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Sociedad

Capitalizando la indigencia

Campaña para restituir electrodomésticos: el gobierno trata de imponer una visión caprichosa del bienestar.

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Una de las campañas que con notable impacto social impulsan las autoridades cubanas a lo largo de todo el país, es un censo para registrar el estado y proporción de la tenencia de efectos electrodomésticos, así como la posterior venta y recambio de estos necesarios enseres a toda la población.

La nueva escalada populista cumple el doble objetivo de afianzar los controles sociales y proveer con los nuevos equipos a las muchas familias afectadas por los desquiciamientos económicos de los últimos tres lustros. No se debe olvidar que con la desaparición de la Unión Soviética y la dolarización de la sociedad, sólo los cubanos que cuentan con acceso a considerables montos de divisas convertibles han podido, en alguna medida, reciclar el ya obsoleto parque electrodoméstico.

Después de muchos años de sufrir la escasez, la obsolescencia de los equipos disponibles, los exorbitantes precios del mercado dolarizado, las eventuales restricciones a la venta e importación de algunos equipos específicos, e incluso, la dolarización de los servicios de reparación, el alto liderazgo del país parece haberse dado cuenta que los equipos nuevos son mucho más ahorrativos y eficientes y pretende ganar el favor del pueblo llenando, desde arriba, los vacíos que tanto han complicado la vida de los cubanos en general.

Al igual que las dinámicas mercantilistas que se especializan en crear o inducir necesidades o hábitos para luego vender, el gobierno cubano ha llevado a la máxima expresión la "técnica" de generar carencias y necesidades a través de la desproporción entre el poder adquisitivo y el costo de la vida, la desvalorización del trabajo y las consabidas restricciones administrativas.

A este escenario propicio entra el "gobierno benefactor" para distribuir, cuando así lo estima, todo lo que cree que necesitamos, en el momento y la proporción que lo aprecia conveniente. Como siempre, sin tener en cuenta los criterios de la sociedad, ni los intereses particulares de los ciudadanos, tratando de imponer una especie de uniformidad igualitarista sin precedentes en la historia conocida del hemisferio occidental.


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