Actualizado: 23/04/2024 20:43
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Economía

Cuba 'is different'

¿Sería recomendable que Raúl Castro adoptara el estilo chino a la hora de promover cambios estructurales?

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El presidente de China Hu Jintao realizó una visita oficial a la Isla el pasado 17 de noviembre, después de participar en la reunión del G20 en Washington y hacer una breve estancia en Costa Rica.

Esta ocasión incita a meditar sobre la historia reciente del gigante asiático, pues de un país que llegó a estar en una cuasi anarquía, debido a equivocadas políticas oficiales y un destructivo proceso de Revolución Cultural, a partir de 1978 efectuó trascendentales transformaciones en su economía y sociedad, que en 30 años lo han convertido en la segunda potencia económica mundial, si se mide el PIB logrado en 2007, en paridad de poder de compra de Estados Unidos, de acuerdo con cálculos del Fondo Monetario Internacional.

Esa hazaña posiblemente no tenga paralelo en la historia universal. Ha significado que cientos de millones de chinos, quienes antes de los cambios vivían en la más completa miseria, aumentaran sensiblemente su nivel de vida y lograran consumos per cápita de carne, leche y cereales relativamente altos respecto al pasado. En una proporción que, teniendo en consideración la magnitud de la población, ha sido uno de los factores que influyó de manera decisiva en el incremento de los precios en el mercado mundial de esos alimentos.

Paralelamente, se ha apreciado una pujante participación china en el mercado internacional, en especial como exportadora de bienes y servicios, convirtiéndose, además, en uno de los principales propulsores del turismo, tanto como receptora de visitantes, con 41,7 millones de personas para el cuarto lugar mundial en el 2007, como gastadora en el extranjero, con 10,8 miles de millones de dólares ese año, según el Pocket World in Figures, Edition 2007 de The Economist.

Por supuesto, no todos los problemas económicos están resueltos en China. Al interior existen grandes zonas de pobreza y situaciones difíciles de resolver, teniendo en consideración su población de más de 1.300 millones de habitantes, con extensiones de tierras cultivables no acordes a sus necesidades. A esto hay que sumar los siglos de atraso e ignorancia en muchas regiones, lo que llevará tiempo resolver.

En el ámbito internacional, la pragmática política china se ha abierto poco a poco un espacio importante. No fue casual que en la pasada Cumbre del G20, el presidente Bush, su anfitrión, sentara al presidente Hu a su izquierda como reconocimiento a la significación de su país. En América Latina y el Caribe la influencia china se expande. El comercio y los vínculos económicos se amplían a niveles sorprendentes, incluidos fuertes movimientos de capital para ser invertidos en la producción de materias primas que, con urgencia, necesita la nación asiática para proseguir su impresionante desarrollo.

Así, China se ha convertido en un poderoso competidor en la región de Estados Unidos, la Unión Europea, Japón y otros centros económicos, lo cual brinda mayores opciones para el avance de los pueblos del subcontinente. En estos momentos, ya Chile y Perú han suscrito con China Tratados de Libre Comercio, y es casi seguro que otros países sigan ese camino.

Asimismo, debe recordarse que los litigios internacionales heredados del pasado se han ido resolviendo. Los territorios de Hong Kong y Macao, bajo fórmulas inteligentes y pacíficas, regresaron al seno nacional. En los últimos tiempos, avanzan los contactos con Taiwán con acuerdos efectivos, pero sin apresuramiento.

Actualmente, la contrapartida taiwanesa está representada por un presidente procedente del antiguo archienemigo el Partido Nacionalista Koumintang, pero esto no ha sido obstáculo para el entendimiento entre ambas partes, que han sabido con paciencia y sabiduría anteponer los intereses de sus pueblos a las diferencias y los odios del pasado. Una experiencia sobre la cual los cubanos deberíamos meditar, para sacar lecciones provechosas.

Lejos de la democracia

Es cierto que China todavía está lejos de ser un Estado democrático. Lamentablemente, en sus cárceles permanecen muchos demócratas y defensores de los derechos humanos, así como prevalece un injusto sistema de un solo partido, y continúa la política de no brindar a las minorías étnicas la autonomía que reclaman. Sin embargo, debe recordarse que en este país subsisten tradiciones autoritarias con raíces en milenios de despotismo, por lo cual resulta absurdo reclamar que de un día para otro una nación tan vasta y compleja cambie radicalmente.

Debe reconocerse, que la sociedad continúa moviéndose hacia cotas de progreso. Recientemente, se han dado pasos importantes para resolver los problemas de la propiedad agraria, mediante leyes que permiten vender los derechos de los campesinos a la tierra, lo cual facilitará la progresiva eliminación del minifundio y con ello la aplicación de técnicas más productivas. Al mismo tiempo, podría liberarse un importante caudal de fuerza de trabajo para coadyuvar al desarrollo de otros sectores económicos. Se supone que esto se haga en un marco de plena libertad para los campesinos que decidan vender su derecho a la tierra, aunque las autoridades han reconocido que se deberá controlar este proceso para evitar abusos e ilegalidades.

Los avances de China se han basado en el otorgamiento progresivo de libertad económica a los ciudadanos, lo que ha redundado en el avance de las fuerzas productivas y la capacidad de creación de las personas, atadas en el pasado por un sistema disfuncional que impedía el desarrollo.

El ejemplo chino demuestra que el progreso de la producción y los servicios no sólo depende de la fuerza de trabajo, el capital y determinados niveles tecnológicos. A esto debe incorporarse la libertad creadora del ser humano como factor determinante, sin cuya participación, con motivación e interés, no es posible el avance. Con características similares, esto se ha producido en Vietnam, donde también se observa un progreso impactante, a pesar de los destrozos dejados por la guerra, y tampoco haber superado las ataduras representadas por un gobierno de un solo partido.

Proceso de involución

Cuba es un ejemplo que también prueba la importancia de la libertad económica para el progreso de una nación. La diferencia está en que ocurre de forma negativa, al continuar coartada la libertad de los seres humanos para progresar, incluso actualmente, después de tantos años de bloqueo interno e "inxilio" de los ciudadanos, está presente un proceso de involución generalizado de toda la sociedad.

Sería recomendable que el presidente Raúl Castro, conocido por su pragmatismo, reflexionara sobre la experiencia china, y retomara la idea de promover cambios estructurales y de conceptos, como él señalara en su discurso del 26 de julio de 2007. Desafortunadamente, "por razones ignoradas", ha sido frenado el proceso de transformaciones requerido por la Isla y que añora la mayoría de los ciudadanos, incluidos amplios sectores del partido y el gobierno. Un proceso que enrumbe a la nación hacia la reconciliación, la prosperidad y la democracia para todos los ciudadanos.


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