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Epidemia, Coronavirus, Sociedad

El enfoque cubano para combatir el coronavirus

¿Cómo falla la estrategia del gobierno cubano para solucionar la crisis del coronavirus?

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El coronavirus ataca a la humanidad en este año 2020. La diferencia con sus homólogos no está en su letalidad, como nos hacen creer. Está en la forma de combatirlo, mas cercano a los cuentos del Decamerón, que a las postmodernas y pragmáticas tesis de la proyección social y comunitaria. Las primeras bajas de este pensamiento, fueron los articulistas lanzados a escribir diarios sobre el “encierro”. Rápido y bien comprendieron que eran temas pedestres, y tampoco tenían el genio de Giovanni Boccacio.

La segunda víctima fue la sociedad global. Ella asumió las herramientas de la dictadura comunista, propia del modo de producción asiático (Egipto, Babilonia, India, China), donde las “condiciones” imponen la unidad de la comunidad para empresas comunes. El ejemplo fue Wuhan, una ciudad de 10 millones de habitantes, epicentro de la explosión viral, bloqueada durante meses por el gobierno central de Pekín y donde supuestamente se resolvió el problema con una ingeniería anti natura. El aislamiento social.

Casi de inmediato muchos países atacados por el virus, asumieron la misma postura antigregaria, como forma de lidiar con el “animal”, sin comprender que la covid-19 podría esperar tranquilamente a las puertas de la muralla, hasta que se abrieran. De hecho, luego de perder meses de trabajo y socialización, en cuanto se dio una pequeña apertura, la bestia, reapareció.

Se eximen de este comportamiento de “plaza sitiada”, a suecos, neozelandeses, coreanos y nipones, quienes resolvieron a tiempo e inteligencia el problema.

Sin embargo, la capital de Cuba, vuelve desde principios de agosto y luego de un respiro de dos semanas a la cuarentena, y al enclaustramiento. Muchos colegas perciben que el gobierno utiliza la pandemia como mecanismo de control social, ante la severa coyuntura que vive el país. Pero, dando el beneficio de la duda, analicemos el mecanismo que profundizan los problemas nacionales.

¿Cómo falla el enfoque estratégico del gobierno para solucionar la crisis del coronavirus?

La Isla tiene amplia experiencia en manejar este tipo de crisis de salud pública, por ubicarse en el cordón tropical y ser terreno fértil de enfermedades respiratorias y otras endémicas por características geográficas y de clima. Por ejemplo, en 1981, entre mayo y agosto enfermaron de dengue hemorrágico (den-2) 344.203 personas y murieron 158 de ellas. Ni en esa oportunidad ni en otras, mucho mas dramáticas que el actual coronavirus, se tomaron medidas tan severas de enclaustramiento y aislamiento social, y uso del nasobuco. ¿Por qué ahora?

Percepción de viejos

Se dice que en Cuba gobierna una gerontocracia, y este es un ejemplo del proceso de toma de decisiones. Combatir un virus, encerrado durante meses es un absurdo contra natura, pensado por y para un servicio de geriatría. Los ancianos son los más capaces para mantenerse aislados disciplinadamente. El hombre vive en sociedad, y mientras más joven, más importancia da a las relaciones humanas y a las actividades sociales y al aire libre. Trabajar, estudiar, tener relaciones sexuales, divertirse, socializar, mostrar afecto, procrear, es cosa de jóvenes. Solos los viejos pueden “pasar” de esas necesidades, sin preocuparse. Solo a los viejos les preocupa la muerte. Gracias a eso el “famoso” Dr. Durán (68), pudo decir la antológica frase, “el nasobuco llegó para quedarse”. ¿Cuántos adultos jóvenes apoyarían esas palabras?

Método de gobierno autoritario

Cuba, ni su gobierno comunista, optaron nunca previamente por una cuarentena, más allá de los dos o tres días que dura el azote de un huracán. Cerrar el país, ciudades, carreteras, pueblos, barrios y casas, a “cal y canto”, es un absurdo, ajeno a nuestra cultura e idiosincrasia. Solo en la mente enfermiza de un dictador, o en una sociedad incapaz de rebelarse contra esa impertinencia, se puede imponer ese método.

Visión poco solidaria con los menos favorecidos

Ni los países más productivos hicieron bien en cerrarse ante el coronavirus. Pero pragmáticamente, pudieron darse ese lujo. Tienen economías sólidas, de largo aliento, y poderosos sistemas de seguridad social, que le permiten apoyar a sus ciudadanos menos favorecidos. Pero para un país pobre, las soluciones son diferentes. El cierre de la economía informal o precaria, aumenta los niveles de pobreza social. El sacrificio de las otras consultas médicas, crea un “colchón” de enfermedades en los extremos de los grupos etarios (niños y ancianos). El proceso de gestión del conocimiento se cierra o por lo menos se obstaculiza para una generación de niños y adolescentes en particular.

Instrumentada por medios de comunicación internacionales

Aun se recuerda las frases de los medios repitiendo las imágenes de personas que caían muertas en la calle, como si de zombis se tratara. De médicos decidiendo a quien salvaban, si a zutano o a mengano. Imágenes de terror que recorrieron el mundo. En la realidad no fue tan así. El ejército chino levantando un hospital en siete días. Y un largo etcétera, que llega al parte diario de enfermos y muertos en nuestros informativos, como si de una guerra tratara. Son los medios de comunicación responsables de la histeria colectiva a nivel global y por extensión a Cuba.

Coda

Aquellos que pedían en el mes de febrero cerrar escuelas y aeropuertos, seguro verán ahora con otros ojos el problema. Los ciudadanos deben ser más cuidadosos, e informase mejor, antes de presionar a sus sociedades para tomar decisiones, que trajeron más problemas que los que pensaron resolver.

Parafraseando el proverbio hindú, cuando se le cierra las puertas al coronavirus, hasta la medicina puede quedar fuera. Y ese es el fallo en el enfoque estratégico. ¿Cuánto tiempo necesitan los gobernantes cubanos para comprender que el aislamiento social no es la solución del problema?


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