El 20-N y su espectro de aliados

La organización de las concentraciones para el 20 de noviembre de los corrientes en varias provincias de la república (20-N), es sin lugar a dudas un “in crescendo”, iniciado en la imposición de la Constitución de 2019, y con ella de una serie de “leyes mordaza”, que limitan aún más las libertades civiles y artísticas de los cubanos. Tales “anomalías” (leyes 35, 349 y otras) promovieron acciones desde una nueva generación de actores, que nucleados primero en el Movimiento San Isidro (MSI), y posteriormente en el 27-N, movilizaron a cada vez más sectores generacionales y poblacionales, que confluyeron victoriosa y vigorosamente en las manifestaciones del 11-J.

Martin Oppenheimer y George Lakey, en su Manual de Acción Directa (1965), ya hablaban de cómo influyen los aliados en los procesos de toma de decisiones y en las acciones posteriores. De como en la mayoría de las situaciones de cambio social hay una lucha entre aquellos que quieren el cambio, y los que no lo quieren.

Para comprender cómo se comporta ese espectro de aliados, pondremos a los marchistas del 20-N a un lado de un plano, y los que no quieren en el extremo. Por lo general, la sociedad se conforma por una serie de grupos representados en un espectro, que van desde simpatizantes a antagonistas.

Por eso, si los organizadores del 20-N, quieren afinar mejor el motor de su acción pública, pueden dividir la actitud ante el hecho en: aliados activos, aliados pasivos, neutrales, opositores pasivos y opositores activos.

En el caso del 20-N es fácil comprobar que, aunque su discurso es la búsqueda de la paz y la transición pacífica, la liberación de los presos políticos y el fin de la represión política, no todos están de acuerdo con ese acto público. Unos desde la dictadura, por no querer alterar el statu quo. Otros, desde la oposición, como Alexis Jardines y Antonio Rodiles, quienes se oponen a la marcha con el argumento, que pedir permiso al régimen, es reconocerlo (…como si no existiera).

Pero esto no es una visión en blanco y negro. Para buscar aliados Yunior García y su equipo en Archipiélago, deben encontrar los matices, y presentarles a sus compañeros de marcha sus oportunidades y amenazas. Una buena noticia, es que es innecesario que los oponentes, aunque sean poderosos, estén de tu lado y compartan tu punto de vista. Sólo es necesario identificar a los que puedan moverse en la dirección deseada, y darles los elementos para hacerlo.

Oponentes activos al 20-N: La burocracia nacional, que teme perder sus poderes con el cambio. Altos mandos del Ministerio del Interior, Fuerzas Armadas y partido comunista. Exilio burocrático, que perderá su financiamiento. Oposición egocéntrica, que perderá su protagonismo ante los nuevos actores. Trabajadores del turismo (Matanzas, Varadero, Morón, Trinidad), acomodados en medio de la pobreza generalizada, el Cordón rojo de La Habana (los campesinos millonarios de Mayabeque y Artemisa).

Oponentes pasivos: Los soldados de seguridad y el ejército. Se saben necesarios en cualquier circunstancia y aunque son la cara de la represión, van por obligación, y llegado el momento pudieran convertirse primero en neutrales, más tarde en aliados pasivos y si los marchantes no los atacan, en aliados activos. Manejadores de la trama económica de la dictadura, aunque opuestos al cambio, intentarán desmarcarse de la represión. La burocracia media del partido y el gobierno, que deberá esperar instrucciones de cómo actuar.

Neutrales: La burocracia baja. El lumpenproletario. Los cuentapropistas. El exilio económico.

Aliados pasivos: Intelectuales y artistas encumbrados. Profesores universitarios. Burocracia empresarial.

Aliados activos: Las clases medias, se incluyen profesionales de sectores productivos y creativos. Las zonas urbanas y los cordones obreros. La generación nacida después de 1985, desvinculada en conciencia de los llamados beneficios de la dictadura, y sin futuro. Los manejadores de las nuevas tecnologías de la información. Agentes de cambio dentro de la dictadura, moderaran el escenario de acuerdo a su visión. La oposición en general. El exilio patriótico.

Coda

El 20-N, es un escenario complejo, y los organizadores puede ganar la apuesta del 20-N, si atraen a suficientes grupos de la sociedad que den un paso en dirección deseada. Recalcamos que los activistas a menudo tienen la idea errónea de necesitar el apoyo de todos, dentro del espectro (esto lleva a la desesperación).

De igual manera, es un gran triunfo si se puede mover un grupo del extremo opuesto del espectro al lado del activismo. Sin embargo, por lo general no es necesario mover a los oponentes un paso hacia usted con el fin de ganar, a pesar de que eso pudiera acelerar la victoria.

Por último, esta misma creación de escenarios, y su interrelación, ocurre ahora mismo en todas las instituciones del Estado y la dictadura.

© cubaencuentro.com