Actualizado: 18/04/2024 23:36
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Alpha 66, Exilio, Contrarrevolución

Efemérides de la Contrarrevolución Cubana

De Alpha 66 y las infiltraciones en Cuba y en el exilio de Miami

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El 16 de enero de 1981, el FBI arrestó en Cayo Maratón (FL) al militante de Alpha 66 Eduardo Herrera por su tentativa de expedición armada a Cuba junto con los refugiados del Mariel José Escobar, Florencio Fernández, Elioberto Pulido, Máximo Fernández, Ramiro Rodríguez y Jorge Acevedo. Los siete encajarían 18 meses de cárcel tras declararse culpables de posesión y transporte ilegal de armas de fuego.

En el juicio se reveló que habían sido denunciados por un informante. Florencio Fernández salió a tiempo en libertad, pero sería víctima fatal de una trifulca en el albergue de Alpha 66 el 23 de octubre de 1983. Escobar siguió encarcelado en trámites de deportación y la historia se tragó a los demás, excepto a Herrera. Su abogado defensor, Ellis Rubin, afirmaría hacia mayo de 1984 que su cliente se había encabronado tanto con Alpha 66 que dejó de militar.

La gloria que se ha vivido

Este grupo paramilitar se fundó hacia febrero de 1962 en Puerto Rico por Antonio Veciana [AMSHALE-1 para la CIA], exjefe de Acción y Sabotaje del Movimiento Revolucionario del Pueblo (MRP), quien definió a Alpha 66 como brainchild de Maurice Bishop [1] y explicó que usar la primera letra del alfabeto griego indicaba el inicio de su guerra contra Castro.

Luego de frustrarse el primero —un bazucazo, el 4 de octubre de 1961, contra la tribuna del Palacio Presidencial— de sus cuatro planes de atentado a Castro, Veciana salió de Cuba en bote y llegó a USA el 7 de octubre. El 29 de enero de 1962 recibía la aprobación operativa provisional (POA) de la CIA. En octubre de 1962, Alpha 66 se acopló con el II Frente Nacional del Escambray (SFNE) bajo el mando militar de Eloy Gutierrez Menoyo. Ya habían arrancado sus operaciones navales, el 10 de septiembre de 1962, con ataque al buque inglés Newlane en Caibarién.

La dupla Alpha 66-SFNE se enfiló dramáticamente hacia marzo de 1963 contra los barcos rusos Lvov y Baku en Isabela de Sagua y Caibarién, respectivamente, con ánimo de torpedear el pacto Kennedy-Jrushchov de solución a la Crisis de los Misiles. Kennedy honró el pacto y ordenó dar cuero a este y otros grupos belicosos de exiliados cubanos. La dupla se convirtió entonces en trío por articulación con el MRP, liderado por Manolo Ray, para emprender el Plan Omega, que por referirse a la última letra del alfabeto griego apuntaba hacia el fin del castrismo.

A tal efecto se viró de palo de incursiones pa’rumba de infiltraciones. Sin embargo, Castro había infiltrado ya a su gente en los tres grupos. Menoyo mismo terminó siendo apresado al mes de infiltrarse por Baracoa junto con tres más, entre ellos el agente del G-2 Noel Salas, quien siguió posando revolucionariamente como contrarrevolucionario en la comparecencia por TV en que Menoyo declaró: “Contra el pueblo no se puede luchar”.

Segundas partes…

Veciana colgó los guantes y se fue a Puerto Rico a promover música y deportes [2]. El trío Alpha 66-SFNE-MRP promovió a su vez el Plan Militar de la Victoria (1965) bajo la jefatura del doctor Armando Fleites, lugarteniente de Menoyo, quien protagonizaría uno de los episodios más enigmáticos de la contrarrevolución cubana: que una lancha bajo su mando había librado combate contra torpederas de Castro el 24 de enero de 1967, cerca de la bahía de Matanzas, y una de ellas apparently sank [3].

El nuevo líder de Alpha 66, Andrés Nazario Sargén, declaró que así se anunciaba otra nueva campaña militar contra el castrismo. El Instituto de la Memoria Histórica Cubana contra el Totalitarismo narra que la embarcación fue detectada por un avión y atacada por tres naves cubanas, una de las cuales “quedó fuera de combate, pero la lancha tuvo que regresar”. Así y todo, ni el G-2 ni la prensa oficial de Castro reportaron jamás esta acción.

Alpha 66 iría al reenganche con la infiltración por Baracoa (17 de abril de 1970) de Vicente “El Coronel” Méndez, quien cayó al cuarto día. Al tercero caería el capitán José Rodríguez Pérez en la infiltración por Banes (14 de septiembre de 1970). Para el 12 de octubre de 1974 fracasaba la enésima expedición armada de Alpha 66 al ser detenido José “El Chino” Fernández con seis comandos más en Gran Inagua (Bahamas).

Salvoconducto y salvar la cara

En la corte federal de Miami se abrió el expediente 75-196-CR-JE por violación de las leyes de neutralidad. Entre las cosas ocupadas a “El Chino” apareció un salvoconducto a nombre de un tal “Sgto. Luis Ramírez” y firmado por el comandante Ramiro Valdés, que rezaba:

“Para efectuar unas investigaciones en la Prov. de Oriente de orden del Buró Central. Se ruega a cualquier compañero que pueda prestarle su cooperación para el buen funcionamiento de nuestro Departamento, lo realice. Se extiende sin fecha definida”.

Antes de celebrarse el juicio, “El Chino” viajó a México a preparar un atentado contra Castro. De allí siguió a El Salvador y desapareció. Al revelarse el salvoconducto en juicio y ser interpelado por la desaparición de “El Chino”, Nazario Sargén intentó lavar la imagen de Alpha 66 con que aquel prófugo “no es un agente de la inteligencia castrista [porque] la credencial le habla sido enviada de Cuba por sus militantes [de Alpha 66] en el aparato policiaco comunista” [4].

El colmo

Aquel episodio de Cayo Maratón tuvo doble filo. Por un lado, la vieja guardia de los exiliados tenía ya que recurrir a marielitos y por otro, la inclusión de marielitos sugería que vino en relevo. Pero mientras aquellos marielitos llevaban la peor parte en la precitada acción que obedecía a otro plan más [Máximo Gómez] de Alpha 66, Bernardo Benes, extesorero del Plan Torriente, se reunía el 28 de agosto de 1981 en La Habana con el “apoderado de Castro” José Luis Padrón y tomaba nota de otro enigma contrarrevolucionario:

“Padrón tenía un mensaje para Jim Freeman, segundo Jefe del FBI en el sur de la Florida y Jefe del Departamento para Asuntos Cubanos en Miami, donde le decía [que] “el gobierno de Cuba está dispuesto a donarle 5 mil dólares para que los inviertan en obras de caridad si dejaban al Alpha 66 continuara sus actividades anticastristas” [5]. Benes acotó: “Ellos consideran que el Alpha 66 es uno de los mejores agentes que tiene el gobierno de Cuba en USA. Que desde el año 1970 hasta la fecha, a todos sus agentes infiltrados los han capturado”.

Alpha 66 continuaría su guerra contra Castro incluso con Sargén pregonando que iban a “destruir la zafra azucarera” [6]. Tal como la tarea 21 —provocar fallas en los cultivos de alimentos— de la Operación Mangosta, aquel objetivo no se cumplió por obra y gracia de la contrarrevolución, sino por obra y desgracia de la propia revolución de Fidel Castro, como parte de su ejecución magistral de otro plan más abarcador: hacer leña al país.

Coda

El cuartel general de Alpha 66 quedaría postrado en la Calle 8 (Foto) tal y como parece que quedarán también los grupos exiliares de la llamada resistencia, desobediencia civil u oposición pacífica, a no ser que esta vez tenga éxito confeccionar listas negras, poner en cuarentena viajes y remesas, y demás ademanes socorridos de la Casa Blanca con inquilino republicano.

Notas

[1] Fonzi, G.: The Last Investigation, Nueva York: Thunder Mouth Press (1993), 131. Bishop era un alias de David Atlee Phillips (1922-88), quien trabajó encubierto en La Habana (1959-60) y era experto en guerra psicológica y acciones subversivas contra Castro. En 1975 ascendió a Jefe de la División Hemisferio Occidental de la CIA. Recibió la Medalla de Carrera en Inteligencia.

[2] Veciana planificaría tres atentados más contra Castro: matarlo en Chile (1971) con una pistola oculta en cámara de televisión, darle un tiro en la cabeza con un rifle de largo alcance al hacer escala en Quito (Ecuador) de regreso a La Habana (1971) y tirarle una pelota de golf con C-4 a su paso por las calles de Nueva York (1979).

[3] Miami News, 26 de enero de 1967, 1 A.

[4] “El Alfa 66: Fernández es un patriota”, Libertad [Miami], 15 de agosto de 1975, 1. “El Chino” reaparecería en el Tribunal Contra el Imperialismo (La Habana, 1978) como testigo contra la CIA y Alpha 66. Al año siguiente recibió la Medalla XX Aniversario de la Seguridad del Estado y su historia dio para que el subteniente del MININT Luis Adrián Betancourt escribiera en dos tomos Aquí las arenas son más limpias (Letras Cubanas, 1979).

[5] Mis conversaciones secretas con Fidel Castro [manuscrito], 212 s.

[6] “Los comandos. El camino correcto”, Diario las Américas, 5 de diciembre de 1993, 12 A.


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