El espejo cubano
Entendidos y profanos se ponen de acuerdo en una cosa sobre el socialismo venezolano: comienzan a ver una película que no es estreno.
Mayonesa, ketchup y las polémicas sardinas, entre otros alimentos, pueden hallarse en estanterías —llamativamente rotuladas con el nombre de "productos venezolanos". Los precios son ligeramente inferiores al resto de sus similares.
Recién el gobierno anunció que los cortes de electricidad habían sido reducidos al 90% y que el crudo nacional estaba respaldando el 50% de la generación eléctrica.
Venezuela despacha a Cuba unos 100.000 barriles diarios de petróleo, como parte de los intercambios a precios preferenciales y con créditos a largo plazo.
Ese paquete energético la Isla lo compensa con más de 25.000 médicos y paramédicos en el país sudamericano, entre otros servicios.
La masiva ayuda médica a los venezolanos genera malestar en algunos. En el catálogo de chistes figura aquel en que un enfermo cubano procura un pasaje para Venezuela con tal de ser curado allí.
"Todavía hay mucha pobreza, lo que sí el dinero vale, y la gente cuando lo tiene, compra y compra. Yo pude traerme muchas cosas que jamás las tendría aquí con mi salario", refiere un médico cubano que pasó tres años en la Amazonía venezolana conviviendo con indígenas que "no sabían qué era ponerse una vacuna".
¿Socialismo con dólares?
A muchos en Cuba los seduce la jovialidad del mandatario venezolano y hasta disculpan sus excesos verbales contra figuras del mundo político.
"El tipo se las canta a cualquiera", dice con entusiasmo el carnicero de la foto. "Ojalá que aquí tuviéramos socialismo con dólares. ¡Uff!, sería la vida".
Sin embargo, la mayoría está de acuerdo con que Chávez no debería calcar el modelo cubano.
"Mejor que se parezca más a ellos y menos a nosotros", recomienda una modista que trabaja en un atelier estatal. "Ya lo dijo Raúl, el que imita fracasa".
© cubaencuentro.com
