona astuta, muy organizada y leal, hasta la sumisión, a su hermano. Estas son sus virtudes. Es útil como segundo y complemento del otro, pero carece de talento, carisma y valor personal. Es rencoroso, solapado, vengativo y simulador como moneda falsa. Influye en los actos de su hermano sirviéndole como eslabón operativo, como cranquero y como espía. Es solidario con su familia, pero morbosamente asesino cuando alguien lo confronta en el terreno político o estorba sus planes.

Camilo Cienfuegos, Arnaldo Ochoa y otros muchos integran la lista de víctimas de sus métodos de exclusión; pero no actúa sin la luz verde dada por el otro. Ha tenido cierto éxito en los cargos que ocupa y manejando empresas de la llamada "Piñata Raulista": un bastión de negocios feudales. Sin su hermano en el trono, su influencia, su autoridad y su precario valor personal harían crisis.

Es difícil, por no decir imposible, imaginar a un personaje con tales limitaciones tratando de evitar un derrumbe indetenible. Y más difícil inventando talento y valentía partiendo de la impostura y el aventurismo culposo. Si la herencia pasa a manos de Raúl, no habría que extrañarse si el intento termina en un vuelo precipitado hacia China.

Por un frente unido

Conclusiones: a) Estamos en presencia de un maquillaje fraudulento en esa empresa depredadora y corrupta llamada "la revolución cubana", que agoniza muchos años después de prostituirse traicionando su programa y su ética; b) la aparente sustitución del heredero y la purga semisoterrada que la acompaña, encubren el propósito de negociar en Washington "supuestas soluciones" mientras se gana tiempo para rediseñar el proyecto dinástico. Pero nada de esto salva a la tiranía de su avanzado proceso de descomposición y del colapso definitivo, más o menos en corto plazo; c) la desintegración de la mafia castrista no necesariamente significará el regreso a la libertad, a la estabilidad institucional y al progreso económico y social. La tiranía dejará una herencia terrible y multifacética.

D) Para encarar el reto actual, y los que vienen, es insoslayable un compromiso de concertación de voluntades y esfuerzos entre los factores más representativos del exilio y la oposición en suelo cubano. Si de verdad nos duele el drama de nuestra patria y de nuestro pueblo, tenemos que coordinar agendas y crear un frente unido. Los que fundaron nuestra nación lo dieron todo, sacrifiquemos al menos una parte de nuestras pretensiones y orgullo para abrir puertas a la esperanza de una patria libre y justa, digna de un pueblo que honra sus raíces.

© cubaencuentro

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