Intelectuales, Academia, Represión
Cuba: la deshonestidad intelectual y la represión política (II)
La opinión pública cubana y la academia sufren la represión gnoseológica y política
En el artículo anterior comenté cuatro represiones epistemológicas del discurso oficial cubano que impactan la opinión pública cubana, producen un embrutecimiento inducido en los ciudadanos y amordazan la producción académica de las Ciencias Sociales en la isla. He utilizado el término “experimento”, entre comillas y de manera irónica, porque me parece un término infeliz para hablar de proyectos democráticos en América Latina.
El discurso oficial cubano y algunos autores como Pablo Guadarrama González[1] utilizan las palabras “experimentos”, “laboratorio”, “ensayo” para proponer políticas erráticas dentro del país o supuestos “nuevos tipos de democracia” en América Latina de una manera irresponsable: sin tener en cuenta el costo material, temporal y político que significa utilizar a los ciudadanos cubanos y latinoamericanos como cobayos de experimento en laboratorios hasta ahora fracasados y sin la crítica analítica a esas experiencias. Esos términos me recuerdan los campos de exterminio nazi y significan, sin análisis críticos, convocatorias al abismo irresponsable de las políticas improvisadas, ignorantes, irracionales y sin fundamento que violan los Derechos Humanos de los ciudadanos.
Quinta represión epistemológica: prohibida la comparación con el mundo desarrollado: todos al unísono son exmetrópolis que saquearon a los pueblos en la colonización.
Si existen numerosos países que no fueron colonialistas, o fueron colonias y son prósperos esta información se oculta: Islandia, Finlandia, China nunca fue colonia; y Nueva Zelanda, EEUU, Canadá, Australia, Corea del Sur fueron colonias y hoy son países prósperos. Si la descolonización ocurrió hace siglo y medio en América Latina y hace 60 años en África, no se evalúan a los gobiernos nacionales responsables de las políticas públicas en sus respectivos países y de la institucionalidad corrupta que se han dado y renuevan periódicamente en elecciones amañadas como en Angola o simples golpes de Estado como en Zimbabue. Compararse con los países más pobres y menos prósperos del mundo, con una débil institucionalidad y fuerte corrupción son las únicas comparaciones posibles. No es un problema de escala, es una represión epistemológica antioccidental y supuestamente “revolucionaria” que embrutece a la opinión pública y a la academia y no propone una sociedad justa, alternativa y viable.
La sugerencia a aprender del occidente desarrollado los sistemas de salud pública, educación, instituciones gubernamentales del Estado de Derecho, probidad pública, transparencia informativa e institucional, altos índices de Desarrollo Humano, elecciones democráticas pluralistas y libres y fuertes sociedades civiles, el Derecho Internacional, son atacadas u ocultadas como contrarias a la “Revolución” y al “socialismo”. Así en la opinión pública se exalta a los gobiernos africanos, árabes y latinoamericanos afines al gobierno cubano, sin información de sus problemas económicos, institucionales, sociales, culturales, civiles y políticos. Esta manipulación es una gran deshonestidad intelectual para embrutecer a la opinión pública y censura la libertad de expresión en la academia cubana.
Hablar del sistema de salud pública francés o aprender de la probidad pública, las leyes, y los altos índices de desarrollo humano en los países nórdicos, de los sistemas de seguridad social de los países desarrollados está prohibido en los medios de difusión masiva. Tampoco se permite ni se publica la información sobre los países más avanzados en Latinoamérica como Uruguay, Costa Rica y Chile. Las comparaciones deben ser con Honduras, San Salvador, Guatemala y Haití. Enaltecer los servicios públicos y los gobiernos en otros países más avanzados en todos los sentidos en Latinoamérica y el resto del mundo cuesta represalias de distinto tipo y no publicación en los medios masivos de difusión[2].
Quinta lección a aprender de la experiencia cubana: la falta de información, la falta de autonomía universitaria y de libertad de cátedra, y la represión a la libertad de expresión embrutece a la población y la convierte en aparentes apáticos y resignados que no pueden entender las posibilidades de desarrollo y superación de las estructuras económicas y políticas que los reprimen. Es el mejor caldo de cultivo para la dictadura bruta cuyos funcionarios públicos son analfabetos funcionales de la gestión pública.[3]
Sexta represión epistemológica: prohibido el análisis del modelo del “socialismo real” soviético y su comparación con Cuba.
El partido comunista cubano y los medios de difusión que controla, difunden que en Cuba se construye el socialismo. Sin embargo, es una prohibición explícita para la opinión pública y para la academia cubana la discusión sobre qué entender por socialismo y cuál es el socialismo cubano. Los medios de difusión estatales en el momento de la Perestroika y el posterior derrumbe del socialismo real soviético y de Europa oriental por orientación expresa de Fidel Castro[4], prohibieron las ediciones de revistas y periódicos de la URSS, y reprimieron la discusión sobre el derrumbe censurando en la academia y la opinión pública los análisis de las causas estructurales económicas, sociales, culturales, civiles y políticas del derrumbe.[5]
La deshonestidad intelectual de autores cubanos sirvió para apoyar la censura sobre el tema, y analizar la experiencia soviética como un caso “específico histórico” que no se copió institucionalmente desde el punto de vista jurídico, económico, partidario, estatal y social, y en todos sus mecanismos de control social y de represión en Cuba y los restantes países que conformaron el CAME. Dos ejemplos de esta deshonestidad intelectual la encontramos en el libro “El derrumbe del socialismo en Europa” del autor José Luis Rodríguez en ediciones Ruth Casa editorial, 2014 y el coloquio en la Revista Temas por los intelectuales Rafael Hernández, Francisco Brown, Ariel Dacal, Julio A Díaz Vázquez y Fernando Rojas.[6] Sin el apoyo consciente de la intelectualidad cubana a la estrategia impuesta por PCC, de no hacer comparaciones entre el socialismo real soviético y el cubano, el “oscurantismo” sobre los problemas estructurales del socialismo cubano no hubiera perdurado. Aún hoy, estos problemas estructurales, —copia del soviético— en todos los órdenes, económicos, jurídicos, institucionales, sociales, culturales, civiles y políticos no se discuten en la academia ni en la opinión pública nacional.
Sexta lección a aprender de la experiencia cubana y venezolana “socialista” para los futuros “experimentos” de democracia en América Latina. La experiencia cubana es la de una dictadura totalitaria estalinista, con todos los problemas estructurales del “socialismo real” soviético. La deriva dictatorial y caótica de Venezuela no es más que la copia tropicalizada del “socialismo real” cubano.
En el próximo artículo trataré otras represiones gnoseológicas y políticas del discurso oficial cubano y su impacto en la opinión pública y en las Ciencias Sociales cubanas.
[1] Pablo Guadarrama González en su libro “Democracia y Derechos Humanos: visión humanista desde América Latina. Editorial Taurus, Bogotá, 2016.
[2] Personalmente he discutido con varios intelectuales cubanos, argentinos, españoles y franceses sobre esta represión epistemológica que nos condena al horizonte de la pobreza endémica, al subdesarrollo cultural permanente por desconocimiento del know-how de otros países prósperos y a una institucionalidad nacional corrupta y siempre ineficiente. La dictadura cubana reproduce el subdesarrollo inducido por la represión al pensamiento occidental y a la crítica informada.
[3] En Cuba no existen las carreras universitarias de Ciencias Políticas ni de Administración pública, por lo que los funcionarios públicos son improvisados y cooptados por el partido y el estado por criterios de lealtad política al partido en el poder. No hay referentes institucionales occidentales sino soviéticos y chinos para desarrollar ejércitos parásitos de funcionarios partidarios y administrativos analfabetos de la gestión pública. Por eso, la calidad y eficacia de los servicios públicos en los tres países, son escandalosamente ineficaces y carecen de ningún control público.
[4] “Castro dio órdenes al Comité Central del PCC de preparar de forma confidencial argumentos contra la perestroika, “enfatizando diferencias entre Cuba y la Unión Soviética en tamaño, grado de desarrollo económico y social, historia, cultura y tradiciones” en Even Sandvik Underlik, “Cuba fue diferente: El derrumbe del socialismo euro-soviético visto desde el Partido Comunista de Cuba (1989-1992, 2013)”, Universidad de Bergen, Noruega, 2017. p. 308.
[5] La autora de este trabajo, fue censurada en dos tribunales de grado, en 1996 y 1997, por presentar el doctorado “Las experiencias históricas del Socialismo de Estado” en la Habana, Cuba. El doctorado no fue aprobado por represión política a la crítica de este modelo de sociedad soviético.
[6] ¿Por qué cayó el socialismo en Europa oriental? Revista TEMAS nº. 39-40: pp. 92-111 octubre-diciembre 2004.
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