Actualizado: 23/04/2024 20:43
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Sociedad

Capitalismo sobre ruedas

Moverse en Cuba sigue estando en el libro de las heroicidades cotidianas: El Estado no ha podido mitigar la crisis del transporte con su maltrecha flota de ómnibus.

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La ley de oferta y demanda

El reportaje insistió en que en el origen de la inflación subyace la ley de oferta y demanda, que rige en casi todos los niveles de la sociedad. Pero otros televidentes destapan perspectivas que el material obvió o calló.

"Mientras la gasolina esté carísima y siga subiendo, los boteros harán lo mismo. Ellos van al ritmo de la bomba", dice Efraín, joven mecánico que sale tiznado del chasis de un Chevrolet 57, conocidos como almendrones por sus formas volumétricas.

"Esto consume una barbaridad, es un cacharro, y si te la ponen difícil en el CUPET —estaciones de bombeo de diesel—, no queda más remedio que pedir más".

Como casi todo en Cuba, la gasolina también trepa en los precios. Un litro de diesel regular, que es el combustible que emplea la mayoría de los autos estadounidenses antiguos, cuesta 85 centavos convertibles, poco más de 20 pesos al cambio actual.

Cada 24 horas, Cuba consume unos 180.000 barriles de petróleo y produce unos 80.000 barriles diarios de crudo pesado con un alto contenido de azufre, que se utiliza fundamentalmente en la generación de electricidad, según datos de la empresa estatal CubaPetróleo.

Además, el país cubre gran parte de su demanda con los cerca de 100.000 barriles diarios de petróleo que recibe de Venezuela a precios preferenciales y que, según el gobierno, remunera mediante servicios médicos, educativos y deportivos en virtud de un acuerdo suscrito entre ambos países en 2002.

Acosado por las indisciplinas, la falta de personal —en la capital se dejan de dar 110 viajes diarios por carencia de choferes— y la escasez de piezas y equipos, el sistema de transporte de pasajeros estuvo a punto de colapsar hace unos meses, según reconoció en diciembre último el propio presidente interino, Raúl Castro, ante la Asamblea Nacional.

En la sesión estival del parlamento, celebrada a fines de junio, el ministro del Transporte, Jorge Sierra, reiteró que los medios que se adquirirán garantizan un mejoramiento progresivo del servicio de transportación, pero aún no podrán alcanzarse en breve plazo los ritmos del período de 1986 a 1990, considerado la era dorada del sector.

Sierra, uno de los ministros llegados al gabinete de la mano de Raúl Castro, anunció, sin embargo, que la transportación de pasajeros tendrá una mejoría gradual gracias a la adquisición de una importante cantidad de ómnibus que llegarán al país en los próximos meses.

'El dinero es el dinero'

"Pareciera que no hay alternativas para el excesivo precio del pasaje", adelantó la reportera Talía González en el trabajo de marras.

Su resignación es un portazo contra el optimismo oficial.

"El dinero es el dinero", dice una anciana que se derrite en una parada de Lawton. Son las once y media de la mañana y espera desde hace hora y tanto la ruta 79 que la traslade al reparto Miramar.

"No puedo estar pagando un carro cada vez que salgo", arremete bajo el paraguas negro que la protege de un sol de justicia.

Cuando cae la noche, todo es más dramático para los que tienen poco dinero. Hay menos guaguas y pululan los transportistas de toda ralea. Con licencia, sin licencia y, sobre todo, choferes de autos estatales que le paran a todo el que tenga algo que ofrecer.

"El colmo fue que en la Virgen del Camino no pude llevarme a todos los que querían montar el taxi. Era de madrugada, estaban desesperados. Un patrullero parqueó a mi lado y preguntó qué pasaba. Le expliqué que todos no cabían. 'No importa, yo me llevo algunos', respondió el policía".

La historia la cuenta Vicente, un taxista de línea que hace el turno de noche. "Por veinte por cabeza fueron más seguros que en mi carro", dice riendo. En su boca, un incisivo montado en oro ilumina como un flash.


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