Actualizado: 18/04/2024 23:36
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Sociedad

Apuntes sobre los derechos en Cuba

Establecido por decreto: Se nace con unos 'derechos' determinados desde el Estado y no se puede reclamar más.

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Al parecer, las complejidades del mundo en que vivimos están reclamando hoy ciertas redefiniciones de algunos conceptos que atañen a todos y de los que cada quien hace sus lecturas. Aunque no todos los individuos son especialistas en materia de derecho, supuestamente sí están incluidos (o al menos deberían estarlo) en su ejercicio más pleno.

En cualquier nación medianamente civilizada, sus ciudadanos reconocen al menos un mínimo de esos derechos. Es así que los periódicos y las emisiones noticiosas de televisión mencionan frecuentemente huelgas de transportistas, manifestaciones contra el ALCA, contra la guerra, etcétera.

Aunque tales ejercicios de derecho tienen sus matices en cada escenario, el denominador común es la conciencia de ciertos principios básicos del derecho ciudadano que permiten la movilización y presión por parte de un sector más o menos significativo de la población, que propugna una situación de cambios o reformas de algunos aspectos de la sociedad.

En el panorama del llamado mundo occidental, Cuba marca una diferencia estridente. En la Isla está establecido por decreto que se nace con los derechos determinados desde el Estado y no se precisa reclamar más. La ausencia total y absoluta del ejercicio de derechos llevaría a un interminable inventario de ejemplos que podría provocar las sonrisas incrédulas de los ciudadanos del mundo libre.

En Cuba, la policía puede detener a cualquier ciudadano y, sin explicación alguna, solicitarle su documento de identidad, registrarlo y hasta decomisarle lo que porta (comestibles, documentos, efectos electrodomésticos…), si considera que es "sospechoso" de algún tipo de tráfico ilícito. La policía no necesita aportar pruebas para "demostrarlo"; el ciudadano debe probar su inocencia.

Ausencias

Una persona puede ser detenida por conducir su automóvil si transporta a un extranjero, pues se presupone que está alquilando como taxista sin tener licencia para realizar esta actividad. Por una "confusión" de esta naturaleza, podría ser sancionada con una fuerte multa o el decomiso de su automóvil.

En el caso de los ciudadanos de raza negra se agudiza la represión: un negro tiene 99 papeletas para ser detenido en medio de la vía, al menos alguna vez en su vida. Por ejemplo, en la calle Obispo, arteria comercial de la Habana Vieja con gran afluencia de extranjeros y nacionales, se puede comprobar la gran cantidad de hombres negros que la policía detiene. Les solicitan el documento de identidad y hasta les revisan sus bolsos o mochilas. Se da por hecho que cada negro es un delincuente potencial.

Ciertos sectores de la población también son más vulnerables a sufrir la ausencia de derechos. Por ejemplo, los llamados "cuentapropistas", que surgieron cuando la crisis económica de los años noventa y constituyen una fuerza que ingresa significativas sumas al gobierno.

Pese a las constantes presiones que reciben por parte de las autoridades, las persistentes visitas de "inspectores", los incrementos de impuestos, las absurdas disposiciones que exigen presentar comprobantes de compras de productos en pesos convertibles y vender esos productos y sus servicios en moneda nacional, el pago de impuestos sobre la licencia y no sobre los ingresos (aunque están obligados a declararlos), entre otras arbitrariedades, los cuentapropistas conforman el sector más activo de la economía interna, ya que realizan ingresos netos al Estado si que este tenga el menor gasto en inversión.


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