Cuando un amigo se va…

El fallecimiento de Omar Marchant es un duro golpe para todos los que tuvimos la dicha de conocerlo y ser su amigo. Omar ha sido parte integral del desarrollo de nuestra comunidad hispana en US, desarrollando medios de comunicación!

Si la muerte fuera honesta, sabe muy bien que Omar no pertenece a “su territorio”, porque Omar siempre fue símbolo de vida, alegría, positivismo y muchas más cosas que adornan su personalidad (hablo en presente porque la gente buena no se va, se retiran solo a un mejor ángulo de observación).

Omar es el optimismo en persona, tenía un sentido tan innato de la publicidad y el positivismo mezclado que una vez lo fui a ver al hospital y era capaz de venderte lo positivo que era pasar por la experiencia de una enfermedad u operación.

Estoy seguro que este luchador incansable, la muerte vino a buscarlo varias veces y la ignoró con una de sus frases sorpresa… “mira aquí nadie te llamó, eh? No vuelvas más, eh?

Falleció a los 88 años muy bien vividos con una familia rodeado de amor que lo adoraban y su querida esposa Dorita. Ese es el Omar Marchant que todos recordamos y recordaremos, alguien extremadamente positivo y un luchador incansable.

Hace muchos años, un anciano de 90 años que era electricista y me arreglaba los autos clásicos me dijo un día… “por qué la gente que quiere seguir viviendo, y es buena, se tienen que morir?”… solo se me ocurrió decirle… porque si no, no cabríamos en el planeta, y replicó entonces… “y los malos y los egoístas?”

Me dejó sin palabras y ante mi vacilación me dijo… “mire, yo tenía un cliente que era millonario y mala persona y para mi entender era tan pobre tan pobre… que solo tenía dinero, porque hasta los amigos tenía que comprarlos!”

Pienso en el contraste de Omar que ha sido una persona tan balanceada y positiva, amigo de los amigos, padre, abuelo ejemplar y además con una hermosa carrera exitosa en los medios, porque Omar fue maestro de muchos de nosotros en todo, siempre supo balancear su carrera con su familia (algo dificilísimo en nuestra profesión) y fue uno de los pedestales que construyeron la televisión hispana en Estados Unidos, y pienso entonces… caramba, no es tan cierta entonces la muerte cuando se ha cumplido con creces la obra de la vida!

Si tuviera que escoger una frase para resumir su vida, yo escribiría:

“¡Omar Marchant, quien supo ser feliz porque siempre se propuso ser Feliz!”

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