Debate sobre reformas económicas en Cuba
Articulista de Granma embiste contra los economistas que piden “cambiar todo lo que deba ser cambiado”
Este primero de mayo el coronavirus determinó suspender el sagrado desfile por el día de los trabajadores. Veinte años atrás la Plaza de la Revolución concentraba a un millón de cubanos, sin temor a compartir alientos, mientras Fidel Castro enfatizaba cada palabra del concepto: “Revolución es cambiar todo lo que deba ser cambiado”.
Ahora las únicas aglomeraciones a duras penas toleradas son largas colas de desesperados en cualquier lugar donde aparezcan alimentos en venta. El peligro de un desabastecimiento general, dígase hambre, acecha ante realidades nacionales e internacionales.
Los economistas cubanos claman por cambios previstos en los documentos rectores del partido comunista, sin embargo, el órgano oficial del PCC, Granma, publicó el 6 de mayo un artículo firmado por Carlos Luque Zayas Bazán, calificando con mordaz ironía las opiniones de un grupo de profesionales de la materia “la «bondad» neoliberal de los entusiastas consejeros”.
Neoliberalismo en Cuba es sinónimo de herejía y en el archipiélago antillano el santo tribunal funciona, no es un simple juego de retórica.
Llama la atención que la réplica de los ideólogos del PCC no identifica a los “consejeros”, tampoco reproduce sus ideas y ni siquiera ofrece una pista sobre donde tales apostasías pueden leerse.
La respuesta del único matutino de circulación nacional semeja una ráfaga de ametralladora en un cuarto oscuro. Sus argumentos acuden a Carlos Marx, la crisis capitalista de los años 30 del pasado siglo, conspiraciones de la CIA made in USA, la mafia de Miami, alcanzando la maldad sedosa de Barack Obama, cuya pretensión final era liquidar el proyecto socialista cubano.
No falta en el pliego fiscal la grave falta de sugerir experiencias exitosas en materia de crecimiento económico, aplicadas por China y Viet Nam.
Lejos de las tierras invadidas por la mala hierba, donde las vacas disidentes se niegan a dar leche, se mencionan guerrillas victoriosas que mataron a más personas que las víctimas de la pandemia, concluyendo con una épica apelación a “la inteligencia que se ha formado por el apoyo y el esfuerzo de un pueblo en rebeldía.”
Pretenden convencer a los lectores que de tales fuentes surgirá una avalancha de productos agrícolas. Al fin caerá el maná tan esperado desde hace 61 años.
Pero por qué silenciar a los profesores irreverentes. Sin dudas sus propuestas quitan el sueño a los jerarcas de los medios de difusión en el país, es decir, los dirigentes comunistas.
No estamos ante fantasmas, se trata de reconocidos economistas cubanos, viven en el país y cuentan con una larga trayectoria profesional. Sus recomendaciones son directas y con pleno conocimiento de causa, pueden consultarse ahora mismo desde Cuba en el blog de Pedro Monreal Elestadocomotal.com. Hasta hoy esta página web no ha sido bloqueada por el monopolio estatal ETECSA.
De entre varios artículos y autores, analizamos el escrito por Joaquín Benavides bajo el título Crisis económica en cuba después del Covid 19 o periodo especial después del coronavirus.
Quien fuera ministro de Gobierno en dos carteras durante los años 1980 a 1991, propone en primer lugar aplicar la tan esperada reforma monetaria, estableciendo una tasa cambiaria de 25 pesos por un dólar de Estados Unidos, eliminando definitivamente al CUC, tanto en el sistema empresarial como en la circulación.
A continuación, aborda la agricultura: “…en la Agroindustria cubana se encontrará la fuente principal de alimentación del pueblo. Pero también la fuente de la acumulación para reiniciar el proceso de desarrollo socialista. Pero para ello habría que revolucionar las formas de gestión y de financiamiento de la agroindustria.”
Valiente propuesta porque en Cuba hablar de revolucionar algo es un pecado de lesa majestad. La Revolución fue hecha por Fidel Castro hace 60 años, ¿cómo van a intentar cambios ahora?
Directo a su objeto de análisis, Benavides sugiere:
- “Aprobar un instrumento legal que autorice la creación de PYMES principalmente en la actividad agroalimentaria y que puedan incorporarse, si lo desean, las cooperativas agropecuarias”. (Léase pequeñas y medianas empresas privadas.)
Del San Benito al tronco en llamas se llega cuando escribió: “No se entiende bien como se estimula la inversión extranjera y se le teme al establecimiento de PYMES con capital de ciudadanos cubanos, con independencia de donde residan.”
- Las Cooperativas agropecuarias y de créditos y servicios serian autónomas en su funcionamiento interno y en su economía. Agrega el economista que “sus relaciones con las empresas y autoridades estatales del Ministerio de la Agricultura serán de cooperación y en ningún caso de subordinación.”
Demasiadas libertades para los que producen. La burocracia perdería sus plenos poderes, eso ni pensarlo.
- “Fijarles precios bien estimulantes a los productores agropecuarios, (…) esos precios deben tener en cuenta los precios internacionales y la tasa oficial de cambio que esté vigente después de la Reforma cambiaria.” Los agricultores cubanos serían tratados como a sus iguales de otras partes del mundo. Es un auténtico decreto de emancipación.
Otras decisiones no menos importantes exceden el espacio del presente trabajo. El lector puede informarse ampliamente en el citado blog.
¿Está loco Joaquín Benavides? Deliran sus colegas de Elestadocomotal.
Nada de eso, el experimentado exministro se queja de “una burocracia que ha desperdiciado diez años sin decidirse a actualizar su modelo económico.”
Carlos Luque responde a la anterior imputación al rehusar atribuir el retraso en aplicar las reformas “a fantasmas burocráticos e intereses creados.”
Cierto, no es una burocracia que boicotea a los gobernantes. La burocracia cubana está bien amaestrada. Hablamos de una elite en el poder, dibujada por el liderazgo histórico revolucionario, con Fidel y Raúl Castro de máximos creadores, manipulando consciente y bajo su absoluta falta de sentido común, la vida de la nación.
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