Lunes, 18 febrero 2002 Año III. Edición 304 IMAGENES PORTADA
Internacional
La pauta del águila

El castrismo se hace de la vista gorda ante el encuentro de Fox con la disidencia interna.
por ADOLFO FERNáNDEZ SAíNZ  
F. Castro
La Habana. Castro durante la visita de Fox

En entrevista realizada al presidente mexicano y publicada por la prensa oficial con anterioridad a su visita a la Isla, se le pregunta a Vicente Fox quién es para él Fidel Castro. "El presidente de Cuba", fue su respuesta. Y acto seguido pasó a explicar: "País con el que llevamos cien años de relaciones diplomáticas". En su contestación no hubo nada ofensivo. Sencillamente estaba dando a entender que más importantes que el gobernante eran los gobernados.

Ello quedó demostrado cuando el mandatario azteca, en visita de apenas 24 horas, tuvo la deferencia de reunirse personalmente con una delegación de disidentes que representaba un amplio espectro de opiniones políticas; más allá de dictaduras y gobiernos democráticos, el compromiso del ejecutivo mexicano es con algo más trascendente: la nación cubana.

Hasta último momento no se supo si la reunión del lunes 4 se haría realidad. Para producirse debió remontar una enorme oposición. Pero la breve entrevista marcó una diferencia sustancial. Habría sido el colmo que el reformador de México se hubiera marchado de la Isla sin conocer a los que desde el interior de ella representan una esperanza de reforma.

El último presidente mexicano que había estado en Cuba en visita oficial —y casi al final de su mandato, al igual que sus predecesores— fue Carlos Salinas de Gortari, quien por poco deja pelón el tesoro mexicano, pero de cuyas fechorías —incluida el asesinato de Colosio— nunca habla la prensa de Fidel Castro.

México también tiene un puesto en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Fox estaba en el deber de venir a hablar sobre los problemas más candentes de América Latina, que son —más allá de la crónica pobreza que acompaña al continente— los casos de Argentina, Colombia y Venezuela. Y uno de los polos en este espectro de opiniones es Cuba.

Como es usual en estos casos, la prensa oficial se tragó el encuentro de Fox con los disidentes. El pueblo de a pie, ese que nunca ha navegado en Internet, puede seguir montando el zeppelín de la ignorancia.

Falta saber cómo votará México en la Comisión de Derechos Humanos en Ginebra, la próxima primavera. A juzgar por la discreción con que se manejó el encuentro con los disidentes en La Habana, no se sabrá hasta el momento de la verdad. El Gobierno cubano dice que le pareció muy bien que los aztecas se abstuvieran el año pasado —lo cual ya fue un cambio en relación con el tradicional voto del PRI en contra de la resolución—, y hasta lo ve como un acto de independencia.

En nombre de su gobierno el canciller Felipe Pérez Roque dijo a los periodistas, en el acto de despedida en el aeropuerto, que "Cuba estaba satisfecha con la visita" (como si el encuentro con la disidencia no hubiese existido). Aseguró, además, que los gobiernos mexicano y cubano coincidían en el respeto a la soberanía y en la no injerencia en los asuntos internos de otros países.

Claro que para el México de la modernidad los abusos en materia de derechos humanos ya no son asunto interno de nadie.

Felipe Pérez Roque afirmó, asimismo, que el Gobierno Mexicano se había comprometido a no patrocinar, ni copatrocinar, ni apoyar ningún tipo de proyecto que "intentara manipular el tema de los derechos humanos contra nuestro país". Pero bien pudiera el ejecutivo azteca votar como le parezca en Ginebra, mientras lo haga como legítimo acto soberano.

Ninguno de los actos del presidente Fox en Cuba dejó un mal sabor, incluida la entrega del Águila Azteca al historiador de la Ciudad de La Habana, Eusebio Leal, si se tienen en cuenta las alternativas.

Tras este relevante contacto inicial con "la otra Cuba", hay mucho que puede hacer México. Sería deseable que se sistematizaran los vínculos entre ambas sociedades civiles, entre políticos, intelectuales y periodistas mexicanos y las organizaciones de disidentes en la Isla, para que se conozca de primera mano la cara oculta de la realidad cubana.


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