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Papel higiénico, Cambios, Economía

La “actualización” cubana no garantiza el papel higiénico

El General/Presidente se acaba de regalar 5 años y medio de “gracia” para no rendir cuentas de la ineficacia de la actualización

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En un interesante reportaje sobre la escasez de papel higiénico aparecido en Havanatimes, (27/11/2014), sus autores, Isbel Díaz Torres y Jimmy Roque Martínez, nos describen los mecanismos económicos que impiden la solución del problema. La economía estatal cubana no puede garantizar un solo producto de manera estable y nada tiene que ver con el bloqueo/embargo estadounidense, sino con la gestión de la economía interna. Mañana levantan el embargo y se mantendrán las mismas ineficiencias de la economía cubana, solo que con mayor despilfarro.

Lo que Díaz Torres y Roque Martínez nos relatan no es más que la ineficacia de la economía nacional vista a través de un solo producto. Copie y pegue los mecanismos descritos de este artículo y verá como funciona la economía cubana. Planificación por debajo de la demanda, falta de previsión para las piezas de repuesto, importación en el último momento (más cara) y no invertida para sustituir importaciones, comercializadora “recaudadora” como las propias TRD poniendo un 200 % de ganancia con relación al costo del producto y el papel de alta calidad utilizándose para lo que no es necesario se utilice (despilfarro). Esa es la descripción al detalle de la economía centralmente planificada, de la economía estatalizada, y del intento de controlar centralmente la producción de papel sanitario. La fábrica piensa con racionalidad económica, pero los organismos de planificación, comercialización y distribución monopólicos estatales, impiden las medidas económicas racionales. Como dijera el economista húngaro János Kornai: “la economía de la penuria”.

La dirección del país y sin consultar con nadie, decide que la economía centralmente planificada, que la propiedad sobre los medios fundamentales y no fundamentales —¿o la fábrica de papel higiénico lo es?— es la voluntad política del grupo que dirige, y así lo han dejado claro, el ministro de Economía Marino Murillo, el General/ Presidente Raúl Castro y José Luis Rodríguez exministro de economía —de la etapa de la “Batalla de Ideas”— que no habrá socialismo de mercado (publicado en el periódico La Jornada y no en Cuba) sino que el “socialismo cubano”, que ha dictaminado la élite política sin consulta popular, es un nuevo socialismo que no se parece a nada y que se está inventando, “sin prisa pero sin pausa”. A La Jornada, como a tantos otros de la izquierda internacional, no les parece grave que la ciudadanía siga siendo “cobayo” de la élite política en las más absolutas condiciones de pobreza y todos le extienden un cheque en blanco con una falta de solidaridad imperdonable con el pueblo cubano.

Fidel Castro ya dijo que el modelo no sirve y que en realidad, “nadie sabe” cómo construirlo, pero su hermano Raúl, Marino Murillo y José Luis Rodríguez ya se han pronunciado, imponiendo el mismo modelo con algunas pequeñas “curitas”. En este caso, Fidel Castro ha resultado más pragmático que su hermano, aunque se haya demorado 50 años en decirlo y haya “experimentado” en Cuba una tras otra políticas erráticas en la economía nacional.

De repente, desde julio de este año y por el discurso oficial, la actualización perdió cuatro años (2008-2011), pero además el año y medio en el poder anterior, cuando asume Raúl la presidencia (agosto 2006), aunque en 2007 habló de cambios estructurales. Es decir, el propio presidente se acaba de regalar un periodo presidencial —5 años y medios— solo para sacar a los anteriores cuadros de todos los mandos y poner los suyos sin hacer ninguna política económica. Creo que “una pausa” de cinco años y medio no es “sin prisa” sino la continuación del inmovilismo. Hay que recordar la consulta popular —aún no publicada— en 2007. Se trata de imponer, una vez más, la política de exigencia del cheque en blanco para la dirigencia del país que tantos descalabros han producido en la historia del último medio siglo en la vida nacional.

A partir de julio de este año cambió la historia de la actualización corrigiéndole la plana al economista José Triana, que en conferencia con los cuadros del MININT (abril 2013) precisó que la “actualización” había comenzado en 2007. Ahora todos dentro de Cuba se tienen que pronunciar públicamente contando tres años de actualización y no ocho y medio como es la realidad. Esta simple anécdota refleja la arbitrariedad con la que el gobierno cubano construye la historia nacional a su antojo y sin contrapartida interna.

No importa si la élite política se ha regalado ocho años y medio para producir el “crecimiento” de 0,6 % de la economía cubana, cuando la fabulación del presidente le reduce 5 años y medio por decreto, y estableciendo el inicio en 2011 le da más margen a la hora de evaluar sus resultados. Este es el objetivo de la manipulación del tiempo, evitar la rendición de cuentas sobre la propia incapacidad.

La ciudadanía bien que lleva la cuenta y eso es lo que pasará a la historia y no “el cuento chino” del actual presidente y de los que inventan disparates para “calmar” a la izquierda internacional.

El asunto no es complejo, es sencillo pero los dirigentes cubanos y sus acólitos manipulan la realidad para ganar tiempo, en contra de la vida ciudadana y siguen gastando mucho en propaganda para “confundir” a sus interlocutores internacionales.

Eso de “confundir” a los interlocutores internacionales, al menos lo logra con relación a la Dra Emily Morris[1], que intentando un enfoque “desprejuiciado” en su artículo “Cuba inesperada” nos invade de sus propios prejuicios solo para distanciarse de los análisis de los cubanólogos a los que reduce de una manera simplona a un pensamiento neoliberal.

Varios errores epistémicos produce su artículo:

  1. Dicotomía entre socialismo y capitalismo sin explicar las ineficacias del “socialismo real” ni la alternativa que podría crearse incluso planteándose, por sus simpatías ideológicas, una cercanía al socialismo.
  2. Cheque en blanco a la dirigencia cubana para no declarar hacia dónde van sus políticas económicas y qué se propone.
  3. Asimilar a los cubanólogos, entre ellos al profesor Carmelo Mesa-Lago, al pensamiento neoliberal. Le sugiero a la Dra Morris el libro Cuba en la era de Raúl Castro del profesor Mesa Lago, y la emplazo públicamente a discutir si los análisis y propuestas del profesor son neoliberales.
  4. Evaluar las políticas macro económicas en los últimos 25 años, en sus intenciones y no en sus resultados, “olvidando” el costo popular y el descalabro económico de dichas políticas. No hay un solo dato sobre los costos sociales si no las frases hechas por el discurso oficial “insuficiente salario”, “disminución del gasto público”, etc.

Claro, la Dra Emily no es completamente responsable de la ausencia de datos sobre la pobreza y pobreza extrema en Cuba. Puede buscar en los organismos internacionales y la pobreza no aparece en el caso de Cuba. Ni la CEPAL, ni el PNUD, y si algo encuentra en las páginas de la UNICEF es un dato falso del 4 % de la población en condiciones de pobreza.

En realidad, la manipulación del gobierno cubano con las cifras y el tiempo, “confunde” hasta a los simpatizantes mejor formados, pero lamentablemente, este rejuego, produce un discurso que se pretende “científico”, siempre de espaldas a la realidad nacional.



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