Actualizado: 23/04/2024 20:43
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Economía

El desastre que viene

Un año después de la devaluación del dólar, Castro confirma que no cabe esperar un modelo 'a lo chino' en el último tramo del régimen.

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Frenando el progreso

Los analistas temen una nueva ola de "nacionalizaciones" y confiscaciones, que aparece una vez más como el único instrumento del castrismo para frenar cualquier progreso de la sociedad civil en Cuba y dinamitar el nacimiento del mercado.

Experiencias anteriores, desde las primeras nacionalizaciones en los años sesenta, han mostrado que el tipo de reacción más esperado por la sociedad cubana es la desafección hacia el régimen, con nuevas olas de exiliados. La destrucción de cualquier yacimiento de capital por el sistema castrista no sólo obedece a una estrategia política e ideológica que tiene sus cimientos en el programa mismo de la "revolución", sino a la necesidad de utilizar cualquier fuente de riqueza productiva generada por la iniciativa privada para satisfacer la voracidad de control y centralidad del sistema estalinista ideado por Castro en la Isla.

En tales condiciones, la evidencia del último discurso del comandante confirma que no cabe esperar un modelo a lo chino o vietnamita para el último tramo vital del castrismo. En tales condiciones, la economía cubana ya no sólo perderá medio siglo, sino que muy pronto verá cómo se sacrifican también otros 50 años en defensa de unos ideales en los que ya nadie cree.

Notables reformas habría que introducir para dar solución a este grave problema, pero éstas se encuentran lejos de la agenda de las autoridades. Es hora de que se abandonen los experimentos a corto plazo y se implemente una estrategia adecuada para que la economía cubana vea la luz y pueda sacar provecho de sus potencialidades.

Ni las estrechas relaciones comerciales con Venezuela van a servir para que la economía cubana salga del atolladero. La consecuencia no será otra que más miseria, más pobreza y más falta de oportunidades para los cubanos. Mucho tememos que las acusaciones de corrupción del castrismo sean una cortina de humo para esconder asuntos mucho más graves.


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