Actualizado: 22/04/2024 20:20
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Política

Cosecha roja

Reacciones ante los casos de Posada Carriles y Luis Pavón: Ñames y yucas en el escenario cubano.

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Los boniatales producen siempre boniatos, pero las tiranías dogmáticas suelen producir las más diversas clases de viandas, todas insípidas e indigestas.

Una buena muestra del viandero cubano se presenta por estos días a disposición del público en los mostradores de uno y otro lado del Estrecho de la Florida.

Por acá, la variante: "intelectuales ofendidos", vianda muy parecida a la yuca, que no se ablanda sino después de haber sido castigada por el fuego durante un prolongado, aplastante hervor, y no antes del correspondiente remate con agua fría.

Al igual que la yuca, esta especie de vianda suele tener la cáscara venenosa. Debe ser por eso que la gente del pueblo la escoge con desconfianza, partiendo rigurosamente de tres premisas: que no sean viejas (lo cual se nota por las capas oscuras que la cubren), que no estén demasiado gordas, por haber permanecido largo tiempo bajo tierra, y que no tengan la sustancia muy pegada a la piel, de modo que resulte difícil pelarlas.

Ello explica quizás la indiferencia (que es también ignorancia, o sea, discriminación) con que los miles, cientos de miles de homosexuales cubanos de a pie viven ahora mismo ajenos, o peor, al margen del berenjenal informático que armaron las víctimas del pavonicidio. Ojos que no leen emails, corazones que no palpitan, diría el régimen, con el visto bueno de sus hoy privilegiadas víctimas.

El 'beligerante'

Más allá de la frontera, la detención y el proceso judicial de Luis Posada Carriles, "luchador anticastrista" (que es eufemismo de matón con la derecha, supuestamente opuesto a los matones con la izquierda), ha hecho germinar los ñames, otra vianda que en Cuba suele ser mirada de reojo, no sólo por su exceso de picante cuando está fuera de temporada, sino porque la mayor parte de las veces resulta jojota, es decir, árida, sosa, atragantadora.

Los ñames, como los infelices partidarios miamenses de Posada Carriles, aprovechan la ausencia de viandas blandas y con buen sabor para imponer sus texturas vomitivas. Uno no sabe si reír o llorar ante afirmaciones tales como la de que el hecho de que Posada Carriles haya luchado "beligerantemente" por la causa de la libertad, lo obligó a presentarse, digamos sin querer, como un terrorista.

Es como si el terrorismo de uno y otro lado dependiera (para ser terrorismo) del lado en que se proyecta. "Posada peleó en la guerra de Vietnam a favor de esta gran nación, incluso estuvo trabajando para la CIA…", dijo alguien muy graciosamente, desde Miami, se supone que con la pretensión de subrayar sus méritos.

"Con amigos así no quiero enemigos", le reprochaba a la Casa Blanca uno de los carteles con que fueron a manifestarse los partidarios del luchador anticastrista.

Lo mismo podrían decir millones de cubanos, desde uno y otro lado del Estrecho de la Florida, ante la última cosecha de yucas y de ñames que ha dado nuestra tierra.